Un vaso de agua

Un vaso de agua

Mairam Alejandra Valencia Hau

Hablar de los aluxes siempre había sido un tema al cual en casa se debía hablar con respeto, no con miedo. Aunque el tema de la existencia de estos seres es un misterio para mi abuelo son unos buenos cuidadores, y como no creerle a el, que pasó su vida en las milpas de su padre.

Puedo contar una de las tantas historias que he escuchado de mi abuelo, esta en especial ocurre en un lugar muy conocido para mí, mi casa:

“Para que te dejen tranquilo debes pedirles permiso de estar aquí, ellos no saben que son los dueños y por eso se manifiestan” dijo mi abuelo aquella vez que mis papás estaban preocupados por cosas extrañas que pasaban dentro de nuestra casa un año después de habernos mudado: las ollas se caían de la cocina, huellas de pequeñas manos en la parte superior de las paredes y lo más alarmante para mis padres era un vaso de agua en una esquina de la casa.

De pequeña había estado dejando el vaso y mi respuesta fue que “tenían sed”. Ahí es cuando mi abuelo supo que eso debía ser acto de los aluxes. Así que fue al patio y como todo un experto aventurero, no se mostró asustado, pidió un cigarrillo y agua, luego construyó una casita pequeña al final del terreno y la cerró. No sabemos con exactitud cuáles fueron sus palabras, nunca las dijo en español sino en maya y para nuestra infortuna no sabemos el idioma.

Lo que si es certero es que luego de ese día no volví a dejar en aquella esquina un vaso de agua.

Análisis cultural

Para los agricultores de las áreas mayas, los aluxes, seres mitológicos, eran sus protectores de la milpa, pues se encargaban de hacer crecer los cultivos, atraer la lluvia y espantar a los intrusos.

La lengua maya está muy presente en tierras mayas, así como mi abuelo, muchas personas utilizan el idioma para ritos, rituales o en la vida cotidiana. En lo personal, lo escucho por las calles en mi pueblo, en el transporte público o en mi familia.

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