Una ciudad con ecos de eternidad
Enviado por Daniel Mendez • 17 de Enero de 2017 • Informe • 879 Palabras (4 Páginas) • 235 Visitas
Una ciudad con ecos de eternidad
Para millones de personas, Jerusalén es sagrada, un lugar del mundo y del más allá. Por Kennet L. Woodward[pic 1]
Un hombre, advirtió Jesús, no puede servir a dos amos. Pero Jerusalén es piedra y suelo sagrado para judíos, cristianos y musulmanes por igual. Un lugar en el mapa como cualquier ciudad, Jerusalén existe más vívidamente, más poderosamente, imaginación religiosa. Allí, lo que ya ha ocurrido en el tiempo –la construcción en el Templo de Salomón, la crucifixión de Cristo, la ascensión del profeta Mahoma– es también promesa de lo que está por venir, “cuando el tiempo ya no exista”. De todas las ciudades de la tierra sólo Jerusalén es considerada el sitio de redención y del juicio final. Por esa única razón inspira al fanático. Es una carga que una administración meramente civil no debería llevar sobre sus hombros. Pero Jerusalén parece estar siempre buscando alivio a la tensión política, y hacer honor al significado de su nombre: Ciudad de Paz
Los judíos tienen la identificación más antigua con la ciudad, y tienen de testigo a la Biblia, que menciona Jerusalén 667 veces. Al fondo está la Promesa de Dios y tierra y progenie a Abraham, su obediente siervo. En el Libro del Éxodo, una promesa toma la forma de Canaán –la Tierra Santa– para las tribus errantes de Israel. El Rey David hizo a Jerusalén su capital y allí, hace 30 siglos, Salomón construyó el primer templo. El exilio de los judíos a Babilonia hizo el anhelo por Jerusalén más intenso. “Si os olvido, oh Jerusalén”, escribió el autor del Libro de los Salmos, “Que se marchite mi mano derecha”. Un segundo templo fue construido por el rey Herodes, y destruido por los romanos en el año 70 d. C. Lo que queda del muro occidental es ahora el santuario más sagrado del judaísmo. Jerusalén, escribió Abraham Joshua Heschel tras la ocupación israelí de la ciudad en el 1967, es “Una ciudad de testimonio, un eco de eternidad”. También es ciudad de espera, el lugar donde el Mesías, cuando llegue, reconstruirá el templo. Morir en Jerusalén, según los judíos devotos, es asegurar la redención.
Para los cristianos, el Mesías ya llego y la redención se ha cumplido en la persona de Jesús. Jerusalén es donde el sufrió, murió y volvió a levantarse en gloria, y a donde regresará para juzgar a vivos y muertos. También es donde se celebró la Ultima Cena y donde, en Pentecostés, nació la Iglesia. Como un lugar para peregrinaje cristiano, Jerusalén no tiene igual.
Mapas medievales la sitúan al centro del universo (como lo hizo Dante), y las pinturas muestran Jerusalén medieval descendiendo como la ciudad celestial por venir. Hoy los peregrinos pueden tocar la roca don Jesús fue crucificado y la tumba donde fue enterrado. La cruz desapareció, pero en la iconografía cristiana sigue siendo el axis mundi, el eje que conecta la tierra con el cielo en el sagrado drama de la redención.
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