VERDUGOS DE SUS PROPIOS DESTINOS

VERDUGOS DE SUS PROPIOS DESTINOS

Por Beltran Vallejo

Hay principios políticos que se vuelven dogmas y que a la larga terminan cumpliendo el papel de verdugos de la esperanza, y en lo que concierne al análisis en cuestión, los principios del centralismo, el controlismo y el de la unidad plena terminaron quitándose la esperanza a los sectores populares y llevándolos por los caminos de las miserias. Un retorno a no creer en nada, lo que implica el naufragio y el caos. Que es la revuelta indígena Zapatista , el levantamiento social en Oaxaca y la protesta política contra el fraude en Lòpez Orador, la revuelta Argentina contra el Corralazo y los disparos ante la tumba de Peròn. Que es la incertidumbre o la tristeza nacional y las fiestas necrofilias en Miami por la desaparición física de Fidel Castro.

Todo este epilogo de las ansias justiciera de los pueblos tuvieron su comienzo cuando se privilegió la concentración del poder sobre todas las cosas, fundamentalmente a través del Estado, gran hegemòn que mantuvo su ADN burguès, semilla que circulaba en todas sus instancias administrativa y en su andamiaje econòmico por las carencias en las periferias administrativas y regionales, y esto generò gestan gran atracción por el centro del Poder. Las respuestas, las soluciones y la sobrevivencia estaban en el centro del Estado. En la Direcciòn Nacional del Unico Partido y sobre todo en las manos del gran Líder. Los partidos Unidos de la Revoluciòn se establecieron como una estructura fortificada, definidos dentro de una clara estrategia militar, pero con el transcurrir del tiempo fueron construyendo muros que los separaban del clamor popular. El objetivo biopolìtico, concatenado con la misma dinàmica del Estado Centralista y personalizado, era la transferencia de Poder de las bases partidista o de los entes regionales y locales hacia el centro, el centro hecho un hombre, pero paradójicamente fueron al mismo tiempo aislàndose de los intereses del pueblos para terminar en la traición a las propuestas originales de redenciòn social que les dieron sngre, sudor y làgrimas a estros proyectos polìticos y a la magia y fortaleza carismática de los liderazgos que los encarnaron. No habìa nada que buscar en las regiones ni en las difereñncias regionales y locales del Partido Unico ni en las respectivas administraciones perifèricas del Estado, igualmente cualquier independencia o autonomìa, o simplemente contradicción o pataleo, fueron concedidos como imprudentes, improcedentes e indeficientes y sobre todo como desleales. Cuando sectores no sumisos de estos movimientos intentaron salir con su carga de criterios polìticos distintos, con sus ganas de mayor autonomìa, fueron duramente tratados. Los jefes màximos les decían, ustedes no son indispensables y por eso no hacen falta,

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