VICIOS DEL LENGUAJE
Enviado por amanecer89 • 25 de Octubre de 2012 • 3.282 Palabras (14 Páginas) • 1.241 Visitas
INTRODUCCION
El lenguaje o comunicación, como sabemos, es una de las competencias inherente a la vida del hombre que le permite relacionarse con los integrantes de su comunidad inmediata y con la sociedad en general. Por tanto, es muy importante que la persona se interese en emplearlo con la mayor precisión posible, es decir, que llegue al interlocutor sin ambigüedades ni redundancias o expresiones carentes de sentido.
Los vicios de lenguaje se considera como al inadecuado empleo del vocabulario que esto dificulta la mala interpretación de un escrito, existen muchas personas que tiene muy mala dicción y un vocabulario muy pobre y esto hace que los vicios de dicción aumente y que siga destruyendo el lenguaje. Algunos escritores opinan que estos vicios enriquecen el idioma pero no consideran que este uso ha llegado demasiado lejos y cada vez se vuelve más y más común desplazando así a las palabras o expresiones correctas produciendo que esto vaya aumentando cada día más. Suele pasar que muchas personas por ignorancia, descuido, o inercia alteran la esencia del idioma o emplean formas inadecuadas para comunicar sus mensajes. Cuando tales hechos se convierten en costumbre y toman carácter general se constituyen los vicios de lenguaje.
Entre los vicios más frecuentes, se encuentran las alteraciones que van en contra a la corrección, la claridad o el adecuado uso de las formas idiomáticas como son los solecismos, cacofonías barbarismos, anfibologías, extranjerismos, hiato, idiotismo, neologismo entre otros más.
VICIOS DEL LENGUAJE
¿QUÉ SON LOS VICIOS DEL LENGUAJE?
Los vicios del lenguaje son usos o formas incorrectas de hablar o escribir.
ANFIBOLOGÍA
La anfibología es el empleo de frases o palabras con más de una interpretación. También se la llama disemia (dos significados) o polisemia (varios significados) aunque estrictamente hablando una polisemia no es siempre una anfibología.
Una anfibología puede dar lugar a importantes errores de interpretación si se desconoce el contexto discursivo del enunciado anfibológico, también suele ser un recurso para sofisticar.
Una característica casi constante de las anfibologías es la ambigüedad.
Ejemplos:
Mi padre fue al pueblo de José en su coche (Texto anfibológico) ¿En el coche de quién?
Mi padre fue en su coche al pueblo de José.
Mi padre fue al pueblo de José en el coche de éste.
Se vende mantón para señora de Manila (Texto anfibológico) ¿Quién es de Manila? ¿se trata de un típico mantón de Manila o, por el contrario, de una mujer de Manila?
Se vende mantón de Manila para señora.
El perro de Mozart (Conocido título de una canción de Leo Maslíah) ¿Se refiere a que Mozart tenía un perro o que lo es?
El cerdo del niño (¿El cerdo es del niño o el niño es como un cerdo?).
Se considera que en muchas "mancias" (supuestas artes adivinatorias) uno de los recursos que se dan como respuesta a los consultantes son anfibologías, por ejemplo una respuesta del Oráculo de Delfos podía ser de esta clase: «¡vencerás no morirás!» (la cuestión aquí es dónde debe estar la coma ya que el significado cambia diametralmente si se pone la coma en «¡vencerás, no morirás!» ó si se pone en «¡venceras no, morirás!», en el primer caso se sugiere la victoria del que hace la consulta, en el segundo la muerte del mismo; las llamadas artes adivinatorias suelen manejar estas ambigüedades -es decir anfibologías- para acertar siempre -por opuestas que sean- en el enunciado de sus predicciones.
El crimen de Juan este tipo de frase es aún hoy una anfibología bastante frecuente sobre todo en los medios de difusión masiva en español ya que no queda claro si «Juan fue víctima del crimen» ó (si por lo contrario) «Juan fue el que cometió el crimen».
BARBARISMO
Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de la lengua española (DRAE) de la Real Academia Española (RAE), «es una incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios».1 El concepto de barbarismo puede también incluir extranjerismos no incorporados totalmente al idioma; se trata de un caso particular de barbarismo en su primera acepción.
Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a la prosodia, morfología o sintaxis.
Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los órganos reguladores normativos, ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la literatura; p. ej.: control (del francés contrôle), hoy aceptado y antiguamente considerado barbarismo.
Ejemplos de expresiones que pasan por barbarismos son:
abajar por bajar
accesar por acceder
aereopuerto o areopuerto por aeropuerto
aigre por aire
almuhada por almohada
ambos dos por ambos
amolestaciones por amonestaciones
andé por anduve
bisted por bistec
cabo por quepo (del verbo caber)
captus por cactus
cóptel por cóctel
cuete o cobete por cohete
delicuente por delincuente
dentrar por entrar
descambiar por cambiar (cuando se refiere a dinero)
descomponido por descompuesto
dividible por divisible
embraye, embrage, o embriague por embrague
erupto por eructo
estuata por estatua
excena por escena
excenario por escenario
excribir por escribir
Otros barbarismos serían los casos de palabras que deben escribirse separadas; por ejemplo, la expresión osea, que debe escribirse o sea.
CACOFONÍA
La cacofonía es el efecto sonoro producido por la cercanía de sonidos o sílabas que poseen igual pronunciación dentro de una palabra o en palabras cercanas en el discurso. Según Ayuso: "las cacofonías son sonidos repetidos que maltratan los oídos".1 Se emplea a veces como recurso literario.
Etimológicamente es un cultismo del griego κακοφωνία, que significa malsonante, de κακός (horrendo, desagradable), y φωνή (sonido).
La mejor forma de detectarlas es leyendo el texto en voz alta. Algunas técnicas para corregir las cacofonías son:
pasar al plural algunas de las palabras
usar sinónimos
cambiar el orden de las palabras para distanciar los
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