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VIGENCIA Y PROSPECTIVA DEL FEDERALISMO MEXICANO: NUEVA RELACIÓN ENTRE FEDERACIÓN, ESTADOS Y MUNICIPIOS


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2022  •  Apuntes  •  5.764 Palabras (24 Páginas)  •  74 Visitas

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CAPÍTULO CUARTO

VIGENCIA Y PROSPECTIVA DEL FEDERALISMO MEXICANO: NUEVA RELACIÓN ENTRE FEDERACIÓN, ESTADOS Y MUNICIPIOS

  1. CONCEPTO

Explicar el federalismo mexicano nos conduce a reflexionar sobre su significado, que deriva de los términos latinos fondos, -eris, que se traducen como pacto, unión o alianza entre partes, y si se refiere a Federación, comprende la unión de estados vinculados por afinidades históricas y geográficas, como lo fueron las enti- dades, que de acuerdo con el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana de 1824 resultaron de las antiguas provincias e inten- dencias que funcionaron a partir de 1787, siendo virrey don Ma- nuel Antonio Flores.

  1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La insurgencia acondicionó la conciencia de unión nacional, que dibujó el primer mapa de la libertad integrado por el Consti- tuyente que empezó a funcionar desde el 17 de junio de 1823 hasta el 3 de febrero de 1824.

El Constituyente escuchó las voces de aquellos hombres po- seedores de un pasado común, de grupos étnicos y lingüísticos que deseaban la unión de las provincias, idea anhelante que entu- siasmaba a los mexicanos en aquella transición libertaria que vis- lumbraba a los estados como entidades de fortaleza, tal como lo apreciamos en la ley del 8 de enero de 1824, que fue la base para

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establecer las legislaturas constituyentes particulares, en las pro- vincias que fueron declaradas como estados de la Federación.

La división territorial nacida de la Independencia fue determi- nada primero por el Acta Constitutiva de la Federación Mexica- na, del 3 de febrero de 1824; y en definitiva, la nueva división territorial la fijó la Constitución promulgada el 4 de octubre de 1824, que comprendió 19 estados y cuatro territorios integrantes de la Federación mexicana.

No olvidemos que la Federación mexicana fue constituida por la fuerza de las provincias, donde se gestaron las ideas de inde- pendencia, patria y libertad.

La unión nacional es una expresión de acercamiento y cohe- sión de intereses comunes que teóricos como el filósofo ginebri- no Juan Jacobo Rousseau han denominado “pacto social”, creado por la voluntad general, que sólo acontece cuando se reúnen par- tes iguales con absoluta autonomía de su voluntad para acordar su destino, la preservación de su patrimonio histórico y la elec- ción de un mandatario que como gobierno sea ejecutor de las decisiones de las partes integrantes.

La creación formal de la nación mexicana fue la culminación de una lucha que se libró ideológicamente en el primer Congreso Constituyente, superando así el centralismo virreinal que durante trescientos años se implantó en la Nueva España; por esto, en el momento de la definición del nuevo estado mexicano se planteó la alternativa del federalismo como una oportunidad de fortaleci- miento estatal e incluyente de la corriente liberal, que procura- ba el desarrollo económico vía capitalismo, o bien el triunfo del centralismo, que preservaba las viejas instituciones de la Colonia española.

En aquel momento de transición entre dominio y libertad, de Nueva España a Estado mexicano, destacaron impugnadores del Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, como fray Servan- do Teresa de Mier, diputado constituyente por Nuevo León, quien el 13 de diciembre de 1823, en su discurso ante el Congreso, de- fendió al centralismo y repudió al federalismo, manifestando: “al

pueblo se le ha de conducir no a obedecer. Sus diputados no son los mandaderos... para tan bajo encargo sobraban lacayos en las provincias”.

El criterio de fray Servando Teresa de Mier fue históricamente el que se impuso al de Miguel Ramos Arizpe, ya que proponía un federalismo en la forma y un centralismo en el fondo, que es lo que hemos sido desde 1824.

Se atribuye al diputado constituyente por Jalisco, Juan Caye- tano Portugal, el mérito de conciliar la idea federal de Montes- quieu con el federalismo estadounidense, cuando en la tribuna constituyente afirmaba: “en este sistema la representación de la soberanía, no está toda en el Congreso general, sino una porción en éste y la otra en ejercicio legislativo de la misma soberanía y este ejercicio está repartido entre el Congreso general y los con- gresos de los estados”.

Con esta esencia de concurrencia de soberanías se instituyó el federalismo mexicano en 1824. Sin embargo, una vez implanta- do el federalismo con la Constitución de 1824 se iniciaron los primeros tropiezos, debido a la inexperiencia de los gobernan- tes en la administración pública y a la ambición del control del poder por parte de monarquistas, republicanos, militares, entre otros factores reales que interactuaron entre una población ma- yoritariamente desinteresada en los asuntos públicos, con un pro- fundo grado de analfabetismo, una pobreza lacerante y una ex- plotación irracional que sufrían en las haciendas y ranchos.

Como Estados Unidos de América e Inglaterra apreciaron la unidad y fortaleza de la nación mexicana, recientemente consti- tuida durante el gobierno de Guadalupe Victoria, reconocieron la Independencia de México, y la unión federativa se proyectaba hasta las regiones centroamericanas; sin embargo, se detuvo por la oposición estadounidense, cuyos políticos sabían de las pre- tensiones de Simón Bolívar, de hacer una alianza ofensiva y de- fensiva de los pueblos de América contra la mala voluntad de los imperios del viejo mundo.

Las luchas entre facciones caracterizaron al siglo XIX, en cu- yo escenario aparece Anastasio Bustamante y Antonio López de

Santa Anna, quienes hicieron cambios al sistema político y ejer- cieron el poder a través del sistema centralista, que integró a mu- nicipios y a estados bajo un solo mando y control administrativo y político.

Hemos dicho que cuando imperó el centralismo, el país su- frió los desmembramientos territoriales de mayor extensión en la historia de las divisiones territoriales, como aconteció el 2 de fe- brero de 1848, cuando se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, en el que México tuvo que ceder al vencedor estadounidense los territorios de Texas, Nuevo México y Alta California, que repre- sentaron dos millones cuatrocientos mil kilómetros cuadrados, más de la mitad del suelo original, con el que México surgió a la vida independiente.

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