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Vale la pena defender una cultura


Enviado por   •  22 de Mayo de 2017  •  Ensayo  •  1.129 Palabras (5 Páginas)  •  274 Visitas

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¿VALE LA PENA DEFENDER UNA CULTURA?

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JENNIFER POLIANA OSPINA CARMONA

UNIVERSIDAD CATÓLICA LUIS AMIGÓ

PROGRAMA DE PSICOLOGÍA

MANIZALES

2017

¿Vale la pena defender una cultura?

Se defiende lo que se ha conquistado

y se lucha por lo que se desea.

La cultura no es solo un estilo de vida, la cultura no es satisfacción solamente. La cultura es un derecho y  como tal, podemos acceder a ella. Años de cultura, años de creación, de transformación  del entorno en que vivimos; de construcción de mundos posibles, soñados o imaginados, nos avalan. El hombre ha construido paisajes, ciudades, mundos paralelos llenos de fantasía, vidas nuevas en las que se ven reflejados, crecidos, nuevos. Nadie ha podido impedirlo; nada ha podido detenerlo. Y nadie podrá hacerlo ni exigirle que renuncie a ello. Creo en la cultura como fuente de alegría y como motor de cambio una muestra de esto la tenemos en la lucha que han dado nuestros pueblos indígenas (Colombia) para ser reconocidos y pertenecer al territorio nacional. Por eso se reclama como un derecho frente a la pasividad de quienes la ven fallecer o extinguirse gracias al conflicto de los que opinan que no es un bien necesario, que es un lujo y que ella es la culpable de muchos gastos realizados para el bien de unos pocos; que hay otras cuestiones prioritarias en nuestras ciudades y que hay que prescindir de sus servicios en épocas de escasez.

 Todo este proceso comenzó en los años 40 del siglo anterior cuando se forjaron 3 tendencias de análisis que forjaron la antropología colombiana.

Correa (2006) afirma que Entonces confluía el interés del gobierno y la orientación académica de los profesores europeos que formaron las primeras generaciones incorporando las orientaciones de la etnología francesa, el culturalismo, el particularismo histórico y el relativismo norteamericano. A partir de ello, la naciente antropología colombiana se ocupó de prolijas descripciones etnográficas sobre las «tribus» indígenas que permitieron a los primeros etnólogos argumentar la diversidad socio-cultural (p.17) 

Acto seguido se reconoce la marginalidad de dichas poblaciones de los beneficios que tiene la moderna sociedad, los pueblos indígenas le reclaman al estado la inclusión en la sociedad para contribuir a la formación de la nacionalidad. Se consideró entonces, que los indígenas debían ser incorporados a la construcción de una nación justa, progresista y democrática. Fue allí donde nació la primera tarea del etnólogo investigar cómo estaba llevando se a cabo este proceso de inclusión nacional, lo que dejo en evidencia que los indígenas estaban incluidos en clases minoristas o proletariados; ellos estaban dentro de la sociedad trabajando como peones, sirvientes, obreros, cocineros lo que llevo a estos personas a ser individuos marginales y deculturados pues ya no pertenecían ni a su cultura tradicional ni a la cultura nacional del país.

Para la década de los 70 se comenzaron a fortalecer los movimientos obreros, de los estudiantes, de los maestros y es allí mismo cuando se expandió la formación antropológica en las universidades lo que dio pie para crear el “Comité de Solidaridad con la Luchas Indígenas que apoyó la recuperación  de sus tierras y el reconocimiento de resguardos, el ejercicio de sus autoridades, su educación y cultura” (Correa, 2006, p.22)

La concientización del estado que tenía que resolver los problemas de la población indígena transformó las labores del ICAN, estas labores incluyeron en primer lugar, estudios en ciencias sociales, ciencias naturales, ayudas prácticas como el entrenamiento en enfermería, la capacitación en atención primaria en salud. En segundo lugar, la ayuda económica y técnica con el fin de alcanzar una independencia de los indígenas con respecto de las entidades y finalmente, la educación.

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