Valor del dinero en el tiempo caso Venezuela

Ingeniería en mantenimiento industrial

Cesar Guevara

C.I.:28.392.087

IX semestre

Valor del dinero en el tiempo caso Venezuela

La economía venezolana acumula en los últimos 4 años una caída abismal del pib cercana a 40%, en un cuadro de escasez que no solo perjudica a las organizaciones por la falta de insumos, materias primas y bienes de capital importados, sino a la población generalmente que hoy dedica buena parte de su tiempo de vida a la averiguación de bienes fundamentales para la permanencia. El Banco Central de Venezuela (bcv) se ha quedado sin reservas de todo el mundo operativas, en un entorno en el cual los menguados ingresos petroleros por el momento no alcanzan para cubrir la pesada carga de obligaciones financieras externas heredadas de la bonanza, que aproximadamente se han comido 45% de las exportaciones anuales de la economía a lo largo de los últimos 4 años. Para cubrir el desequilibrio externo, el regimen de Maduro ha recortado las importaciones (en todo su espectro de bienes y servicios) en casi 76% en el mismo lapso. Con inmensas problemas para cubrir la demanda interna de divisas, el tieso mecanismo de control de cambios que ha regido el territorio a partir de 2003 ha colapsado y, a partir de septiembre del año pasado, la economía se ha quedado sin mercado cambiario legal u oficial y a merced de un mercado paralelo no legalizado, cuya tasa de cambio ha adquirido un comportamiento explosivo.

 La zona externo no es el exclusivo en inconvenientes en Venezuela. La economía atraviesa una crisis fiscal como consecuencia de la pesada carga de la deuda externa acumulada, de la caída de las ganancias petroleros y de la no menos fundamental caída de las ganancias de procedencia no petrolero, que fueron erosionados por la inflación. El territorio ha entrado en un proceso de hiperinflación que, según los datos del índice de costos que publica la Asamblea Nacional, movió los costos en el último trimestre de 2017 a una tasa promedio mensual de 62%. El proceso de aceleración inflacionaria, que retrospectivamente se remonta a fines de 2012, ha destruido por completo con los logros transitorios y cíclicos de los programas de desarrollo social de la Revolución Bolivariana. En solo 2 años, entre 2015 y 2016, 10 millones de individuos fueron enviadas al casillero que se sitúa por abajo del umbral de pobreza, y conforme el plan Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), alrededor de 80% de los domicilios estaba en situación de pobreza para finales de 20161.

En la situación venezolana, la persistente dependencia de un recurso natural exportable cuyos ingresos presentan un comportamiento enormemente volátil, la tendencia a juntar gestiones fiscales deficitarias, el peso desmesurado del Estado en la economía, el limitado dinamismo del sector privado no petrolero para proyectarse internacionalmente, la alta dependencia de las importaciones, la sobrevaluación crónica de la moneda, la caída secular de la productividad, son todos componentes que se conjugan para proyectar, con un alto nivel de certeza, el advenimiento de una crisis. Además puede apelarse a la caída abrupta del costo del petróleo y de las ganancias de procedencia petrolero como el motivo que explica el advenimiento de la crisis, y no ha faltado quien se aferre a aquel argumento. Sin despreciar la predominación que dichos componentes tienen la posibilidad de haber tenido en el desarrollo de la crisis venezolana, el instante, la prolongación y el tamaño de lo cual ha ocurrido en Venezuela necesitan de otros recursos explicativos, la mayoría de los cuales, si no todos, responden al enfoque con que los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han encarado los retos económicos encontrados. Abrazados a ideales empero además a una comprensión primigenia de cómo labora una compleja y heterogénea economía en desarrollo, los gobiernos de la llamada Revolución Bolivariana fueron promoviendo un modelo «distribucionista» dirigido por el poder discrecional del Estado y apalancado en los recursos de procedencia petrolero. Empero este mismo modelo ha sido cultivando las condiciones para la generación y profundización de la crisis. El modesto objetivo de este ensayo es enseñar cómo 3 magnitudes de la crisis –el aislamiento financiero y la crisis externa, la crisis provechosa, y la crisis fiscal– condujeron a la economía venezolana a un destructivo proceso de hiperinflación.

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