Varios
Enviado por deecaro • 3 de Octubre de 2014 • Informe • 1.862 Palabras (8 Páginas) • 210 Visitas
por una institución cualquiera, y al mismo tiempo lucha por la abolición de todo capitalismo y de toda forma de Estado. Opuesto irreductiblemente a los sistemas sociales y políticos actualmente imperantes, propugna por la transformación radical de las sociedades y regímenes en ellos asentados y por la instauración de un medio social de convivencia humana basado en los principios del socialismo libertario.
El anarcosindicalismo no es una doctrina ni una filosofía. Su contenido teórico lo extrae del socialismo humanista y principalmente del anarquismo, en cuyos postulados de defensa integral de la personalidad humana, de la libertad, de solidaridad, de apoyo mutual y de asociación voluntaria y federativa, halla su más sólido fundamento.
Socialismo: El socialismo, que como pensamiento económico y político empezó a adquirir plenitud y desarrollo a partir del primer tercio del S. XIX, no es fruto exclusivo del mismo. La idea de una distribución más o menos igualitaria de las riquezas tiene antecedentes venerablemente remotos. Licurgo, Tiberio, Graco, Curio, Dentato, etc., expusieron sus ideas y utopías de mejoramiento social entre los antiguos, aunque el caso más famoso fue el de Platón, en su República.
Sin embargo, es en los tiempos modernos, conjuntamente en Francia e Inglaterra, alrededor de 1830, cuando esta idea empieza a adquirir cuerpo y sistema. Claude E. De Rouvoy, el conde de Saint- Simon, Charles Fourier, Louis Blanc, Pierre Leroux, Joseph Proudhon y Robert Owen, fueron los más importantes impulsores. Pero casi todos sus postulados pecaban de exceso de idealismo y de utopías: desde la abolición de la propiedad hasta la instalación de falansterios, pasando por el intercambio recíproco de bienes, trabajo, etc., por lo que los analistas marxistas, más adelante, calificaron todos estos ideales más de anarquistas que de auténticamente socialistas.
Karl Marx y Freidrich Engels rompieron esta directriz. La profunda crisis revolucionaria de 1848 en Europa fue la gran línea divisoria, sobre todo en los países más industrializados (Inglaterra, Alemania, Francia). Calificaron los intentos de sus predecesores de utopías, y denominaron los principios que acababan de lanzar de socialismo científico o revolucionario. Marx, fundador de la teoría socialista contemporánea, a mediados del s. XIX expuso su pensamiento en las obras Fundamentos de la crítica de la economía política, Contribución a la crítica de la economía política y sobre todo, El Capital. Introdujo la concepción materialista y dialéctica de la historia, y analizó sistemáticamente las estructuras y funcionamiento del estado capitalista. Se opuso a los principios igualitaristas de Rodbertus, Marlo y Lasalle, y preconizó el proceso revolucionario como única manera de establecer la sociedad auténticamente socialista, en la que el proletariado sería el elemento fundamental, ya que capitalismo y socialismo no podían coexistir en una misma sociedad.
El medio para llevar a cabo la destrucción del estado burgués- capitalista sería la lucha de clases, hasta conseguir la “dictadura del proletariado” en un nuevo Estado en que cada uno recibiría lo justo según su trabajo y sus necesidades, hasta llegar al estadio auténticamente socialista, en que el Estado desaparecería, incluso el obrero, por la perfección de las condiciones de una sociedad humana nueva.
El socialismo científico o revolucionario elaborado por Marx y Engels, y desarrollado más tarde por Lenin, Rosa Luxemburg, Gramsci, Trotsky, Mao Tsé- Tung, es el resultado de un análisis del llamado capitalismo internacional. El movimiento socialista se desarrolló en el seno de un proletariado urbano nacido con la gran industria. Hasta la Primera Guerra Mundial la influencia de las ideas socialistas progresó con la creciente democratización de las instituciones (ampliación del derecho a voto y desarrollo de la instrucción pública). Sin embargo, y paralelamente a su afirmación, el socialismo se diversifica. Aparecen, de hecho, distintos modelos de sociedades políticas que intentan ponerlo en práctica; unas calificadas de comunistas (URSS y China) y otras, de socialistas (países escandinavos y del Tercer Mundo). No obstante, los países llamados comunistas dicen encontrarse en el estadio de la socialización de los medios de producción, y no en la sociedad comunista propiamente dicha. En los países escandinavos, la propiedad de los medios de producción es en gran parte privada.
Algunos estados del Tercer Mundo que se proclaman socialistas sólo poseen, de hecho, el régimen de partido único. La existencia en los países con régimen europeo u occidental de partidos comunistas y socialistas contribuye a aumentar la extraordinaria complejidad de la situación, y también las diferencias en el campo socialista. Estas diferencias no se manifiestan tanto en los fines a conseguir como en los medios a utilizar para alcanzarlos. Hay que señalar que la denominación partido comunista fue adoptada por las fr4acciones revolucionarias de los partidos socialistas, tras la revolución rusa de 1917, para diferenciarse claramente de éstos; por otro lado, estas fracciones se afirmaron en su apoyo a la joven URSS.
Sin embargo, capitalismo y socialismo, hijos de la revolución industrial del s. XIX, así como de la Revolución Francesa, están hoy asistiendo a una profunda transformación de las sociedades, que los fundadores de las teorías socialistas y prácticas capitalistas no podían ni tan siquiera imaginar: la paulatina desaparición del proletariado y de las clases sociales, en el sentido que tuvieron estas denominaciones durante el s. XIX.
Un nuevo tipo de sociedades está apareciendo, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, en las que, por evolutiva perfección de los mecanismos económicos de los estados, la riqueza producida tiene cada día una más amplia y equitativa distribución; de tal mantener que hacen tambalear los principios de la denominada interpretación materialista y dialéctica
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