Victor Carranza El Zar De Las Esmeraldas

Víctor Carranza: “el zar de las esmeraldas”

Nacido el 8 de octubre de 1935 en un pueblo de nombre guateque en Boyacá, a sus dos años dejo la escuela para ayudar a su madre en la finca con la venta de marranos y quien a sus 8 años ya escarbaba en la tierra para encontrar esmeraldas, a los 11 años pudo trabajar en su primera mina en el chivor, y desde entonces comenzó a girar su vida entorno a las piedras preciosas.

Carranza junto con Gilberto molina el entonces zar de las esmeraldas quien se vio beneficiado por la licitación del gobierno que sellaron el inicio de la renuncia del estado a ese negocio (el de las esmeraldas) gracias a esto los esmeralderos pudieron formalizar sus fortunas y controlar un negocio que el estado no podía.

Cuando se desato la primera guerra verde Gilberto molina murió y 24 de sus escoltas ya que Gonzalo Rodríguez gacha lo traiciono mientras la guerra Carranza consolidaba su poder y riqueza, Carranza quien decía no tener nexos con paramilitares pero los testimonios lo vinculan con la creación de la escuela paramilitar en el magdalena medio, este grupo era el que custodiaba las tierras de Carranza en el magdalena medio, Bogotá y el llano, estos eran los célebres carranzeros y los primeros grupos paramilitares.

Gracias a su riqueza y poder Carranza logro evadir la justicia comprando buenos abogados pagando a los jueces y otras cosas, solo fue objeto de la justicia una vez en 1998 lo acusaron de formar grupos paramilitares y secuestrar no fue recluido en una cárcel sino en la escuela de formación del DAS y paso cuatro años en esta.

A la salida de su reclusión tuvo que enfrentarse a un nuevo grupo de quien era parte Yesid nieto y quien gracias al apoyo del alemán y don Berna se cree que efectuaron dos ataques contra Carranza de los cuales el logro salir ileso, a nieto lo intentaron matar en Bogotá este ataque no tuvo éxito pero luego moriría en Guatemala todos esto hechos quedaron en la impunidad.

Carranza paso sus últimos años en la zona esmeraldera al borde de la frágil alianza por la paz, en sus últimos meses Carranza tuvo que lidiar con las denuncias de numerosos paramilitares desmovilizados que lo relacionaban con ellos. Iván Roberto Duque, alias Ernesto Báez, actualmente en prisión, aseguró a la Fiscalía que no se le debía llamar el zar de las esmeraldas sino ‘el zar del paramilitarismo’. Pero ninguna investigación prosperó y, al momento de su muerte, no había en su contra ningún proceso judicial en firme.

Carranza encarnó como nadie la dinámica de la violencia de los últimos 40 años. La de las peleas intestinas, la de las guerras sangrientas entre bandos, la de los tentáculos del narcotráfico, la de la complicidad política y judicial, pero también la de la sagacidad, la de la supervivencia y la de la movilidad social. Pero ante todo la de la incapacidad del Estado para enfrentar todos estos flagelos. Víctor

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