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YUYANAPAQ.


Enviado por   •  14 de Abril de 2016  •  Ensayo  •  2.814 Palabras (12 Páginas)  •  327 Visitas

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YUYANAPAQ

Creo pertinente iniciar este trabajo definiendo lo que entendemos por memoria; ella es una función de la psique que consiste en registrar, retener y reproducir sucesos del pasado individual o colectivo que han sido transmitidos generacionalmente. Como sugiere Jacques Le Goff en su texto Histoire et mémoire, «la memoria intenta preservar el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos venideros» (Todorov, 2000: 5). En ese sentido es prudente pensar que la memoria debe servir para liberar a los hombres y no para someterlos. Es aquí donde se hace necesario el deber de memoria para la recuperación de los acontecimientos trágicos que vivieron los hombres y mujeres de nuestra sociedad, para re-establecer en su dignidad a los seres humanos que fueron victimados. Se debe comprender que el deber de memoria es llevar justicia, a través del recuerdo, a los que sufrieron y pagaron la insana violencia con sus vidas. Como sugiere Todorov.

Nada debe impedir la recuperación de la memoria...cuando los acontecimientos vividos por el individuo o por el grupo son de naturaleza excepcional o trágica, tal derecho se convierte en un deber: el de recordar, el de testimoniar. (Todorov, 2000: 18).

La vida puede haber caído ante la muerte, pero no debemos dejar que la memoria sucumba ante la nada, por ello en este trabajo nos interesa rescatar la memoria de la violencia política librada en el distrito de Santiago de Lucanamarca durante los inicios de la década de los 80 del siglo pasado.

El distrito de Santiago de Lucanamarca, se encuentra ubicado en la provincia de Huancasancos, departamento de Ayacucho, aproximadamente a diez horas de la ciudad de Huamanga. Está conformado por los anexos de San José de Huarcaya, San Antonio de Julo, Santa Rosa de Ccocha, La Merced de Tío, Asunción de Erpa y San Martín de Tiopampa y tiene una población aproximada de 2,529 habitantes. La provincia de Huancasancos, fue probablemente una de las más convulsionadas por la subversión durante los primeros años de la década de los ochenta. El periodo de violencia tendría mayor intensidad durante los años 1982 a 1984, favorecido por los conflictos intra-comunales y de grupos de poder existentes antes de la presencia de Sendero Luminoso, así como por la notoria ausencia de protección del Estado ante las incursiones subversivas. En Lucanamarca no existía autoridad policial ni militar (la comisaría de Huancasancos se habría limitado a intervenir en delitos menores). Recién en marzo de 1983 se instaló en esa ciudad una base de la Policía antisubversiva –los conocidos como “Sinchis”-. Estos factores favorecieron en gran medida el desarrollo de Sendero Luminoso en la zona. Esta organización subversiva hizo su ingresó a Huancasancos en los años setenta y realizó un trabajo de proselitismo a través del colegio “Los Andes” ubicado en la capital de la provincia. Sendero Luminoso encontró en los profesores formados en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga, un vínculo importante para llegar al campo. Varios de los profesores que llegaron al Colegio Los Andes eran oriundos de esta provincia, que estudiaron en Huamanga y regresaron con la misión de formar a los jóvenes de la comunidad. Es el caso de Juan López Liceras (c) “Víctor”, quien es señalado por los pobladores de la zona como el principal líder de Sendero Luminoso en Huancasancos. Posteriormente, sería asesinado por los propios comuneros de Sancos. Sendero Luminoso ingresó oficialmente en Lucanamarca en 1982 con la llegada de los camaradas “Omar” y “Carla”, quienes realizaron una asamblea con la comunidad en la cual nombraron a los hermanos Olegario, Nicanor y Gilber Curitomay como mandos senderistas locales. Algunos sectores de la población de Huancasancos habían apoyado inicialmente a Sendero Luminoso. Sin embargo, a medida que la presencia de los subversivos dio lugar a una serie de abusos contra la población, la propia comunidad se organizó para hacerles frente. Esto trajo como consecuencia que se produjeran diversos hechos sangrientos que finalmente desencadenarían en la matanza del 3 de abril de 1983 en Lucanamarca. El más importante de estos acontecimientos, en relación con la posterior matanza, se produjo el 22 de marzo de 1983, cuando un grupo de pobladores de Lucanamarca se dirigió hacia las alturas donde se encontraba escondido Olegario Curitomay, quien fue capturado y conducido hasta la plaza de armas. En este lugar, los pobladores reunidos lo golpearon con piedras y hachas, le prendieron fuego y, finalmente, le dieron muerte con un disparo de arma de fuego. Para la mayoría de los testigos, la muerte de Olegario Curitomay, originó la venganza de Sendero Luminoso contra la población de Lucanamarca.

El domingo 3 de abril de 1983, una columna de aproximadamente sesenta personas pertenecientes a la organización subversiva Sendero Luminoso, al mando de Hildebrando Pérez Huarancca e integrada, entre otros, por Víctor Quispe Palomino o Glicerio Alberto Aucapoma Sánchez , René Carlos Tomayro Flores, Gilber Curitumay Allaucca, Raúl Allccahuamán Arones y Félix Quichua Echaccaya incursionaron en el distrito de Santiago de Lucanamarca con el propósito de aniquilar a su población, con carácter de “sanción ejemplar” por haberse rebelado contra esa organización y haber colaborado con las fuerzas del orden en la lucha contra la subversión en los lugares donde habían logrado hegemonía. Esta acción fue decidida y planificada por la Dirección Central de Sendero Luminoso bajo el mando de Abimael Guzmán Reynoso:

Frente al uso de mesnadas y la acción militar reaccionaria respondimos contundentemente con una acción: Lucanamarca, ni ellos ni nosotros la olvidamos, claro, porque ahí vieron una respuesta que no se imaginaron, ahí fueron aniquilados más de 80, eso es lo real; y lo decimos, ahí hubo exceso, como se analizara en el año 83, pero toda cosa en la vida tiene dos aspectos: nuestro problema era un golpe contundente para sofrenarlos, para hacerles comprender que la cosa no era tan fácil; en algunas ocasiones, como en ésa, fue la propia Dirección Central la que planificó la acción y dispuso las cosas, así ha sido... (...) ahí lo principal fue hacerles entender que éramos un hueso duro de roer, y que estábamos dispuestos a todo, a todo (...)

Las acciones se iniciaron alrededor de las ocho de la mañana en las estancias ubicadas en Yanaccollpa, donde sorprendieron a un grupo de campesinos a los que condujeron a la vivienda del comunero Antonio Quincho junto a otras personas capturadas en las estancias vecinas. Al llegar a este lugar, reunieron a un total de veintinueve personas entre hombres, mujeres y niños, las cuales fueron encerradas en la vivienda y atacadas brutalmente con hachas, machetes y armas de fuego. Como consecuencia fueron asesinadas todas las personas que se encontraban en el lugar. Durante estos actos e inmediatamente después de ultimar a las víctimas, los subversivos rociaron agua hirviendo sobre sus cuerpos y aseguraron la puerta de la vivienda con un candado. Dos días después de intensa búsqueda de sus familiares por distintos parajes de las zonas altas de Lucanamarca, don Antonio Quincho descubrió en su vivienda este escalofriante escenario:

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