Alberto Correa Zapata

Alberto Correa Zapata

El maestro Alberto Correa Zapata, originario de Tabasco, murió el 10 de enero de 1909. Probablemente uno de los más prestigiados educadores de la transición del diecinueve al veinte. En su tiempo era llamado el “apóstol de la enseñanza. Ocupó el cargo de director de Escuelas Normales y se desempeñó como profesor en el Estado de Puebla.

Correa Zapata fue parte de toda una época en la educación del país, donde los esfuerzos del maestro se centraron en la alfabetización de una población, mayoritariamente marginada del ámbito del libro.

Los libros de instrucción del momento eran la Cartilla de San Miguel y el Mantilla, de Luis F. Mantilla, un cuadernillo de 8 a 10 páginas que contenía el método de aprendizaje de la lectura y la escritura, junto con oraciones elementales religiosas, como el Padre Nuestro y el Ave María.

Apareció este texto en 1875 y 1885 y corresponde a lo que solía llamarse “silabario”. También de esa época es el Método Rébsamen, publicado por primera vez en 1889.

Operaba como el manual de las escuelas diurnas y nocturnas. Sin embargo, su primer tiraje de 20 mil ejemplares tomó dos años en venderse. Otro manual, conocido como el Matte, se tiraba en 80 mil ejemplares al año. Y el más popular fue el de Torres Quintero, que llevaba el nombre del educador colimense. Se trataba de un método onomatopéyico que se utilizó hasta comienzos de la década de los sesenta del siglo que acaba de concluir. Algunos lo recordarán por aquellas frases como “mi mamá me ama” o “ese oso se asea” con las que fue impartido el español durante mucho tiempo.

Dolores Correa Zapata, hermana de Alberto, fue autora popular de textos más enfocados a la mujer, que se presentaban así, para niñas y adultas. Su obra principal llevaba por título Vida humilde o Memorias de una maestra en memoria de mi hermano Alberto o a las obreras mexicanas”. “Hace años...” daba inicio el texto aludido, “...acarició en mi mente la ilusión de escribir para vosotros los que vivís una existencia humilde, una vida ignorada...” El libro Memorias... consistía en una antología de breves fragmentos de autores varios y poemas, en siete partes, organizada por temas. Uno de los temas era “El enaltecimiento de la función de la mujer como ser humano que trabaja”:

“Mientras que su mano trabaja, las ideas de la lucha por la vida se convierten en esperanza, ya no ve la vida tan difícil, el vicio aparece ante ella como un monstruo, comprende el error en que caen muchas mujeres, verdaderamente desgraciadas, que por temor al trabajo se entregan a la vida degradante que las pone al nivel de los animales inferiores. Ahora encuentra en el trabajo un verdadero placer, siente el deseo de hacer todo más perfecto, y de ser más buena, porque el trabajo levanta mucho, mucho a la mujer. Por esto recibe su salario como una bendición del

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