Antonio Makarenko
Enviado por jotomas • 6 de Marzo de 2013 • 2.439 Palabras (10 Páginas) • 753 Visitas
Nació el 1 de marzo de 1888, en la ciudad de Bilopol, de la provincia de Járkov, en aquellos años capital de Ucrania. Su padre, Semión Grigórievich, era pintor. Fue el segundo hijo de la familia y resultó ser un niño muy débil y enfermizo, aunque se fue desarrollando normalmente. A los cinco años ya había aprendido leer y era un ávido lector. Desde pequeño mostró una capacidad de observación poco común, y a eso se unía el deseo de llegar hasta las causas originarias de cada fenómeno.
La madre de Makárenko, a diferencia de su esposo, un tanto reservado y poco comunicativo, era una mujer optimista y alegre. Magnífica narradora, con un gran sentido del humor, mantenía en la familia la atmósfera de optimismo vital, que Makárenko llama con tanto acierto en sus libros «tono mayor».
En 1895, a los siete años ingresó en la escuela de primeras letras.
En 1900 se mudaron a Kriúkov, una población de 10.000 habitantes que era un suburbio de la importante ciudad industrial de Kremenchug, situada a orillas del río Dniéper. En Kriúkov existían unos grandes talleres ferroviarios, a los que fue trasladado su padre, donde le hicieron oficial pintor y, al poco tiempo, contramaestre de un taller de pintura. Fue también en esta ciudad donde más tarde conoció a su futura esposa, Tatiana Mijáilovna Dergachova, hija de un soldado zarista.
Makárenko se matriculó en la escuela urbana de Kremenchug después de haber dejado, con la mudanza, su antigua escuela rural por esta nueva, donde se estudiaba durante unos seis años. El programa docente de la escuela era bastante completo, pero los alumnos no podían matricularse en los grados superiores.
Makárenko siguió estudiando con brillantez. Su erudición y conocimientos de los clásicos rusos y extranjeros eran asombrosos para un chico de su edad. Tenía profundos concimientos de filosofía, astronomía y ciencias naturales.
[editar] Contacto con la pedagogíaEn 1904, con diesices años, terminó el instituto con sobresaliente en todas las asignaturas e ingresó en unos cursos pedagógicos de un año de duración, en los que preparaban maestros para las clases de párvulos en las zonas rurales y barrios obreros.
En la primavera de 1905, Makárenko terminó el cursillo, y en otoño de ese mismo año empezó a trabajar como maestro en la escuela primaria de la empresa ferroviaria, enclavada en el mismo recinto de los talleres de dicha empresa, donde trabajaba su padre.
Era un extraordinario profesor. Tenía muchos conocimientos y sabía transmitirlos magistralmente; enseñaba a pensar y a razonar; y sin embargo, era rechazado por los niños. No comenzó a interesarse por la pedagogía hasta que, haciendo el balance de uno de los trimestres, decidió experimentar con los niños. Calculó la puntuación media de cada uno de sus alumnos y, en correspondencia con la puntuación obtenida, distribuyó los puestos del primero al último. Colgó la hoja de notas y, cuando el chico que ocupaba la última posición (un buen estudiante que, como comprobó después, había enfermado de tuberculosis, haciendo que esto influyera en sus notas) se vio en el tablón, el muchacho entró en un profundo estado de amargura.
Esto conmocionó a Makárenko. El joven maestro comprendió que para educar no sólo le hacía falta tener grandes conocimientos y ser un buen profesor, sino también comprender las peculariedades de la vida de cada estudiante, tener en cuenta sus rasgos personales para influir en ellos.
Durante esta etapa de su vida, en la cual da sus primeros pasos de la educación a la pedagogía, influyeron mucho los extraordinarios acontecimientos políticos de aquellos años: la revolución de 1905 tuvo una gran repercusión en todos los rincones de Rusia, haciendo despertar conciencias y llamando a la lucha contra la autocracia zarista.
En Kriúkov, Makárenko y otros profesores de la escuela estaban suscritos al periódico bolchevique Nóvaya Zhyzñ («Nueva Vida»). Paulatinamente, se fue formando un círculo de intelectuales locales que se reunían para discutir sobre diversos temas científicos, filosóficos y políticos, y cantaban himnos revolucionarios. Fundó casa hogar para huerfanos
[editar] Ascenso y trasladoEn 1911, Makárenko fue destinado a un nuevo lugar como inspector de la escuela ferroviaria, en la estación de Dolinskaia.
Por aquellos tiempos, en el léxico pedagógico, «inspeccionar» significaba tanto como dirigir, y Makárenko afrontó de un modo creativo su nueva responsabilidad. En sus clases combinaba lo cognoscitivo con lo emocional, sabía ocupar el tiempo libre de sus alumnos educándolos con actividades que no les exigían un gran esfuerzo intelectual: hacía funciones teatrales y organizaba juegos diversos. Las medidas de Makárenko asombraban ya entonces por su envergadura.
Por ejemplo, para el centenario de la expulsión del ejército napoleónico de la tierra rusa, preparó un espectáculo teatral, que no sólo entretuvo a la chiquillería del poblado, sino también a los adultos.
En Dolínskaya, como antes en Kriúkov, Makárenko encabezó un círculo revolucionario y educativo, al que también pertenecían unos cuantos obreros ferroviarios, que se reunían los domingos en un bosque próximo a la estación. En estas reuniones, Makárenko criticaba con fuerza la autocracia, hablaba de la necesidad de realizar transformaciones revolucionarias, de la libertad y la democracia.
En 1914 se abrió en Poltava el Instituto Pedagógico, que preparaba maestros para las escuelas de enseñanza secundaria. Makárenko, quien nunca había abandonado la pasión por el estudio, envió inmediatamente a Poltava su solicitud y, aprobando brillantemente los exámenes de ingreso, se matriculó como estudiante.
[editar] Vida a partir de la Revolución de OctubreIngresó en el instituto superior siendo un adulto maduro, tenía ya 26 años y siendo el único con experiencia con niños, y empezó en el acto a estudiar profunda y sistemáticamente la pedagogía y la literatura histórica y filosófica. En 1917 Makárenko terminó el primer curso con medalla de oro y pudo ocupar cargos de dirección en las escuelas del nivel de segunda enseñanza.
Una nueva etapa en la vida de Makárenko, como en la de millones de personas, comenzó con la Revolución de octubre. Ante los ojos de la humanidad se realizó lo que miles de asalariados e intelectuales rusos habían soñado. A la par que la sociedad, los varones y mujeres rusos comenzaron a transformar también su propia psicología, limpiaron su conciencia de las ansias de riqueza personal. La confianza y la ayuda recíprocas se convirtieron en garantía de los futuros
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