Análisis Hermenéutico

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA.

INSTITUTO DE NIVEL TERCIARIO, VILLA ÁNGELA-CHACO.

PROFESORADO PARA EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LENGUA Y LITERATURA.

SEGUNDO AÑO.

CÁTEDRA:

TEORÍA LITERARIA

ANÁLISIS HERMENÉUTICO DEL CUENTO:

-“UNA FLOR AMARILLA”-

JULIO CORTÁZAR.

PROFESOR/A:

HOLC, ERICA.

ALUMNA RESPONSABLE:

MASALYKA, GABRIELA.

-CICLO 2013-

Introducción

La aparición de la literatura viene con un propósito definido y pareciera que es el de relatar la vida del ser humano, en un conjunto “organizado” de letras. Lo que a los hombres les produce dilemas, temor, miedo, amor, perdón, odio; es decir, el popurrí de sentimientos, emociones, voluntad y pensamientos presentes en la cotidianeidad, o más bien, como lo plantea Dowe Fokkema: “los temas universales”, (existentes en todas las épocas), se manifiestan en diferentes conexiones de palabras, oraciones, párrafos y textos.

Se pueden reconocer diferentes tipos de literaturas, que están manifiestas en los géneros literarios (narrativa, drama y lírica), donde cada uno de ellos presenta sus propias peculiaridades de enunciación y escritura. Pero los géneros, siempre se encontrarán sujetos a cambios propios de una determinada época. Generalmente, se sabe que, cuando hay un cambio social que revoluciona todas las esferas de un país, todo se encontrará afectado y revolucionado, y la primera esfera que lo sufra será la misma “mente”. Allí es donde se gestarán las ideas de otro mundo. Éste otro mundo, también se desarrollará en la escritura embellecida, es decir, en la misma literatura, que saldrá de alguna mente brillante, que se encuentre influenciada por los cambios que está atravesando en todo su contexto, y de ese modo, se atreva a exponer cambios a las formas habituales de la literatura, ya sea de forma inconsciente o conscientemente.

Debido a esto, es la razón por la cual, actualmente poseemos una gran cantidad de herramientas conocidas como Teorías Literarias, conformadas a lo largo del tiempo, como puertas que nos introducen a diferentes formas de leer, analizar y reconocer la diversidad de realidades plasmadas en las obras literarias, cuentos, poesías, etc.

En el presente escrito, se encuentra un estudio del cuento: “Una flor amarilla” del reconocido escritor argentino Julio Cortázar, que se lo analizará desde una de las puertas o teoría literaria, y es “La función hermenéutica del distanciamiento” de Paul Ricoeur.

Dicho estudio, se compone con los cinco temas planteados por Ricoeur:

I-La realización del lenguaje como discurso.

II-El discurso como obra.

III-La relación entre la palabra y la escritura.

IV-El mundo del texto.

V-Comprenderse ante la obra.

DESARROLLO.

 La Hermenéutica del Distanciamiento.

A partir de la concepción hermenéutica, se plantea que la estética del distanciamiento es la condición fundamental para que un texto llegue a ser comprendido en plenitud. Para Paul Ricouer, el texto ya no es sólo un determinante para la comunicación intrahumana, sino que es el paradigma del distanciamiento en la comunicación y, en este sentido, devela un carácter fundamental de la propia historicidad de la experiencia humana, a saber: que es una comunicación en y a través de la distancia.

Ricouer, propone tomar distancia con el texto, ya que esto llevará a la interpretación del mismo. Además, este proceso del distanciamiento tendrá como resultado que el sentido de un texto trascienda el limitado horizonte del autor. Un análisis textual visto desde esta óptica, ya no sólo se centrará en las características psicológicas de producción, sino que podrá ir más allá, a través de las diversas lecturas que se puedan realizar. El texto pasará por un proceso en que se desarrollará una descontextualización hasta lograr una re-contextualización a través del acto de lectura.

También Ricoeur, reconoce como una problemática al texto y aclara que se organiza en torno a cinco temas:

I- La Realización del Lenguaje como Discurso.

Como Ricoeur plantea la hermenéutica desde una mirada dialéctica, y así reconoce al pensamiento como un diálogo, como una continua fusión de horizontes, uno de los rasgos del distanciamiento estará dado por la dialéctica del suceso y de la significación.

En primer lugar, el discurso oral y el discurso escrito, presentan un rasgo primitivo y es el de distanciamiento. El discurso se produce como suceso: algo ocurre cuando alguien habla. Y esta noción de discurso como suceso, se genera cuando la lingüística de un código pasa a una lingüística del discurso y del mensaje. En el cuento seleccionado: Una flor amarilla, el narrador comienza a contar la historia en el tiempo presente de la primera persona del plural:

“Parece una broma, pero somos inmortales.”

Cortázar, Julio. Una flor amarilla. Pág 1. Párrafo 1. PDF.

Por medio de la selección del verbo ser, conjugado en la primera persona del plural, se puede incluir en la historia a todos los seres humanos como inmortales, ya que esta es la hipótesis que el narrador sostendrá a lo largo del cuento. O sea, que todo aquel que se introduce en el texto, se puede posicionar como un protagonista más de la historia, y, de esta manera, sentirse parte de la ella como un inmortal y esto sucede porque se siente identificado con la introducción del verbo “somos”.

El discurso se realiza temporalmente y en el presente del autor, pero se desplaza al pasado como una forma de evocar un recuerdo, mientras que el sistema de la lengua es virtual y atemporal, y es en este sentido donde se puede establecer una coincidencia entre Ricoeur y Benveniste al hablar de la “realidad del discurso” para designar la aparición del discurso mismo como suceso. Agregado a esto, la lengua no tiene sujeto, mientras que el discurso sí lo tiene, y se lo reconoce por distintos modos que utiliza para indicar o mostrar el hablante que lo dice. Esto se puede reconocer, en la continuación del discurso, ya que se pasa de la primera persona del plural, a la primera persona del singular:

“[Yo] Lo sé por la negativa, lo sé porque conozco al único mortal”.

Cortázar, Julio. Una flor amarilla. Pág 1. Párrafo 1. PDF

Aquí, el narrador se posiciona y se lo reconoce en la primera persona del singular del verbo ser: lo sé (yo). La pronominalización lo, también refuerza la idea de la presencia del narrador dentro del texto. De esta manera, el narrador comienza a exponer sus argumentos que protegen la hipótesis que

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