Arturo Borja
Enviado por Andy1995 • 11 de Noviembre de 2012 • 5.234 Palabras (21 Páginas) • 2.028 Visitas
“MODERNISMO EN EL ECUADOR, (Arturo Borja.)”
INTRODUCCION
La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.
Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Baudelaire, Víctor Hugo, Samain, Rimbaud y Verlaine.
A esta generación se la denominó «decapitada» por el hecho de que todos estos poetas murieron a muy temprana edad, Silva a los 21, Borja a los 20, Fierro a los 39, Noboa a los 38; y porque la muerte de los cuatro fue por mano propia. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.
El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX, cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores.
El Modernismo llegó a Ecuador con considerable retraso respecto a los otros países. Razones para esto son las constantes guerras civiles a las que el país estaba sometido a causa de las disputas entre conservadores y liberales. Sin embargo, los exponentes del modernismo en Ecuador alcanzaron un nivel de prestigio muy alto en toda América y aún hoy siguen siendo incluidos en colecciones de poesía universal. Todos tienen como característica haber leído a Baudelaire y a Verlaine en su lengua original, y sus poesías están llenas de evocaciones a la muerte y al misticismo.
Los cuatro integrantes del modernismo en Ecuador fueron los guayaquileños Medardo Ángel Silva (1898-1919) y Ernesto Noboa Y Caamaño (1891-1927); y los quiteños Arturo Borja (1892-1912) y Humberto Fierro (1890-1929). Estos fueron llamados posteriormente la Generación decapitada, principalmente por que los cuatro se suicidaron y por las características en común que compartían sus poesías.
Medardo Ángel Silva fue el más alabado entre ellos, considerado por muchos el poeta más fino que ha tenido el Ecuador, aunque aun así publicó en vida sólo un libro de poesías, El árbol del bien y del mal. Otros poetas ecuatorianos considerados también modernistas son el cuencano Alfonso Moreno Mora (1890-1940) y el manabita José María Egas. (1896-1982).
Se conoce por modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu y que se manifiesta en el arte, la ciencia, la religión y la política. En ciertos aspectos su eco se percibe en movimientos y en corrientes posteriores. En las raíces del Modernismo hay un profundo desacuerdo con la civilización burguesa. En ciertos sentidos, se trata de una corriente heredera del Postromanticismo decimonónico, al que da una especie de salida
Arturo Borja
Arturo Borja es el más musical de los poetas modernistas ecuatorianos. Para todo, hasta para los más oscuros y dolorosos sentimientos de melancolía y tedio, halla formas melódicas brillantes. Y dado a esa sostenida musicalización de los motivos, ensaya y combina con capricho versos de variadas medidas y ritmos de insólitos efectos. A todo ello se debe su fina calidad sonora, de tan mágicas resonancias, “Primavera mística y lunar”. Aprendió, de modo ejemplar, este raro adolescente la lección parnasiana y simbolista y rodeó sus impresiones estéticas y evocaciones culturales de un clima de admirable refinamiento. Al estilo de la bella postal a Lola Guarderas. Pero generalmente su paleta, reducida, está asordinada; su color tiene algo de delicuescente y casi desvaído. Y lo plástico se reduce a imaginaciones y vagos ensueños: el mundo exterior le producía hastío. Y acabó por escapar a él, tan prematura como dolorosamente. Poemas como “A Misteria” dejan entrever, a una luz de sobrecogedoras livideces, las honduras hacia las que señalaba el timón de su frágil nave. ¡Qué formidables imágenes las de esos últimos cuatro alucinantes versos!
Biografia:
Arturo Borja, (Quito, 1892 - ídem, 12 de noviembre de 1912), fue un poeta ecuatoriano, perteneciente al movimiento llamado la Generación decapitada y el primero del grupo en despuntar como modernista. Es muy escasa su obra artística pero suficiente para determinar la calidad de poeta: una corona de 20 composiciones forma el libro titulado La flauta de ónix, y 6 poemas más; obras que fueron publicadas póstumamente. Se suicidó en 1912, contando apenas con 20 años de edad.
Vida
Nació en Quito en 1892. Su progenitor, el doctor Luis Felipe Borja Pérez (padre), le condujo consigo a París para tratar una enfermedad en su ojo cuando Arturo apenas entraba en la adolescencia.
Dotado de una gran sensibilidad, dominó rápidamente la lengua francesa. En poco tiempo el contagio de los poetas simbolistas fue total: literatura y costumbres; especialmente Baudelaire, el extraño e impresionante autor de Las flores del mal y la de aquellos otros deliciosos intérpretes como Verlaine. Fueron sus versos predilectos los de Mallarmé, de Samain, de Baudelaire, Rimbaud, etc.
Con respecto a su relación con los demás poetas de la Generación decapitada, fue un gran amigo de Humberto Fierro y de Ernesto Noboa y Caamaño, con los que mantuvo en vida una considerable correspondencia. Medardo Ángel Silva, aunque no lo conoció personalmente, sí profesó una gran admiración por él, dedicándole un poema de su libro El árbol del bien y del mal.
Pero el joven corazón de Arturo Borja, en pocos años pasó de las alegres ilusiones juveniles a la desesperante melancolía que tradujo a sus composiciones. Anhelaba la muerte. Esta llegó por mano propia, con una sobredosis de morfina, en 1912.
Cualidades de su obra
Sus primeras composiciones respiran un poco de optimismo como en su poema Idilio estival. La melancolía va cubriéndolo como un manto siniestro y constituye una segunda temática de sus composiciones. A esta posición de su alma sigue una profunda desesperación que se verá transfigurada en el deseo de muerte y en su obsesión con ésta.
Las figuras literarias le vienen a la mano como quien llama a las aves caseras para alimentarlas. Con aquellas manifiesta dolorosamente su estado de ánimo, sus pensamientos desesperantes, sus angustias y algunos claros agradables de su vida.
Se distingue por la pulcritud en la forma y la variedad exótica de sus versos.
Edición de su obra
En agosto de 1920 tres jóvenes artistas,
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