BIOGRAFIA CARYL JONES
Enviado por galensa • 5 de Diciembre de 2013 • 871 Palabras (4 Páginas) • 283 Visitas
En abril de este año festejó sus setenta. En el 2001 sus bodas de oro. Nacida en zona de chacras de Bryn Gwyn, un 10 abril, Caryl recuerda una experiencia marcada por el valle.
A la escuela, por ejemplo, iban de a caballo. Ese trayecto era una fiesta: “salíamos temprano, nos íbamos reuniendo con otros pibes, porque en ese tiempo había familias numerosas. A veces un caballo, a veces hacían falta dos caballos por familia, porque iban cuatro, cinco pibes. Los chicos Roberts, Mario Daniels, Dewy Lloyd, la familia Landaeta, los Mirantes, bandadas de chicos surcando el camino. Y a la salida era lo mismo, volvían todos juntos y se iban dispersando”. Todavía se encuentra con su maestra de 6° grado. El año pasado festejaron los 60 años de egreso de la escuela, Isabel Miguel de Spangerberg.
Hija de Maggie Cooper, cuyos padres vinieron en el Vesta, sabe que sólo trajeron algunas cosas porque eran muy pobres, y vinieron con el material para el trazado de ferrocarril. Sabe que su abuelo se fue a Gales en 1909, y dejó a su abuela con cinco de sus hijos. Maggie tenía siete años. Su abuelo paterno fue Walter Caradov Jones y su abuela Catrhin Davies, de sus hijos, algunos nacieron allá y otros en el valle.
En 1888 se le quemó la cosecha a su abuelo en la chacra de Dolavon, entonces le ofrecieron colonizar Sarmiento. Con sus hijos mayores atravesaron en carros tirados animales por San Martín. Su papá nació en octubre de 1889.
Recuerda la infancia. Una imagen: los niños libres bañándose en el canal, cuántas generaciones hundieron su cuerpo en esas aguas. Otra imagen: se ve colaborando con las tareas de la chacra, que su padre le iba complejizando a medida que crecían.
En Trelew trabajó en la fábrica Omnipol, donde se hacían medias. Después vino el noviazgo y a los 21 años se casó. Vivieron primero en Trelew y luego se fueron a la chacra. Llegaron tres hijos. Más tarde decidió buscar empleo porque no había obra social. Así llegó a la Fábrica del Estero en Gaiman. Después de ocho meses que trabajó ahí, la llamaron a cubrir vacante en el Arturo Roberts, como Ayudante de Cocina de Mery y Vilma. Cuando Vilma se jubiló, trabajó en su puesto por turnos.
Entró en el Arturo Roberts en el año 81, y todavía tiene la imagen de esos chicos grabada en su memoria: “era terrible escuchar las historias, y cuando la comida era escasa o mala…arvejas apolilladas. Yo llegué a llevar cosas de mi casa, por ellos, azúcar, no les vas a dar la leche sin azúcar”.
Recuerda esas épocas de vacas flacas, en las que no sabían qué ponerles a los chicos en la mesa. Y testimonia: “No estábamos capacitadas, ahora que soy grande me doy cuenta de que había que tratar con esos chicos, sabiendo lo que habían recibido, cómo no tener conductas como las que ellos tenían, tuvimos chicos con marcas en la cabeza, en el cuerpo”. Por eso lo más difícil era la relación con la sociedad
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