Bartolomé de las Casas: pensamientos, valores y acciones
Enviado por 04j16 • 7 de Junio de 2019 • Ensayo • 1.450 Palabras (6 Páginas) • 353 Visitas
Bartolomé de las Casas: pensamientos, valores y acciones.
Por: Juan Carlos Barragán García.
El hombre. La vida. La historia. Todas estas palabras tan simples de pronunciar y, a la vez, con una carga de significado tan compleja en las reflexiones de todo individuo que se encuentra dentro de esta bella y catastrófica temporalidad a la que estamos sujetos. Los conceptos con que se abre esta búsqueda para tratar de entender, en la medida de lo posible, el orden de la vida humana, han sido tomados por numerosos filósofos, poetas, pensadores, gobernantes, etc., con el único propósito de llegar a conocer al enigma más grande con que se han topado: ellos mismos, es decir, el hombre.
Al recordar la definición que Marco Tulio Cicerón hace de la historia, donde dice: Historia est testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae et nuntia vetustatis (la historia es el testigo de los tiempos, la luz de la verdad, la vida de la memoria, la maestra de la vida y la mensajera de la vejez), se puede apreciar la relación que tiene el hombre con todos los acontecimientos sucedidos en el pasado, ya que éste, marca cada época de una manera fantástica, donde en lugar de llegar a conocerse más, se hace consciente de la ignorancia que tiene sobre sí mismo, al no aprender de los errores cometidos en el pasado.
Las ideas anteriores nos ayudarán a reconocer que el hombre es un conjunto de contradicciones, misterios, enredos y dificultades; pero, dentro de estas contradicciones conviven, como sostenía Platón, dos esencias: el bien y el mal, elementos muy importantes para comprender el actuar y proceder del ser humano a lo largo de la historia.
Después de tener en cuenta estas ideas centraremos nuestra atención, en un personaje y en un momento determinado de la historia de la Conquista, exactamente la conquista llevada a cabo por la Corona Española sobre los territorios de América, que comprenden el espacio geográfico conocido como: las Indias.
La historia es la memoria de la vida, por lo tanto, brinda a quien se acerque a ella la capacidad de conocer su pasado y, de esta manera, entender su presente para poder, de algún modo, mejorar su futuro. Esto pasa justamente con la figura de Bartolomé de las Casas, un hombre que ha sido capaz de registrar en la historia el encuentro, el descubrimiento, las tradiciones, el pensamiento y el pasado de una cultura tan rica y, a la vez compleja, como lo es la cultura hispana.
Bartolomé de las Casas es enviado, por la Corona Española, a lo que se conocería entonces como la Nueva España con el fin de dirigir, administrar y evangelizar a los nativos de las tierras descubiertas. Hay que tener en cuenta que, De las Casas, ejercía cargos administrativos en España, después es nombrado obispo de Chiapas y, para fines de este ensayo, no deja de ser hombre.
Se puede encontrar en la mayoría de los textos que hablan sobre la Conquista, el esmero con que se realizaban las descripciones y narraciones de los descubridores, conquistadores y evangelizadores. Pero, también es muy notoria la imagen cruel e injusta con que los recién llegados imponen su manera de pensar. Entonces, podremos preguntarnos: ¿qué tiene que ver Bartolomé de las Casas con esto? ¿Cuál fue su manera de afrontar esa realidad? ¿Actuó de manera humana? ¿Cómo desempeñar sus cargos de manera correcta si, al hacerlo, cometía injusticias sobre otro ser humano? ¿Consideraba al nativo igual a él?
Después de las preguntas realizadas anteriormente, resulta muy difícil explicarnos la manera en que actuó De las Casas a lo largo del tiempo que estuvo ejerciendo el poder sobre los nativos. Hay que tener en cuenta que, en el momento que llega a ejercer ese poder, tiene tres directrices, tres formas muy diferentes de pensamiento rondando en su interior. En primer lugar, llega con un poder administrativo, que tiene ciertos criterios y obligaciones dentro de la Nueva España; en segundo lugar, llega con un poder eclesial, también regido por una manera de pensamiento muy sólida; y, en tercer lugar, el más trascendente en esta reflexión, Bartolomé de las Casas llega al encuentro de un nuevo paradigma, como un hombre, que busca reconocer, sobre los que ejercerá su hegemonía, una igualdad que, se ve turbada por el pensamiento occidental, religioso y tradicional de todo el Imperio Español.
En las tres directrices que se mencionan anteriormente, se tienen obligaciones muy particulares. En lo administrativo: De las Casas tenía que garantizar la estabilidad económica de la Corona y, por lo tanto, debía exigir a los indios trabajo y responsabilidad para con España, esto lo hacía inflexible y exigente. En lo religioso: Bartolomé debía evangelizar cristianamente a todos los indios a su cargo, teniendo en cuenta que la tradición de la iglesia y el magisterio, no admiten irregularidades en su doctrina. La iglesia es y será siempre una torre inamovible. En lo humano: De las Casas se encuentra con la novedad de que las personas que habitan las tierras tienen características similares a él, obviamente con variaciones geográficas muy tables: color de piel, cabello, ojos, complexión corporal... pero en él surge la inquietud de reconocerlos como su igual.
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