Biografia Concolorcorvo

Escritor, comerciante y comisionado del Gobierno español, Alonso Carrió de Lavandera nació en Gijón hacia 1715. Hijo de Justo Carrió de Lavandera, después de crecer en México y en Perú como comerciante, ocupó cargos concedidos por el virrey Manuel de Amat, de quien fue hombre de confianza. Por encargo de éste, viajó de Perú hasta Cádiz en 1767 al cuidado de 200 jesuitas expulsados por Carlos III, motivo con el que llega a Madrid, en donde consigue, quizá por influencia de Campomanes, que se le nombre el 12 de enero de 1771 visitador de los correos y estafetas del Virreinato del Perú, desde Montevideo hasta Lima. Un mes más tarde, salió de España rumbo a América, redactando de esta travesía un Extracto... del viaje que realizó a Tucumán, desde La Coruña hasta el puerto de Montevideo. Aprovechó también el viaje para ejercer de comerciante, pues desde La Coruña consignó para Buenos Aires una importante cantidad de loza, cristalería y vidrios. En este año de 1771 aparece fechado en Madrid su primer libro Lazarillo de viajeros, guía de viajantes, noticia de caminos, correos, postas, etc., en el Perú, que se dice que fue impreso en Gijón, dato del que se desconfía porque, por un lado, por entonces no había ninguna imprenta en Gijón; porque se desconocían ejemplares de la primera edición, del que se supone editado en Madrid, esto hizo que se confundiese con su segunda obra, El Lazarillo de ciegos caminantes, desde Buenos Aires hasta Lima con sus itinerarios, según la más puntual observación con algunas noticias útiles a los nuevos comerciantes que tratan en mulas, y otras históricas,«sacado de las memorias...» de Alonso Carrió por Calixto Bustamante Carlos Inca, alias Concolorcorvo, natural de Cuzco, lo que originó una serie de polémicas en torno a ver quién era el auténtico autor del libro hasta que en 1956 Real Díaz publica una carta y manuscritos de Carrió en los que descubre el motivo de esconderse tras el seudónimo y de falsear el lugar y la fecha de edición de la obra, que aparece fechada en Gijón en 1773, cuando la ciudad seguía careciendo de imprenta. Las animadas y vivas descripciones que aparecen del gaucho y de su escenario, junto a la rareza de la edición príncipe, lo hacen uno de los testimonios más atrayentes de la narrativa virreinal. Carrió esconde los datos de autoría para evitar los regalos de ejemplares y encubrir la inmodestia de ser él mismo quien dio a conocer las reformas que instauró como visitador del servicio de correos, desvirtuando a la vez los dichos y las calumnias que sobre él vertía la envidia del administrador general del virreinato, al ver que en Madrid tenían más consideración los proyectos de Carrió que los suyos propios. Por estos hechos y reformas Carrió se enfrentará al administrador, contra quien intenta incluso interponer un libelo, que fue incautado por vía judicial, y que aún resolviéndose en secreto, como acostumbran los asuntos de Estado,

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