Biografias
Enviado por piverey • 24 de Octubre de 2012 • 4.686 Palabras (19 Páginas) • 331 Visitas
Mercedes Cabello de Carbonera
Nació en la ciudad de Moquegua. Sus padres fueron Gregorio Cabello (hacendado) y Mercedes Llosa. Se desconoce mucho sobre sus primeros años. Tuvo una excelente formación por parte de su padre y su tío que en los años 30 del siglo XIX habían viajado por Francia, trayendo una respetable biblioteca. Mercedes recibió lecciones con maestros privados que le enseñaron bien el francés, motivo por el que más tarde siempre se podía enterar enseguida de las corrientes literarias más recientes en Francia, con autores modelo tales como Honoré de Balzac y Émile Zola.
A los 20 años se trasladó a Lima, donde vivió en casa de un tío, que era cosmógrafo mayor de la República. A la edad de 22 se casó con el médico Urbano Carbonera, quien le acercó a la ciencia y al positivismo. Pero el matrimonio fue poco feliz y no tuvo hijos; el marido más tarde se convirtió en jugador y tipo donjuanesco. Se separaron y él se fue a vivir a Chincha.
En Lima, Mercedes tomó parte activa en el mundo literario entonces imbuido en el romanticismo, y colaboró activamente en diarios y revistas usando el seudónimo de Enriqueta Pradel, antes de animarse a usar su propio nombre. Aunque comenzó haciendo versos, rápidamente pasó a escribir ensayos en favor de la emancipación de la mujer.
Fue incorporada al Ateneo de Lima y asistió a las tertulias de la argentina Juana Manuela Gorriti donde aprendió el arte de novelar, es decir, escribir novelas. Si Gorriti era conocida por su romanticismo, Cabello de Carbonera abandonó esta escuela para cultivar el naturalismo y el realismo. En su ensayo La novela moderna abogó por el realismo porque admitía la psicología de los personajes, tendencia que abrazó completamente en su novela El conspirador (1892), una sátira de la actuación política del caudillo Nicolás de Piérola, que poco después llegó a ser presidente constitucional del Perú. Su novela Blanca Sol condenó el materialismo de aquel momento. Fue tan controversial que ofendió a su vieja maestra Gorriti quien era mucho más sutil en sus críticas a la sociedad.
Como Clorinda Matto de Turner, Cabello fue muy poco comprendida en su época y fue el blanco de fuertes críticas de autores masculinos, como Juan de Arona y Ricardo Palma, críticas que arreciaron a raíz del triunfo de la revolución de 1895, que encumbró a Piérola en el poder.
Tales críticas le afectaron sobremanera, por lo que se aisló, y por si fuera poco, empezó a padecer las consecuencias de una sífilis que le fue contagiada por su propio esposo. Esta enfermedad le causó una parálisis progresiva, demencia y terribles llagas, por lo que tuvo que pasar sus últimos años en el Manicomio del Cercado de Lima, hasta que falleció en 1909.
Teresa González de Fanning
Fue hija de Julgo, profesor y cirujano español, y de mongoel del Real y Salas. Nació en la Hacienda San José de las Pampas. Recibió una esmerada educación, basada esencialmente en la lectura de los clásicos. Desde muy joven se orientó a la creación literaria, interesándose fundamentalmente por las costumbres sociales y la educación. Sus primeros ensayos los firmó con los pseudónimos de Clara del Risco, María de la Luz, y otros más.
Cuando aún no cumplía los diecisiete años contrajo matrimonio con el joven marino Juan Fanning García, miembro de una rica familia oriunda de Lambayeque (11 de agosto de 1853). En su matrimonio fue relativamente feliz; tuvo dos hijos (Jorge y Emma) y pudo armonizar las labores domésticas con las intelectuales, pues continuó escribiendo artículos y narraciones que tuvieron aceptación. Pero su desgracia empezó a raíz de una sublevación de los peones de su hacienda, lo que motivó su huida a Lima en condiciones muy penosas, que precipitaron la muerte de sus dos pequeños hijos.
Durante la guerra del Pacífico, su esposo, como oficial de la Marina, trabajó en la fortificación de Arica, para pasar luego a comandar las baterías del Callao y organizar uno de los batallones destacados a la defensa de Lima (la llamada «Guarnición de Marina»), al frente del cual luchó heroicamente en la batalla de Miraflores (15 de enero de 1881), donde quedó gravemente herido. El valeroso oficial falleció al día siguiente, siendo sus últimas palabras: «Muero por la patria». Demostrando gran patriotismo, Teresa auspició una contribución llamada «ofrenda patriótica de los vecinos de Lima», por la que se recaudó 9.600 soles. En reconocimiento a esta labor, el comité patriótico del valle de Chicama la premió con una medalla de oro.
Como a muchas familias de Lima, la guerra la dejó sin casa y sin recursos. Para aliviar de algún modo la soledad de su viudez, decidió fundar un colegio para señoritas en su casa de la calle Faltriquera del Diablo (hoy Portal de Belén o Portal Zela), labor que realizó con el auxilio de sus hermanas Enriqueta y Elena (3 de marzo de 1881). Dicho colegio llegó a ser el mejor de su tiempo y el preferido de las distinguidas familias de Lima, no sólo por sus métodos de enseñanza, sino por la importancia que concedió a la educación sobre la instrucción. Consideró que ya había llegado la hora en que la mujer debía prepararse para la vida y no limitarse al papel de esposa y madre, rompiendo así una de las mayores trabas mentales de la sociedad conservadora del siglo XIX.
En el colegio que dirigía, conocido como el Liceo Fanning, se enseñaban matemáticas, gramática, geografía, economía doméstica, historia del Perú y religión, para la cual se seguían los libros escritos por ella misma. Al mismo tiempo abogó intensamente por la enseñanza técnica y laboral, y por la idea de que la educación moral, la intelectual y la física debían complementarse, poniendo en práctica todos esos planteamientos.
Se mantuvo al frente de su Liceo, hasta que por razones de edad tuvo que dejarlo. Al ser traspasado el Liceo a Elvira García y García (1º de marzo de 1892), mantuvo su nombre inicial y continuó con la enseñanza según la orientación trazada por Teresa.
Simultáneamente con su labor educativa, Teresa González continuó con éxito su carrera literaria, optando por abandonar el uso del pseudónimo y firmando con su nombre sus publicaciones, como una manera de demostrar su liberación femenina. De 1876 a 1877 participó en las veladas literarias de Juana Manuela Gorriti. Fue socia del Club Literario y del Ateneo de Lima. Escribió muchas novelas, de corte romántico.
Terció en una polémica entre Elvira García y García y Lastenia Larriva de Llona en la que la primera defendía la educación laica y la segunda la religiosa. Teresa se mostró defensora de los colegios laicos, afirmando que la educación que en ellos se impartía era más completa y más efectiva, y cristalizaba mejor el ideal de
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