Biografía De Espartaco
Enviado por frankdv25 • 13 de Noviembre de 2013 • 1.591 Palabras (7 Páginas) • 276 Visitas
Espartaco, la forja de un rebelde
Imaginad por un momento: mediados del siglo XIX, Estados Unidos de América. Una revuelta de esclavos negros se convierte en una guerra de liberación que llega a amenazar la seguridad de la propia nación. Por supuesto, nunca ocurrió y jamás podría haber ocurrido, pero dos mil años antes las circunstancias y el hombre adecuado para aprovecharlas se conjuntaron para dar paso a la rebelión de esclavos más famosa de toda la historia.
Su leyenda va más allá de biopics cinematográficos y de calenturientas saunas, cualquiera que lea estas líneas ha oido su nombre. Podéis no saber cuándo o dónde vivió, o lo que hizo, pero estoy seguro de que le conocéis. Su nombre era Espartaco, era tracio y nació siendo un hombre libre.
En la montañosa Tracia (que comprende las actuales Bulgaria, Grecia y Turquía occidental) los hombres de baja condición que querían salir adelante acababan indefectiblemente sirviendo en el poderoso ejército romano. Espartaco fue uno de esos hombres, y fue entrenado según las tácticas militares romanas de la época. Aquella circunstancia sería clave en su futuro y también en su destino: obligado a luchar contra su propio pueblo, Espartaco desertó. No tardó en ser capturado, y tanto él como su mujer fueron vendidos como esclavos.
En el sur de Italia Espartaco comenzó a ser entrenado como gladiador en Capua. Corría el año 73 a.C. Allí llegó a forjar algunas amistades, entre ellas la del galo Criso. Y entre todos decidieron que no podían seguir siendo esclavos más tiempo. Con unas improvisadas armas Espartaco y sus compañeros acabaron con los guardias y huyeron hacia el monte Vesubio.
Los 70 gladiadores iniciales pronto crecieron en número: la noticia se extendió rápidamente y muy pronto esclavos fugados o liberados se unieron a la causa. Un pequeño contingente de esclavos estaba pues dispuesto a resistir.
La noticia no causó gran alarma en el Senado romano. Tardaron en actuar, totalmente convencidos de su victoria, y dieron tiempo al pequeño grupo de esclavos a organizarse. Por otra parte, las legiones romanas, el arma militar más temible de su tiempo, estaban fuera de Italia, manteniendo el orden en las provincias o combatiendo con los enemigos de Roma. Por lo tanto se decidió enviar a tres mil milicianos para acabar con la rebelión. Una vez llegados al Vesubio sitiaron a Espartaco y sus hombres.
Pero el tracio no se dejó amilanar. Aprovechó la noche para burlar a los romanos y atacarles por la retaguardia. El inexperto pretor que mandaba las milicias no había fortificado el campamento ni establecido guardias adecuadas. La victoria para Espartaco fue total. La noticia de la victoria sorprendió más que inquietó a los senadores de la ciudad eterna. Sin embargo, dio a miles de esclavos en toda Italia una esperanza de libertad. Muy pronto miles de ellos se unieron al nutrido grupo de rebeldes.
El gladiador tracio se había revelado como un excelente estratega, dotado de una gran intuición para la batalla y siempre consciente de la realidad. Su entrenamiento como legionario romano fue crucial, pues de ese modo conocía el modo en que luchaban las tropas romanas y el mejor modo de vencerlas. Sabedor de que era inútil enfrentarse a las legiones en campo abierto, Espartaco llevo a cabo una táctica de supervivencia, parecida a una guerra de guerrillas. Su único objetivo era alcanzar la libertad, pero mientras debía aprovisionar a lo que eran ya varios miles de esclavos y trazar un plan para escapar de las garras romanas.
Los pillajes eran el único modo de aprovisionamiento para los rebeldes, y con cada granja y cada pueblo saqueado decenas y decenas de esclavos liberados o huidos se unían al que ya era un ejército rebelde en toda regla. Pero por supuesto Roma no iba a permitir que sus posesiones huyeran así como así.
Por dos veces envió Roma a sus tropas, y por dos veces fueron derrotadas. Espartaco había creado un eficaz sistema de entrenamiento, y los inexpertos reclutas enviados desde Roma no fueron rivales para los curtidos esclavos y gladiadores. Una vez llegado el invierno, las tropas esclavas se acuartelaron mientras se preparaban para las nuevas luchas de la primavera.
Los cónsules electos del año 72 a.C, Gelio Publícola y Cornelio Léntulo, fueron enviados junto con sus fuerzas para sofocar de una vez por todas la rebelión. Por su parte, Espartaco, con un ejército que ya constaba de unas 70.000 personas (incluyendo a mujeres, niños y ancianos), estaba dispuesto a llevar a sus gentes al norte de la Península Itálica y escapar por los Alpes.
Pero muchos de sus hombres tenían una idea distinta. Tras la sucesión de victorias sobre los romanos y los cuantiosos saqueos, muchos rebeldes confiados creían poder vencer a Roma, o al menos despojarla de sus riquezas para luego emprender una nueva vida. Desoyendo a Espartaco,
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