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Bolívar Conservacionista


Enviado por   •  14 de Mayo de 2012  •  2.115 Palabras (9 Páginas)  •  627 Visitas

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Bolívar Conservacionista

Dice la sagrada Biblia que cuando Dios creó la hierba verde, los árboles frutales, cada uno con su propia semilla, los animales domésticos de todo género, las bestias salvajes de todas las especies, los grandes peces y todos los animales que se mueven en las aguas y las aves que vuelan en el firmamento, vio que todas esas cosas que había hecho eran de gran manera buenas. Y entonces formó al hombre, varón y hembra, y le condeno que poblara la tierra con sus descendientes y que dominara la creación, es decir, la hierba, los arboles, los animales domésticos, las bestias, los peces, las aves. Esa orden dada por el creador de los hombres, es muy clara y terminante: el dominio de la naturaleza significa su constante aprovechamiento para que, como también dice la Biblia, los arboles sean hermosos a la vista y los frutos suaves al paladar. Si el hombre conserva lo que Dios le dio seguirán siendo esos arboles hermosos y esos frutos agradables, pero si lo destruye, ¿Con qué se quedará?

Después que se hicieron las primeras explosiones nucleares, terminado el estallido de la bomba y cuando ya el peligro radiactivo había pasado, expertos y sabios se acercaron al lugar y apreciaron que allí todo había desaparecido: la hermosa obra de la creación estaba destruida. Era el Apocalipsis, la desolación, la muerte, la soledad, la tristeza. La hermosura de los árboles, la fuerza de los animales, el agrado de los frutos, ¡ya no existía!

Y entonces mucha gente de buena voluntad meditó profundamente sobre el resultado de aquella tremenda explosión que destruyo cuanto había por su alrededor. Se reunieron enseguida conferencias, entre ellas una en Estocolmo y desde allí se dio una campanada al mundo, anunciando que era absolutamente indispensable para hacer el esfuerzo de conservar la naturaleza si el hombre quería seguir subsistiendo. Fue una llamada importante, que sacudió al mundo. Y muchos países, entre ellos Venezuela dictaron enseguida leyes para preservar el ambiente de todo intento de destrucción o desmejora.

Nosotros los venezolanos hemos sido un pueblo favorecido por múltiples bendiciones de la Divina Providencia. Tenemos un país extenso, con excelente ubicación geográfica, multiplicidad de climas, extensas cosas ríos enormes, bosques extraordinarios, suelos ricos, minas y yacimientos minerales abundantes. Tenemos prácticamente todo cuanto se necesita para hacer una nación próspera, digna y feliz. Si no la hacemos es culpa nuestra porque hemos fracasado, por que no hemos sabido o por que no nos hemos ocupado oportunamente de crear y conservar las riquezas de la patria.

Pero, junto a ese patrimonio material riquisimo, tenemos un patrimonio espiritual mayor aún. El que forman las enseñanzas de los grandes hombres que este pais ha visto vivir en sus tierras. Tampoco somos un país escaso en figuras ilustres, señeras, que iluminan con sus lecciones la vida del país.

La más importante de todas, la que este año tenemos presente. Ojalá no por unos meses sino como lección perenne, es la que nos dejó el Libertador Simón Bolívar.

Lo magnifico de Bolívar no es solo haber sido un gran guerrero, un gran estadista, un apasionado de la Ley y de la Libertad, sino el hecho de preparar una obre de dimensiones y profundidad tal, que no es exagerado decir, que bien puede servir de doctrina nacional para conducir el país en cualquier circunstancia.

Bolívar se ocupó prácticamente de todos los aspectos de la vida social y si bien, como es lógico, en su tiempo no existían temas y materias que hoy preocupan al hombre, si es importante, en la doctrina de Bolívar, encontrar principios de vida republicana y social que son buenos en cualquier época y en cualquier circunstancia.

Deseo hoy hacer un brevisimo análisis de la obra de Bolívar, como gobernante, en pro de la conservación de los recursos naturales renovables.

La primera referencia es respecto a las aguas y los bosques.

El decreto dictado por Bolívar, el 19 de diciembre de 1825 manifiesta la angustia que tenía por la ausencia de aguas que hacían el territorio correspondiente árido, sin vegetación e impedían a la colectividad obtener beneficios propios del cultivo de especies.

Ante esa situación Bolívar ordena el estudio sistemático de los ríos y de sus vertientes, es decir, de las cuencas hidrográficas y la preparación de un proyecto de riego para llevar las aguas a donde convenga.

En segundo lugar, decreta un programa de reforestación que había de llevarse a cabo en todo lugar donde el terreno prometa prosperar una especie de planta mayor cualquiera y hasta un número de millón de árboles.

Por ultimo, ordena la preparación de un sistema legislativo para crear, mantener y aprovechar los bosques en el territorio de la república.

Nótese la sabiduría de esas providencias: conservar las fuentes de las aguas, al estudiar las cuencas hidrográficas, crear nuevos bosques y adoptar una legislación protectora.

La audacia de lanzarse con un plan de UN MILLON de árboles, cantidad que hoy en día sigue siendo apreciable, en momentos en los cuales no se disponía de los medios técnicos y financieros de hoy, indica el convencimiento pleno de parte de Bolívar de estar ante un problema de tal gravedad que no cabría limite a la necesidad de una solución. Hay que darse cuenta de lo que significaba hablar de un proyecto de magnitud semejante en 1825, con un erario público reducido y un estado que apenas estaba naciendo.

Y no queda Bolívar tranquilo con esa disposición sino que el 31de julio de 1829, lanza otro decreto, más audaz e importante en el cual reconoce, primero le enorme riqueza e importancia de los bosques tanto de propiedad pública como de la privada. Segundo: La necesidad de proteger esa riqueza con medidas legislativas y de gobierno que fueren adecuadas. Tercero: El gran perjuicio que causa a esos bosques, el abusivo proceso de obtención exagerada en ellos de maderas y productos vegetales.

Ante esa situación, Bolívar ordena levantar un censo de los bosques existentes, se prohibe explotar los bosques baldíos sin licencia, establece sanciones a quienes violenten esa norma, crea un impuesto para gravar la explotación forestal y no permite que ciertos productos sean extraídos, incluso en bosques de propiedad privada sin expreso permiso de un organismo administrativo.

Pero, no son solamente las tierras, las aguas y los bosques, motivo de la preocupación del Libertador, sino que atiende también el grave problema de la conservación

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