“Cazadores de Microbios”

Al comenzar la lectura del libro “Cazadores de Microbios” percibí que se trataba de un libro bastante entretenido ya que cuenta las hazañas científicas, tales como la invención de aparatos para el estudio de la ciencia, o descubrimientos referentes a la misma biología, de una manera bastante entretenida, tal pareciera que en lugar de leer un libro, estese uno leyendo una historieta.

En el primer capítulo de esta fantástica obra, cuenta la historia del hombre al cual se le atribuye el mayor invento para el estudio de la ciencia, Antoine Van Leeuwenhoek, conserje de profesión, uno esperaría que un conserje sea el ser con menor interés en la ciencia de la vida, pero él no era un conserje cualquiera, ya que aparte de vender telas en una tienda que el mismo puso a funcionar, este hombre tenía conocimientos en la construcción y reparación de gafas y/o anteojos; un día tuvo la grandiosa idea de crear algo que le permitiese ver lo invisible, lo más pequeño, tenía la intensión de ver de qué forma estaban hechas las fibras del cabello, su piel, el corcho, etc.

Su invento fue de lo más asombroso, ya que cumplió las expectativas que Van Leeuwenhoek se había planteado sobre el mismo, pero él tenía esa curiosidad que hace grande a los hombres, ya que después de ver lo que tanto añoraba, que era ver cómo estaban formados los aguijones de las abejas y estructuras similares, decidió poner bajo la lente de su invento, una gota de lluvia que el colocó debajo de la lente de su obra maestra, para poder ver dentro de ella y para sorpresa del propio Leeuwenhoek, esta gota que a simple vista pareciera insignificante, poseía gran cantidad de microorganismos que asombraron tanto a nuestro “Héroe” que comenzó a gritar –“EN EL AGUA DE LLUVIA HAY BICHITOS”- estos “Bichitos” que el nombró no eran más que bacterias y microorganismos que hoy en día son cosa de lo más normal hablar de ellos, ya que varios son agentes patógenos causantes de enfermedades mortales, pero en ese entonces eso era..

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