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Cesar Antonio Mosquera Corral


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2012  •  2.154 Palabras (9 Páginas)  •  872 Visitas

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Monseñor CESAR ANTONIO MOSQUERA CORRAL

ARZOBISPO DE GUAYAQUIL.- Nació en Riobamba el 28 de abril de 1.896. Hijo legítimo de Ricardo Mosquera Orozco, Escribano riobambeño y de Carmen Amelia Corral Corral, quiteña; padres de once hijos.

En 1.900 ingresó al jardín de infantes de las hermanas de la Caridad y aprendió las primeras letras con la madre María Sarrade, luego pasó al colegio Salesiano de Santo Tomás Apóstol y terminó en el Maldonado. En 1.906 ingresó al San Felipe Neri de los Jesuítas, se graduó de bachiller en 1.913. Entonces quisieron enviarlo a España para que se hiciera jesuíta pero su padre se opuso y por darle gusto vivió un año en la hacienda “Quinpangoto” en Pallatanga, de su tío Augusto Mosquera Orozco, pero no se acostumbró y en 1.914 se presentó ante el doctor Ulpiano Pérez Quiñónez, Obispo de Riobamba, quien le dijo: “Te esperaba desde el otro año” y lo envió a Quito, a internarse en el Seminario Mayor de San José, de los padres lazaristas, a estudiar Filosofía y Teología.

El lro. de Enero de 1.921 se ordenó en la Catedral de Riobamba y seis días después pasó de Coadjutor de la vicaría de San Pedro de Guaranda. En Octubre viajó a Guayaquil, hospedándose en casa de su prima hermana Zoila Moscoso de Navas y fue operado de apendicitis en el Hospital, por el doctor Miguel H. Alcívar. En Diciembre regresó a Guano. En 1.922 fue capellán del Hospital de Guaranda y del Colegio de las madres Marianitas. En 1.925 pasó de párroco a San Luis en la Provincia del Chimborazo y a poco de llegado, la madrugada de un sábado, se cayó de vieja la Iglesia, que reconstruyó con la ayuda de los feligreses. Desde 1.927 fue párroco en Sicalpa y en 1.933 el nuevo Obispo de Riobamba, Alberto Ma. Ordoñez Crespo, le designó Vicario general de la Diócesis y en breve le pasó a simple Canónigo de esa catedral, para evitarle roces con los demás miembros del coro, mayores en edad que él.

El 18 de Septiembre de 1.936 fue preconizado VIII Obispo de Ibarra, consagrándose en enero del 37 de manos del Arzobispo Carlos María de la Torre. El 21 de ese mes viajó a tomar posesión de su sede. En 1.938 asistió al Congreso Eucarístico de Cuenca y el 41 celebró el V Sínodo Diocesano.

En 1.949 asistió al Congreso Eucarístico Nacional. El 1ro. de agosto de 1.954 fue designado Administrador Apostólico de Guayaquil y el 11 de Octubre electo IX Obispo de ésta Diócesis. Poco después tomó posesión de la sede causando admiración su donaire y apostura; casi enseguida colocó la primera piedra del monumento al Corazón de Jesús y en 1.956 el mismo Pío XII lo designó I Arzobispo de Guayaquil.

En Septiembre de 1.958 celebró el III Congreso Eucarístico Nacional con asistencia de 48 Obispos y recibió el palio Arzobispal de manos del Nuncio Opilio Rossi. En Octubre viajó a Roma con motivo de la elección papal del Cardenal Ángel José Roncali, que adoptó el nombre de Juan XXIII y convocó al Concilio Vaticano II para modernizar a la iglesia.

Mientras tanto, Monseñor Mosquera, previendo lo que pudiera suceder, pues era tradicionalista y enemigo de todo cambio, estableció en Mayo de 1.961 la Comisión de Defensa de la Fe, bajo la presidencia del Canónigo doctor Antonio Bermeo Bazantes y en Agosto dirigió al Clero y los fieles una exhortación pastoral aconsejando la unión con Cristo y la jerarquía; pues, vientos de fronda anunciaban inminentes cambios. Esto lo hacía “para que el Concilio Ecuménico sea apreciado debidamente por los católicos”. En Enero de 1.962, celebró sus Bodas de Plata sacerdotales y en Abril fundó la Universidad Católica de Guayaquil.

Era un pastor popularísimo en la ciudad y su provincia por su trato afable, casi campechano y paternal, lleno de mansedumbre y cortesía, así como la sencillez de su vida y sus costumbres. Por eso el Presidente izquierdista Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy lo condecoró con la Orden Nacional al Mérito y todos estuvieron de acuerdo, pero en materia intelectual, nunca fue una lumbrera.

En Septiembre viajó a Roma y asistió a la I Etapa del Concilio. Al año siguiente concurrió a la II y el 64 de la III, siendo operado de varices en ésta última ocasión (tuvo que ser sometido a seis intervenciones quirúrgicas en la Clínica Santa Marianita del doctor Walter Franco Ibarbo, por la mal circulación en sus piernas, sobre todo, en la derecha que le producía tremendos dolores en los dedos, que no le dejaban ni cuando se acostaba).

En 1.965 y mejorado de su molestia asistió a la sesiones de clausura del Concilio. Ya funcionaba en Guayaquil la Oficina Catequística Arquídiocisana a cargo del padre César Nuñez S. J. para frenar en algo las reformas del Concilio, con las que Mosquera nunca estuvo enteramente de acuerdo y a su regreso anunció que “las enseñanzas del Concilio debían de ser entendida con humildad y sinceridad y no con espíritu de falsas críticas”, sin darse cuenta que el cambio originado en el Concilio había sido total e irreversible.

En 1.966 inauguró el edificio de la Universidad Católica, el Palacio Arzobispal y la Casa Parroquial del Sagrario. Hasta entonces había habitado con su anciana madre y hermanos –era una familia ejemplar– en el antiguo Palacio de madera que por su deterioro amenazaba ruina. Con motivo del cambio las damas de la Sociedad de Beneficencia de Señoras se preocuparon del traslado de los muebles, ropas y demás enseres y comprobaron que el Arzobispo había vivido en una pobreza absoluta casi en la miseria y se admiraron de tanto desprendimiento.

En Agosto de ese año y a pesar de sufrir nuevas molestias en las piernas, presidió la Cruzada del Rosario en la explanada del Estadio Modelo con asistencia de más de 20.000 personas.

En Mayo de 1.967 pacificó los ánimos durante el paro ferroviario en Durán y participó en el IV Congreso Eucarístico Nacional; sin embargo el 1ro. de Noviembre tuvo que volverse a recluir en la Clínica Santa Marianita y recién el 14 de Enero de 1.968 pudo asistir nuevamente a los Actos Litúrgicos. El 5 de febrero viajó a Boston a hacerse un chequeo médico con gastos pagados por la Presidencia de la República, tal su pobreza.

El 16 de junio presidió la procesión de Corpus Cristi y en Agosto asistió al Congreso Eucarístico de Bogotá. Entonces le fue ofrecido por tres ocasiones el Arzobispado de Quito y el Capelo Cardenalísio, excusándose por motivos de salud; mas, en familia, había manifestado:

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