Delfo Cabrera - Biografia

Delfo Cabrera nació un 2 de abril en el año 1919, en la pequeña localidad de Armstrong, un pueblo santafesino ubicado a 92 kilómetros de Rosario. Hijo de Claro Cabrera y Juana Gómez de Cabrera, fue el cuarto de seis hermanos.

De muy joven y por provenir de una familia humilde, tuvo que repartir sus días entre la escuela y el trabajo, el cual se centraba sobre todo en la cosecha de maíz. Este tipo de labores formo en él un físico férreo y pronto se mostró muy dúctil para los deportes de resistencia.

Como la gran mayoría de los jóvenes argentinos, Delfo probó suerte en el fútbol jugando para Gimnasia y Esgrima de Armstrong, pero rápidamente comenzó a dejar de lado la pelota y adquirió el hábito de correr. Para ese entonces un nombre resonaba en la cabeza de Cabrera, era el de Juan Carlos Zabala o “Zabalita”, quien triunfo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932.

Antes de los 18 años, empezó a participar en carreras de su ciudad natal y pueblos aledaños, entrenando en su tiempo libre o corriendo en el camino que separaba su empleo, en Vialidad Nacional, con su casa. Al llegar a la mayoría de edad, Francisco Mura, entrenador del Club San Lorenzo de Almagro, lo convenció de trasladarse a Buenos Aires para darle un mejor rumbo a su carrera como atleta.

Allí consigue un empleo en la industria textil y luego en el cuerpo de bomberos de la Policía Federal. En 1945 contrajo matrimonio con Rosa Lento, la madre de sus tres hijos: María Eva (ahijada del Presidente Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón), Hilda Noemí y Delfo. Ya para 1946 era considerado el mejor fondista del país y contaba en su haber con victorias en el Gran Premio de Bolivia y otras pruebas a nivel sudamericano.

El año 1948 fue un quiebre en la vida de Cabrera, ya que el 7 de agosto logró quedar en la historia del atletismo mundial al ganar la medalla de oro en la maratón de los Juegos Olímpicos de Londres. Con una estrategia muy bien ejecutada, el fondista argentino no tomo el liderazgo hasta los últimos metros de los 42 kilómetros, cuando ya se encontraban dentro del estadio de Wembley ante más de 70.000 personas, lugar en que “Cabrora” superó al gran favorito, el belga Etienne Gailly, para cruzar la línea de meta en primera posición.

Con esta hazaña lograba el reconocimiento que había logrado su ídolo de la infancia, Juan Carlos Zabala. Cuatro años más tarde participó de los Juegos Olímpicos de Helsinki y a pesar de mejorar su tiempo neto en los 42 kilómetros, no fue suficiente para superar al checo Emil Zatopek, el vencedor. De esta forma se repetía la historia de Zabala, quien tampoco pudo repetir triunfo en los Juegos Olímpicos.

Por su actuación, recibió el ascenso a cabo dentro de la Policía y la medalla Peronista al mérito deportivo. Esto último fue motivo de gran orgullo para el atleta,

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