Desarrollo del lenguaje, entrevista a Derek Bickerton
Enviado por gabithop • 9 de Septiembre de 2012 • Tutorial • 5.109 Palabras (21 Páginas) • 552 Visitas
Desarrollo del lenguaje, entrevista a Derek Bickerton
Cualquiera que haya intentado aprender un lenguaje en la madurez se habrá dado cuenta de que, por muchos que sean sus esfuerzos, jamás logrará hablar con fluidez la lengua nueva. El mejor modo de aprender un lenguaje extraño es sin duda sumergirse en él por completo, necesitarlo. Si uno quiere aprender inglés lo mejor es irse a un país anglosajón, si quiere aprender español venirse a España o ir a algún país latinoamericano –a vivir. El aprendizaje, en última instancia, sirve a la necesidad. Cuanto más perentoria sea esta más se aprende. Y en el caso del lenguaje esto resulta particularmente cierto, puesto que lo necesitamos para comunicarnos, lo cual, en una especie tan social como la nuestra, significa simple y llanamente que lo necesitamos.
El cerebro maduro sin embargo, ha perdido gran parte del potencial y la capacidad de aprendizaje de los que disponía en su etapa infantil y la primera juvenil. Con gran dificultad se adquiere un léxico y se siguen unas normas gramaticales, con gran torpeza se expresa lo aprendido. En la infancia todo resulta sorprendentemente fácil. Los niños no estudian las lenguas, simplemente las desarrollan. La pericia natural de estos al adquirir el lenguaje ha llevado a los lingüistas a postular que existe una gramática universal y a los psicólogos evolutivos a sostener que el lenguaje es un instinto.
Una de las pruebas más concluyentes de la universalidad de la capacidad para el lenguaje en los humanos ha llegado a través del estudio de las lenguas criollas. Estas lenguas constituyen un claro ejemplo de cómo los niños pueden, en una generación, crear el lenguaje. El milagro cotidiano de la adquisición del lenguaje no nos llama mucho la atención porque nuestros niños están rodeados de un lenguaje estructurado por todas partes. Un niño que nace en Francia rodeado de franco-parlantes aprende francés. Pero los niños que crearon el criollo no tenían el referente permanente e ineludible de unos criollo-parlantes a su alrededor. Lo que había en su ambiente social era una cosa llamada pidgin (macarrónico), una chapuza grosera perpetrada torpemente por hablantes adultos, esclavos de plantaciones venidos de múltiples lugares del globo (y por tanto con diferente lenguas) que de alguna forma tenían que comunicarse entre sí. Dicha forma de comunicación distaba de ser un lenguaje, porque carecía de una estructura coherente. Por otro lado el lenguaje de los amos no era muy útil como referente, puesto que estos no se relacionaban con sus esclavos y representaban un porcentaje muy bajo de la población. Así, los niños, tuvieron que inventarse un lenguaje a partir de un magma caótico de expresiones inconexas proferidas por sus mayores. Y sorprendentemente lo hicieron, a la primera. El resultado: las lenguas criollas.
Este proceso de creación lo ha estudiado el lingüista Derek Bickerton en varios lugares, pero con especial énfasis en Hawai, en cuya universidad trabaja. Tras comprobar las similitudes entre las distintas lenguas criollas ha llegado a la conclusión de que son, en su estructura, lo más parecido que hay a la lengua original de la humanidad. Las lenguas que ahora se hablan en el mundo tienen singularidades estructurales que los niños han de aprender con algo más de esfuerzo que el resto del lenguaje, cometiendo numerosos errores en su aprendizaje. Las lenguas criollas tienen la pureza prístina del primer lenguaje, son la trascripción más literal de los mecanismos para el lenguaje de nuestro cerebro y la mejor prueba de que en él residen las redes neurales que se traducen en las redes lingüísticas que unen sutilmente a los hablantes de cualquier lengua.
Derek Bickerton ha tenido la amabilidad de respondernos unas preguntas. Marzo las ha traducido con su habitual pericia y sutileza.
1. ¿Qué es el lenguaje? ¿Cómo surgió? ¿Cómo evolucionó?
El lenguaje es la capacidad de concatenar sistemáticamente unidades simbólicas (palabras, signos manuales…) que refieren a nuestros conceptos internos de fenómenos del mundo real (entidades, acciones, estados…) para generar proposiciones de longitud indeterminada, y de entender los significados de tales proposiciones.
El lenguaje sólo puede haber surgido de alguna clase de presión selectiva a la que los ancestros de la humanidad estuvieran sometidos, una presión selectiva peculiar entre las especies que compartían los requisitos del lenguaje (tamaño cerebral adecuado, un canal o canales apropiados, intensa interacción social…); si no, debería haber empezado a desarrollarse el lenguaje también en al menos alguna otra de esas especies. Hasta ahora la única presión adecuada parece ser el carroñeo confrontativo de cadáveres de megafauna. Esto requeriría el reclutamiento de un amplio número de congéneres, y el reclutamiento precisaba de señales con la propiedad de desplazamiento (referencia a objetos fuera del alcance sensorial del receptor), transformando así el anterior sistema de comunicación.
El lenguaje evolucionó inevitablemente una vez que el proceso arriba descrito hubo producido las primeras unidades simbólicas. El cerebro, un mecanismo autoorganizador, desarrolló entonces modos de combinar estas unidades, mediante procesos de ordenación y almacenamiento y la formación de enlaces entre las áreas cerebrales involucradas, para disponer de construcciones cada vez más complejas. Esto hizo innecesarias ulteriores presiones selectivas, aunque en conjunto la destreza en el lenguaje puede haber conducido a algún grado de selección de grupo.
2. ¿Cómo aprenden a hablar los niños? ¿Qué es innato en el lenguaje?
Los niños aprenden a hablar aprendiendo palabras (o signos manuales, si son sordos). Tan pronto como se han adquirido unos cuantos signos, los niños proceden a concatenarlos de acuerdo con los mecanismos cerebrales dedicados a esta tarea. Si los patrones resultantes concuerdan con los de la lengua destino, o si no hay instrucciones (la interfaz pidgin/criollo), no es necesario más aprendizaje. Si no concuerdan, alguna evidencia positiva de la lengua destino resultará en la adaptación de esos patrones para adecuarse a ella.
Rasgos innatos de los mecanismos cerebrales involucrados son la estructura argumental (los posibles roles temáticos y sus relaciones), la fusión (el proceso que concatena dos elementos estructurales cualesquiera (palabras, frases, oraciones…)), distinciones de clase de palabras (como mínimo modificante/modificado y, en esta última categoría, nominal/verbal) y probablemente además los algoritmos que asignan referencia inequívoca a unidades que no están expresadas fonéticamente (“categorías vacías”).
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