Dragón Picante Es Muy Fuerte

Los Dragones del Edén

Carl Sagan; Biblioteca de Bolsillo; Cuarta edición 2004.

“Nuestro destino es el conocimiento”. Es de verdad sorprendente darnos cuenta, que algo tan cotidiano, implique una serie de procesos tan complejos que incluyen miles de millones de años de evolución: “pensar”. Veinte mil millones de bits de información en un cromosoma; 5.000 bits procesados por el cerebro en un segundo; 2 multiplicado por si mismo diez billones de veces, son los estados mentales que puede alcanzar el hombre. Y todo esto logrado en los últimos 30 minutos del año cósmico.

Todas estas especulaciones de Sagan en Los Dragones de Edén, desde la aparición del primer hombre, hasta el momento de comunicarnos con la vida extraterrestre, nos muestran el nivel de inteligencia humana que ha llegado al grado de en realidad controlarse a sí mismo, y sobre todo, controlar su evolución. Al ser el hombre “expulsado del Edén”, se vio en la necesidad de sobrevivir por sí solo, y crearse las bases para su desarrollo; con esta metáfora, el autor nos refiere el continuo perfeccionamiento de la raza humana, que le va creando nuevas necesidades de adaptarse al medio. Así, entre más evoluciona el organismo, mas capacidad tiene para adaptarse a los cambios y crecer en su entorno de manera más compleja.

Lo más interesante, es concebir al ser humano como un organismo animal, producto de causas físicas, químicas y biológicas. Únicamente, como ya se dijo, con un nivel de inteligencia tan avanzada, que lo ponen en la cima de la existencia de vida en la tierra. Pues se ha visto favorecido en circunstancias a las que se ve obligado a cambiar y tener mayor capacidad de evolución, sobre todo en la inteligencia. La cual se ve también, en un grado mucho menor, en organismos animales superiores.

Todos nuestros sentimientos, ideas y tradiciones, llegan hasta un principio de la anatomía de nuestro cerebro, que se ve reflejado en esta obra, como el máximo

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