El 11 de octubre de 2012
Enviado por Amigo2 • 22 de Mayo de 2016 • Ensayo • 1.442 Palabras (6 Páginas) • 201 Visitas
El 11 de octubre de 2012 se cumplen 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, un acontecimiento que, según José Morales, “divide en un antes y un después la historia de la Iglesia, al menos desde los tiempos de la Ilustración” (pág.25).
En Breve historia del Concilio Vaticano II, José Morales, sacerdote y profesor de Teología en la Universidad de Navarra, proporciona las claves para conocer, profundizar y comprender el alcance de este hecho: habla de los grandes protagonistas, los temas del Concilio y cómo fueron sucediéndose sus cuatro sesiones.
El Concilio de dos Papas
En todo el libro se refleja una alta y justa valoración de la figura y actuación de Pablo VI, el Papa que, siendo aún cardenal Montini, no mostró demasiada emoción con el anuncio del Concilio, pero que, tras ser elegido como sucesor de Pedro, declaró que su mayor tarea y preocupación sería dicho Concilio.
El autor no olvida, claro está, la importancia de Juan XXIII, como convocante del Vaticano II, y afirma que “fue sin duda una decisión sapiencial, que contenía mayor densidad y trascendencia de lo que en aquel momento podía diseñar Juan XXIII en su mente y en su gran corazón” (pág.23).
Si las intuiciones del Papa Juan fueron excelentes, la manera de llevarlas a cabo del Papa Pablo fueron cruciales. No sólo se encargaba de moderar sino que siempre se preocupó de que los textos conciliares fueron aprobados por una gran mayoría de la Asamblea, y también prestó atención a que las minorías votaran positivamente dichos textos. Gracias a su actitud conciliadora y dialogante las 4 Constituciones, los 9 Decretos y las 3 Declaraciones del Concilio fueron aprobados con una mayoría de votos de mucho más del 90% de los Padres Conciliares. José Morales afirma a este respecto que “el Concilio fue en su desarrollo y en sus frutos, una obra de arte de Pablo VI” (pág.108).
Fue el primer Papa que viajó a Tierra Santa, después de San Pedro, y cambió la tiara por la mitra.
Sobre su actitud dialogante, su amigo Jean Guitton, filósofo y escritor francés, afirmaba: “El diálogo era para Pablo VI un método de conocimiento, un medio de investigación y reflexión, y un proceso de asimilación de la verdad del otro. Era un diálogo con el mundo, con la Curia Romana y el Episcopado, con los fieles cristianos, los protestantes y los no-creyentes” (págs.17 y 18).
Temas para un Concilio
Algunos de los grandes temas tratados en los cuatro años del Concilio Vaticano II fueron: la Liturgia, la libertad religiosa, los medios de comunicación social, el papel de la Iglesia y su relación con el mundo actual, el ecumenismo, la misión de los laicos, la colegialidad episcopal y la Revelación.
La idea que Juan XXIII tenía de fondo al convocar el Concilio era realizar una apertura al mundo, lo que se llamó el aggiornamento, una “puesta al día”. Desgraciadamente, este término sufrió algunas malinterpretaciones de quienes lo entendieron como que la Iglesia debía cambiar su doctrina o algunas partes de su mensaje para adaptarla a los nuevos tiempos. Pero ésta no era la idea del Concilio, que podría decirse que fue un Concilio de reforma. José Morales afirma que “la Iglesia nunca cesa de reformarse a sí misma a través de los siglos (…). En ese impulso permanente de conversión y purificación, para asemejarse lo más posible a la imagen que Dios tiene de ella como Esposa de Jesucristo, radica su perennidad” (pág.42).
Era una reforma en la Iglesia, pero no de la Iglesia. Y se trataba de una reforma principalmente interior, y de manera secundaria, institucional. Por eso el autor del libro afirma que la Constitución Lumen Gentium, que era una profunda reflexión sobre la propia Iglesia, fue el documento más importante del Concilio, y uno de sus pilares, junto a la Gaudium et Spes, que trataba sobre la Iglesia en su relación con el mundo actual.
Los otros protagonistas del Concilio
Aunque los protagonistas centrales del Concilio fueran Juan XXIII y sobre todo, Pablo VI (quien llevó todo el peso de su desarrollo), fueron muchas las personas involucradas y con actuaciones más o menos importantes en este acontecimiento.
Los Padres Conciliares invitados fueron 2856, entre los que se contaban Cardenales, Patriarcas, Arzobispos, Obispos, Abades y Religiosos, de 79 países diferentes de todos los continentes, de los cuales no todos pudieron asistir, por distintos motivos.
Entre los Padres Conciliares más influyentes, el autor destaca a Agustín Bea (que defendió ampliamente el ecumenismo), Ottaviani, Döpfner y Suenens (que insistía en la responsabilidad apostólica de los laicos). Los dos últimos mencionados fueron moderadores del Concilio, junto con Agagianian y Lercaro.
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