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El Agua De Nuestro Planeta


Enviado por   •  13 de Octubre de 2013  •  1.218 Palabras (5 Páginas)  •  438 Visitas

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El Agua De Nuestro Planeta

La Distribución del agua en el planeta.

El 97.4% del agua en nuestro planeta se encuentra en los mares. Por lo tanto, sólo un 2.6% está en la tierra. De ésta sólo un .06% está disponible a los seres humanos y demás organismos, dado que el resto está en el subsuelo o en forma de hielo y nieve.

Del total del agua existente en la Tierra, según las estimaciones actuales, (2009) aproximadamente el 97.5% se encuentra en los mares y océanos, se trata por lo tanto de agua salada, cuyos usos, sin un delicado y costoso tratamiento, son limitados.

El agua dulce disponible es, por lo tanto, de tan solo 2.5%. De éste 2.5%, el 68.7% se encuentra en los glaciares, principalmente en los casquetes polares, pero también en las altas cumbres nevadas. Otra parte importante de las reservas de "agua dulce", 30.1%, se encuentra en acuíferos subterráneos. El 0.8% se encuentra en el permafrost, el restante 0.4% se encuentra en aguas superficiales y en la atmósfera.

El 0.4% de agua dulce disponible en las aguas superficiales y en la atmósfera se divide de la siguiente forma:

67.4% se encuentra en lagos; 12.2% en el suelo bajo forma de humedad; 9.5% en la atmósfera; 8.5% en humedales; nota 31.6% en ríos; 0.8% e plantas y animales.

Las actividades humanas pueden afectar gravemente los recursos hídricos. Las principales son a través de: la contaminación; la sobre explotación; el cambio climático; el crecimiento urbano y cambios en el paisaje como la deforestación.

La contaminación tiene muchas formas de dañar los recursos hídricos. Actividades mal gestionadas como la agricultura, puede: Contaminar las aguas superficiales y subterráneas con excesos de abonos y pesticidas;

Inducir un incremento de la erosión que finalmente llega a los ríos y lagos reduciendo la capacidad de los mismos para transportar y almacenar agua;

La construcción inadecuada de carreteras puede también ocasionar derrumbes que perjudican los cursos naturales de agua, incrementando la sedimentación de los mismos. La descarga de aguas servidas, sin el tratamiento adecuado contamina ríos, arroyos, lagos y las aguas subterráneas limitando severamente su uso posterior. La contaminación puede dañar los recursos hídricos y los ecosistemas acuáticos. Los principales contaminantes son, por ejemplo, la materia orgánica y los organismos patógenos contenidos en las aguas residuales, los fertilizantes y pesticidas procedentes de las tierras agrícolas, la lluvia ácida provocada por la contaminación del aire, y los metales pesados liberados por las actividades mineras e industriales. La sobre explotación de los recursos hídricos, tanto superficial como subterránea, ha tenido efectos catastróficos en varios lugares de la Tierra. Como ejemplos basta recordar la drástica reducción del Mar de Aral y del Lago Chad.

La sobre explotación de las aguas subterráneas no es tan evidente como la de los lagos y los ríos. Hay menos pruebas visuales y los efectos de la extracción excesiva de agua subterránea tardan más en ser apreciables. Durante la segunda mitad del siglo pasado, el bombeo de los acuíferos aumentó a nivel mundial. Sin embargo, a menudo los beneficios (mayores cosechas, por ejemplo) son efímeros y terminan traduciéndose en una disminución del nivel de los acuíferos, en la perforación de pozos más profundos y a veces incluso en el agotamiento de la fuente de agua subterránea. En las últimas décadas se ha extraído mucha más agua de fuentes subterráneas que en el pasado, sin tener en cuenta la capacidad de recarga de estos acuíferos. Los beneficios de la extracción de aguas subterráneas suelen ser efímeros, mientras que las consecuencias negativas (reducción de los niveles de agua y agotamiento de los recursos, por ejemplo) pueden ser permanentes o tener una duración muy larga en el tiempo. La sobre explotación de los recursos hídricos es sumamente peligrosa, sobre todo cuando se trata de aguas subterráneas, porque utiliza una parte no renovable de los mismos. Se está haciendo muy poco para atajar las causas del problema, a pesar de que es conocido desde hace bastante tiempo y existen los medios técnicos para prever estas situaciones y en la mayoría de las veces también existe la posibilidad de revertir las situaciones desastrosas, si bien que son intervenciones que tienen costos elevados. El cambio climático, independientemente de considerarse de carácter andrógeno o no, parece aumentar las presiones existentes sobre los recursos hídricos, por ejemplo en las zonas que ya sufren escasez de agua.

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