El Cielo Es El límite
Enviado por alinacastrillon • 8 de Diciembre de 2012 • 1.276 Palabras (6 Páginas) • 597 Visitas
EL CIELO ES EL LÍMITE
El Sargento Viceprimero Wilson Bustamante es una prueba fehaciente de lo que es tener verdadera Fe en la Causa. Un soldado a quien ni siquiera su discapacidad en una pierna ha logrado menguar su espíritu combativo
Mientras cursaba su bachillerato, Wilson tenía que sortear el frío que hacía en la gran estructura del Seminario Menor Santo Tomás de Aquino de Santa Rosa de Osos, un pueblo al Norte de Antioquia reconocido por su producción lechera y por su fervor católico. Tal vez por eso es que hoy en día, llegan a este municipio cada fin de semana buses llenos de turistas –en su mayoría muy entrados en años- a conocer la Catedral, La Basílica de Nuestra Señora de las Misericordias, la casa que en otrora fuera de Monseñor Miguel Ángel Builes, la Capilla del Señor de la Humildad o la Pequeña Sixtina. Un típico pueblito tierra fría, donde los niños tienen los cachetes quemados por la neblina y el Obispo tiene tanto poder como el mismo Alcalde. Ahí, en esa Perla del Norte, fue donde transcurrió la adolescencia de Wilson; entre oraciones y materias de clase, entre el rigor y la disciplina. Cuando llegó el momento de graduarse y definir su futuro, consideró como primera opción ser sacerdote. “Estaría confesando niñas entre 18 y 22 años, con penitencias a la una de la mañana” apunta mientras se ríe con un gesto pícaro. “Soy muy devoto, muy católico y yo le pedía mucho a Dios que si iba a ser sacerdote, por favor me iluminara muy rápido porque si yo no iba a cumplir los 3 votos: pobreza, nobleza y castidad, más bien me llevara por otra carrera”.
Y esa luz llegó, y le indicó el camino correcto. Rechazó la oferta de estudiar Medicina para descubrir una institución donde hubiera tanta disciplina como en el Seminario: El Ejército Nacional. Hoy, a sus 40 años, es el Sargento Viceprimero Wilson de Jesús Bustamante Valencia, instructor de asalto aéreo del Grupo de Acción Directa de la Décima Cuarta Brigada. Un Héroe de las alturas, a quien las secuelas de la guerra le redujeron la capacidad de su pie izquierdo, pero no fueron suficientes para quitarle las ganas de volar. Un 12 de mayo de 2008, no lo acompañó la fortuna, y cayó en un campo minado que le destrozó el talón y su hueso calcáneo. Después de cinco cirugías el dictamen médico acerca de su discapacidad, arrojó una cifra que lo acompañaría hasta hoy: 90.19 por ciento. Sin embargo, cada día supera con creces las limitantes de ese número, porque las dificultades son físicas pero no espirituales. “Hay gente también con menos discapacidad que la mía y dicen que no pueden hacer nada” agrega con su marcado acento paisa. Él, en cambio, sigue con la misma vitalidad y energía de antes del 2008, un hombre con una disciplina férrea y con un amor al trabajo que muchos otros, con sus extremidades intactas, también deberían profesar. “Si tú piensas que estas mal y tú te levantas y dices ay me duele este pie, no así no es. Levántate y da gracias a Dios por un nuevo día y para adelante. Si a uno se le presentan obstáculos y barreras hay que solucionarlos y verás a dónde vas a llegar. Nunca escojas el camino de alguien porque vas a llegar hasta donde él llegó, traza tu propio camino”.
Como dicen en el argot popular, El Sargento Bustamante está “más preparado que un kumis”. Su larga lista de cursos y condecoraciones así lo demuestran: Cursos de Lancero, Comando Especial Terrestre, Contraguerrillas Rurales, Intercambio de Alas con Estados Unidos, Jefe de Salto, Guía de Aeronaves
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