El Smoking
Enviado por smoking • 8 de Abril de 2013 • 427 Palabras (2 Páginas) • 365 Visitas
Nueve años duró el sitio de Troya, ciudad que estaba cercada por un alto y ancho muro de piedra, inexpugnable. Fracasados todos los intentos de los griegos para tomar la ciudad, distraían sus ocios en frecuentes incursiones en otros pueblos vecinos, a los que entraban a saco, apoderándose de las riquezas y de los hombres y mujeres jóvenes, a los que sometían a la esclavitud. Durante una de las depredaciones el rey Agamenón se apoderó de Criseida, una joven hija del sacerdote a cuyo cargo estaba el templo de Apolo en al ciudad saqueada. Crises, el anciano sacerdote, se dirige entonces al campamento griego como suplicante, rogando a Agamenón que le devuelva a su hija, a cambio de la cual ofrece un cuantioso rescate. Reunido en el ágora, el ejército griego opina que debe atenderse la súplica del sacerdote, pero Agamenón se niega. Aquiles, el más fuerte y valiente de los héroes griegos, hijo de la diosa Tetis y rey de los mirmidones, aconseja a Agamenón que acate la opinión del ejército y devuelva la joven al anciano sacerdote.
Agamenón, despechado por las palabras de Aquiles, insiste al principio en su negativa; pero termina por acceder, aunque amenazando a su contrincante con sacarle a viva fuerza, de su tienda, a una esclava, Briseida, a quien el rey de los mirmidones tiene en gran aprecio. Agamenón cumple su amenaza. Devuelve su hija al sacerdote a cambio del recate ofrecido y manda varios heraldos a la tienda de Aquiles para que se apoderen de Briseida. Aquiles no se opone a que se cumpla la voluntad del generalísimo, pero jura vengarse invocando para ello la ayuda de Tetis, su madre, que acude a su llamado desde el fondo del mar, donde tiene su morada. La diosa le aconseja, entonces, lo que debe hacer: permanecer en su tienda, absteniéndose de intervenir en la guerra que va a desencadenarse, aunque vea morir por millares a los paladines griegos. Ella irá a pedir a Júpiter, su padre, que origine en las filas de éstos grandes matanzas bajo las lanzas y las flechas de los enardecidos guerreros troyanos.
La promesa de Tetis se cumple. Júpiter enciende la guerra entre griegos y troyanos, y tan numeroso y aguerrido es el ejército de los últimos que aquéllos sufren enormes pérdidas en el primer encuentro. Durante largos días se prolonga la guerra con suerte varia. Pero Júpiter ha decretado la derrota final de los griegos.
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