El alquimista (novela)
Enviado por farodas • 27 de Enero de 2012 • Resumen • 2.201 Palabras (9 Páginas) • 522 Visitas
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Para otros usos de este término, véase El alquimista.
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El Alquimista
Autor Paulo Coelho
Género Novela narrativa,reflexiva y ficción
Tema(s) Desarrollo y crecimiento personal
Título original O Alquimista
Traductor Monserrat Mira
Editorial Editorial Planeta
Páginas 176
El alquimista u O Alquimista (1988) es un libro publicado por el escritor brasileño Paulo Coelho y que ha sido traducido a más de 63 lenguas y publicado en 150 países, vendiendo un total de 65 millones de copias en todo el mundo. El libro trata sobre los sueños y los medios que utilizamos para alcanzarlos, sobre el azar en nuestra vida y las señales que se presentan a lo largo de la misma.
Está considerado cómo una paráfrasis del cuento Historia de dos que soñaron de Jorge Luis Borges, que a su vez es una paráfrasis de Las mil y una noches: en definitiva, las aventuras de un héroe que busca su tesoro, lejos de su hogar, para regresar a él y hallarlo, sufriendo durante todo el viaje una transformación en lo que a su visión del mundo y la realidad se refiere.
Con motivo del vigésimo aniversario de la publicación de la novela, se celebró un homenaje en el Teatro Palacio Valdés
[editar] SinopsisEl joven pastor Santiago tiene un sueño repetido mientras descansa con sus ovejas en un pasto andaluz, por lo que decide acudir a una gitana para que le interprete el sueño. Después de quedar descontento con la respuesta que recibe, se sienta en un banco de la plaza a leer un libro y conoce a un anciano que dice ser el rey de Salem. Tras tener una conversación con él, en la que le deja claro que es alguien muy especial, Santiago decide emprender un viaje por el norte de África en busca de un tesoro. En su camino conocerá a un sinfín de personas que, cómo él, buscan su propia Leyenda Personal.
[editar] Argumento detalladoSantiago es un joven que con su sed de conocer nuevos lugares se aventura a ser pastor, cuidando sus ovejas y llevándolas al pueblo para vender su lana. Un día, Santiago se sentó en un banco en la plaza para leer un libro, y se encuentra con un viejo, que le dice que no vale la pena leerlo. Santiago, increíblemente asombrado, le pregunta si ya lo ha leído, a lo que el viejo responde afirmativamente.
El viejo le cuenta que es un rey, el Rey de Salem.
Le da la decima parte de sus ovejas a cambio de que le mostrase dónde está su tesoro y el misterioso rey le da unas piedras místicas, una negra y una blanca (Urim y Tumim), y le cuenta una historia: la meta en la tierra de todo hombre es su leyenda personal, encontrarla y alcanzarla. "Cuando una persona desea realmente algo, todo el mundo conspira para que pueda realizarlo". Atraviesa en barco el Estrecho de Gibraltar, llegando a África. Es una tierra ajena, donde todos hablan lenguas extrañas y tienen costumbres y vestimentas muy diferentes, donde reinan los ladrones y bandidos y no se puede confiar en nadie.
Cuando le roban se siente miserable y tonto. Ayudado por un hombre noble se vuelve a aventurar por las calles de Tánger hasta encontrar un negocio de cristales, en el cual entra y empieza a limpiar los cristales expuestos. El dueño, percatándose, le deja hacer sin decirle nada. Después Santiago le dice por señas que tiene hambre. Pasan a un comedor donde el dueño le habla en español y le dice que no era necesario que hubiese limpiado los recipientes, pues su religión le obliga a dar de comer al hambriento, a lo que el muchacho pregunta asombrado por qué lo había dejado limpiar los cristales. El comerciante responde que necesitan una limpieza de vez en cuando.
El hombre contrata al muchacho, este trabaja con empeño y gana mucho dinero para poder regresar y comprar todo su rebaño de nuevo. Gana dinero suficiente como para duplicar su antiguo rebaño y piensa que ese era su tesoro. Pasaba poco menos de un año, cuando un vendedor de té llegó al negocio y el muchacho le recomienda al vendedor de cristales que también el venda té. El dueño de la tienda respondió negativamente ya que en su interior tenía miedo a lo desconocido, tenía miedo a que su negocio creciese y no lo pudiese controlar él solo.
El muchacho le contó que a veces los sueños no se pueden cumplir por la falta de determinación de la gente. Entonces recordó al viejo rey y su leyenda personal; se había olvidado totalmente de ella. El dueño acepto la idea de vender té en los frascos de cristal y su negocio crecio. El muchacho se acuerda otra vez del rey y su leyenda personal. Le dijo al dueño de cristales que al siguiente día se iba y este, con cierta tristeza, aceptó. Al día siguiente, se fue.
Se une a una caravana y se adentra en las arenas del desierto. Por muchas noches y días camina, haciendo amistad con un inglés que busca un alquimista. El caravanero no dormía de noche ya que el miedo lo tenía paralizado; en el desierto se desarrollaba una guerra entre varios clanes y una caravana desconocida es asaltada.
Llegaron a lo que, después de haber estado mucho tiempo en el desierto, parecía el paraíso, un oasis en el que el inglés y el muchacho siguieron su búsqueda. Santiago encontró ahí el amor de su vida, Fátima.
Un día el muchacho estaba adormitado en las arenas, cuando dos gavilanes aparecen en el cielo y él tiene una visión, en la cual ve a cientos de hombres entrando en el oasis, matando y quemando todo a su paso.
El muchacho le cuenta su visión a los jefes tribales, los cuales le hacen caso omiso, argumentando que el desierto nunca da señales a extraños.
Pero el joven tenía la confianza de todos y comienzan a prepararse.
Esa misma noche, el joven, estaba caminado por el desierto; de repente un jinete negro con voz grave e intimidante le pregunta si él había sido la persona que tuvo la visión de los gavilanes, a lo cual respondió afirmativamente, argumentando que los gavilanes lo habían escogido para decirle lo que tenían que decir.
El jinete desenvainó su espada y rozó con ella la cabeza inclinada del chico. Era tan filosa que salió una gota de sangre. La última y más intimidante pregunta que el jinete formula es: ¿por qué estás aquí? A lo
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