El legado manuscrito de Frida Kahlo
Enviado por svetllana • 19 de Septiembre de 2013 • Informe • 2.124 Palabras (9 Páginas) • 262 Visitas
El legado manuscrito de Frida Kahlo
“Viva la Vida”
“Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite.
Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir.
Que cada uno lo resuelva como pueda.”
(Frida Kahlo)
Y ella lo supo resolver con tesón y con espíritu de lucha por la vida.
Ésta, la vida, se lo había puesto difícil desde la infancia. Nacida el 6 de julio de
1907, Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, sufrió una poliomelitis a los 6
años que le causó malformaciones en la pierna derecha. A los 18 años, el
autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía descontrolado. Frida
salvó la vida, pero sufrió traumatismos y fracturas de varios huesos y lesiones
en la espina dorsal que la postraron en la cama durante meses. Podría muy
bien decirse que el accidente hizo nacer a una nueva Frida y dio alas a la Frida
artista, la pintora que supo plasmar como nadie, en el surrealismo más realista
del arte, la frustración, el sufrimiento y la lucha por la vida.
"Pensaron que yo era surrealista, pero no lo fui.
Nunca pinté mis sueños, sólo pinté mi propia realidad".
Frida pintó sus primeras obras tumbada en la cama. Así plasmó el relato de su
accidente. En primer plano, ella misma cubierta de vendas. Por encima de su
imagen yacente, el rostro de la artista contempla el accidente. A la izquierda, la
casa azul, el hogar de la infancia; y en un plano superior, los dos vehículos
chocados con cuerpos atrapados y otros tendidos en el suelo.
No fue más que el comienzo de “las dos Fridas”.
Jugando con espejos desde su cama, la artista pintó numerosos autorretratos.
“Me pinto a mí misma porque estoy mucho tiempo sola, y porque soy la
persona que mejor conozco”.
En 1929, Frida se casa con el muralista
Diego Rivera. Su historia de amor se calificó
por muchos de grotesca, un “ni contigo ni
sin ti”, en la que ambos se permitían
relaciones con otras personas pero, a la
vez, eran grandes compañeros y no podían
vivir separados.
"Ser la mujer de Diego es la cosa más maravillosa del mundo.
Yo le dejo jugar al matrimonio con otras mujeres.
Diego no es el marido de nadie y nunca lo será, pero es un gran compañero".
Poco tiempo después de la boda, Frida tuvo su primer aborto. El desgarro que
le supuso este nuevo golpe de la vida quedó plasmado en su obra “Henry Ford
Hospital” (1932)
Después de dos abortos más y de numerosas operaciones, unidas a las
incesantes infidelidades de su esposo, aumentó la crisis emocional de la artista.
La gota que colmó el vaso de esta infelicidad fue enterarse de que su amado
Diego le había sido infiel con su propia hermana pequeña, Cristina. El tremendo
mazazo supuso la separación de la pareja. Frida trató de aplacar su tristeza y
soledad abrazada a una botella de brandy y de la mano de la morfina que
calmaba sus dolores físicos.
“Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar”
En este autorretrato, la artista refleja su dolor por
añoranza de su esposo, que ocupa su
pensamiento. La angustia se manifiesta bañada en
lágrimas y con esos cabellos sueltos y descuidados
atenazando el cuello. En la frente, el retrato de
Diego con un tercer ojo, insignia de esa
inteligencia que de él tanto admiraba Frida.
Destaca en la obra de Frida Kahlo la
expresividad de los estados de ánimo, no sólo
en el rostro de las figuras, sino especialmente
en los cabellos. La artista, que peinaba
cuidadosamente sus trenzas, las desarma y
esparce en las obras para transmitir con ello
su desesperación y desorden emocional.
Del mismo modo, y paradójicamente, procura asaltar sus desgracias con
explosiones de vida, abrazándose a la naturaleza, a sus raíces, y rodeando su
duelo con abundante vegetación, como amparo de verdor, frescura y
esperanza.
“Quizá esperen oír de mí lamentos de ‘lo mucho que se sufre’ viviendo con
un hombre como Diego.
Pero yo no creo que las márgenes de un río sufran por dejarlo correr.”
Un año después de su separación, Frida y Diego volvieron a casarse. El
Universo abraza a la Tierra y a la Naturaleza en esta obra, y la Naturaleza les
abraza a los dos. Un canto al perdón y a una vida que parece regenerarse a
cada instante.
La misma vida que nos quita, también nos da. La vida que nos hace frágiles,
también nos hace fuertes. La vida es un “tira y afloja”, la vida es contradicción
y precisamente a base de contradicciones y de luchas es como fluimos.
Frida Kahlo supo enfrentar como nadie el dolor
con actividad, productividad, incesante
inquietud por sentir la vida y por sentirse viva.
Durante sus últimos años vistió 25 corsés y fue
ingresada varias veces en el hospital, también
viajó con exposiciones de sus obras a París, San
Francisco y Nueva York, se relacionó
intensamente con personalidades de la época
tales como Chavela Vargas, André Breton y
León Trotsky, fue profesora en la Escuela
Nacional de Pintura y Escultura y mantuvo junto
con su esposo una gran actividad política en el
partido Comunista.
En 1953, temiendo la gangrena, le fue amputada su pierna derecha y la artista
pasó los dos últimos años de su vida sin salir de la cama. Pese a todo, cuando
en la primavera de ese mismo año la Galería de Arte Contemporáneo de México
D.F le dedicó una exposición monográfica, todos los asistentes quedaron
asombrados cuando vieron llegar a la artista siendo transportada en una cama.
Así asistió Frida Kahlo a la que fue su última exposición, con una sonrisa en los
labios para todos, celebrando y riendo. Pocos meses antes de su muerte, en
julio de 1954, dio la última pincelada a su obra titulada “Viva la Vida”.
Legado manuscrito de Frida Kahlo
El análisis de la escritura de Frida Kahlo resulta apasionante, no sólo por la gran
cantidad de material manuscrito que hasta hoy se conserva de ella, sino por lo
variado del mismo en cuanto a alteraciones escriturales producidas por la
evolución de su personalidad, los condicionantes de su enfermedad, y la
enorme carga
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