El pensamiento de Hobbes
Enviado por gregorioparra • 9 de Septiembre de 2011 • 392 Palabras (2 Páginas) • 1.109 Visitas
Nació en 1588. Conoció en Oxford la Filosofía Escolástica, que no llegó a convencerlo. Trabajó como preceptor de familias nobles, lo que le permitió conocer Francia y tomar contacto con el cartesianismo, que lo impresionó hondamente. Escribió sus Objeciones a las Meditaciones cartesianas, que fueron contestadas por el propio Descartes. Entre los años 1640 y 1651 residió en París pero en calidad de refugiado por haber defendido al partido realista en Inglaterra. En 1651 retornó a una Inglaterra entonces más tolerante y, con la llegada de Carlos II al trono (ex discípulo suyo) en 1660, recibió una pensión real y volvió a tener acceso a la más alta esfera del gobierno. En 1666 la Cámara de los Comunes investigó su Leviatán porque se lo sospechaba de ateísta. Murió en el año 1679.
Entre sus obras se destacan Elementos de Filosofía, que incluye De cive (1642), De corpore (1655) y De homine (1658), y Leviatán (1651), la más conocida de sus obras, en la que expone sus argumentos en favor de un gobierno monárquico de poder absoluto.
Hobbes sostenía un materialismo mecanicista. Según él todo es material, tanto las cosas naturales como las artificiales e incluso las espirituales. Y la materia se encuentra regida por las leyes del movimiento. Incluso puede verse en Hobbes a un pensador que intentó hacer de la Física del Movimiento de Galileo la ley de toda realidad, siendo que para él no hay otra cosa más que cuerpos en movimiento. Pero su mecanicismo, si bien se inspira en Descartes y Galileo, no respondía a una base ideal, como era el caso de éstos, sino más bien a la concepción antigua del choque ciego, al atomismo griego.
La Filosofía debe ocuparse del estudio de los cuerpos, de sus propiedades y de su origen. Quedan fuera de ella los temas teológicos (Dios, los ángeles, Lo Eterno, Lo Increado, Lo "Supra-Racional").
En el pensamiento de Hobbes no hay lugar para el dualismo antropológico cartesiano. El hombre es sólo cuerpo. Y este cuerpo, como todos los demás, está sujeto al movimiento, que en su caso es generado por las pasiones, las acciones, los pensamientos. El movimiento tiene lugar de acuerdo a leyes causales y, por lo tanto, no cabe hablar de libertad. Aprobamos lo que vemos como agradable y desaprobamos lo desagradable. El valorar y el obrar humanos están regidos por el utilitarismo y el egoísmo.
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