El poeta puneño de todos los tiempos

El Karabotas

DANTE NAVA

Nació en Puno, en 1898.

Su producción literaria favorita es la poesía. Es uno de nuestros mejores poetas puneños. Pues no obstante de su origen familiar italiano escribe con honda emoción mestiza y aun indígena sobre temas terrígenos. Muy joven publicó Báquica Febril", poemario primígeno que fué muy celebrado. Su producción poética posterior es vasta. La mayor parte se encuentra dispersa en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. A pesar de su empedernida bohemia, produce con profusión y perseverancia admirable. Muy poco ha publicado en prosa.

Reside en Juli.

NACIDO en el altipampa fría y estéril, donde el esfuerzo del músculo, de la inteligencia suprimen ambas cosas, criado a la impasibilidad estoica de cerros que apenas lucen, después de lluvias torrenciales no una capa, sino una pátina verdura; arreligioso de naturaleza, mitológico, templado con el agua dura de las grandes peñolerías y agigantado por el cielo que lo admira y la tierra que lo arrulla, con un instinto pícaro andinista, de ladronzuelo campestre con sus llamaradas de aeda, con sus intuiciones de músico, robustamente heroico, supremamente sensual y algo dionisíaca y tremendamente inquieto, con su montón de actividades urgentes, doma potros encabritados, potros salvajes que sólo conocen la libertad amplia de la pampa que los estimula al galope, con una espuela; gusta lacear toros de suyo feroces, toros que embisten al viento y cornean al sol y que desgarran, con las astas de sus mugidos, en silencio tupido de la soledad en que víven, y sabe lanzarse, jinete en su corcel andino, sobre la pampa inmensa, como

su corazón, al chaco de zorros, con tal regocijo y tal infantilismo que parece, al verlo, un niño persiguiendo mariposas. Además tiene, en sus ojos de augur, la aguja zahorí para penetrar en las lejanías y ver lo que la distancia oculta y, en sus cinco sentidos, toda la sutilísima habilidad de rastreador más perspicaz y todo el conocimiento seguro del baqueano más evidente. Y a todo esto todavía se agrega, como un encaje de su vida, como un adorno de mordiscos, besos y caricias, sus intranquilidades de amoroso inagotable y sus fogosidades de indio aimara fuertemente rijoso.

Ayer estuvo en correrías amorosas, de cabaña en cabaña, tragaleguas, devorando caminos, vadeando ríos y trasponiendo cumbres, hecho un tenorio autóctono (padrillo entre todas las hembras de la hacienda, huye de todas ellas para buscar las del cercado ajeno), en su caballo trepador, con su chokchi incansable, seduciendo las imillas más bellas de la región, consolando viudas y conquistando casadas.

Hoy estará en una de las tiendecillas del pueblo inmediato a la hacienda, donde, hace más de dos años, anda derramando, con emoción, un rimero de energías para el bien del patrón. Sí!. Estará en la tiendecilla porque su mujer le habrá gritado un torrente de barbaridades. Entre otras cosas le habrá dicho:

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