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El "yo", El "ego".


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2011  •  1.721 Palabras (7 Páginas)  •  810 Visitas

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El "yo", el "ego".

¿Qué queremos decir con el "yo"?

El "yo" significa la idea, la memoria, el recuerdo, la conclusión, la experiencia, las diferentes intenciones, el constante empeño por ser o no ser, la memoria acumulada de inconsciente, lo racial, el grupo, lo individual, el clan, la nación, y toda una serie de cosas por el estilo, ya se proyecten hacia fuera como acción, o se proyecten "espiritualmente" como virtud. El esforzarse por todo eso es el "yo". También debemos incluir la rivalidad y el deseo de ser. El proceso de todo esto es el "yo" y, cuando nos enfrentamos con él sabemos que realmente es algo maligno.

¿Qué aporta el "yo" a la humanidad?

El "yo" es la causa que divide a las personas, el "yo" nos encierra en nosotros mismos, sus actividades, por nobles que sean, nos separan y nos aíslan. Todo eso lo sabemos.

¿Qué ocurre cuando el "yo" está ausente?

Los momentos en los que el "yo" no está presente, en los que no hay sensación de lucha, de esfuerzo, son extraordinarios. Y esto ocurre cuando hay amor.

¿Fortalece la experiencia al "yo"?

Sí, la experiencia fortalece al "ego". En todo momento tenemos experiencias, impresiones; y esas impresiones las interpretamos y reaccionamos ante ellas. Según sean nuestros recuerdos reaccionamos ante cualquier cosa que vemos, que sentimos. Y este proceso de reaccionar ante lo que vemos y sentimos surge la experiencia.

Deseamos estar protegidos, tener seguridad interior; o deseamos tener un maestro, un instructor, un Dios, y experimentamos aquello que hemos proyectado. Es decir, hemos proyectado un deseo que ha tomado una forma, al cual le hemos dado un nombre y ante eso reaccionamos. Es nuestra proyección, nuestra nominación. Este deseo que nos brinda una experiencia nos hace decir: "he experimentado", "he visto al maestro", o bien "no lo he visto". Ya conocemos todo el proceso de nombrar y de relatar una experiencia.

La experiencia está siempre fortaleciendo al "yo". Cuanto más inmersos, más alienados, estamos en una experiencia, tanto más se fortalece el "yo". Como resultado de la experiencia tenemos cierta fuerza de carácter, de conocimiento, de creencia, de pertenencia a algún grupo determinado; y de todo eso hacemos gala ante otras personas porque sabemos que no son tan "dotados" como nosotros o no pertenecen al grupo que pertenecemos nosotros.

Debemos ver como el "yo" siempre sigue actuando: nuestras creencias, nuestros maestros, nuestras "castas" o niveles sociales, nuestro sistema económico, son un proceso de aislamiento y de conflicto. Por eso debemos comprender el proceso de la experiencia.

¿Qué ocurre cuando deseamos el silencio de nuestra mente? ¿Qué ocurre cuando deseamos cualquier cosa?

Por ejemplo, vemos la importancia de tener una mente silenciosa, una mente serena, por que lo hemos leído o porque nosotros mismos vemos lo bueno que es estar tranquilo y tener una mente apacible. Deseamos experimentar el silencio y por ello nos disciplinamos; por medio de la disciplina buscamos experimentar el silencio. De esta forma, el "yo" se instala en la experiencia del silencio. Así, podemos ver que el "yo" toma vida en cualquiera de nuestros deseos.

¿Qué ocurre cuando deseamos comprender la Verdad?

Anhelamos comprender qué es la Verdad. Luego está nuestra proyección de lo que consideramos que es la verdad, porque hemos leído mucho al respecto y hemos oído hablar a mucha gente; el deseo mismo es proyectado y experimentamos y reconocemos ese estado. Si no reconociera ese estado no lo llamaría "verdad". Pero lo reconocemos y experimentamos y esa experiencia da vigor al "yo". El "yo" se atrinchera en la experiencia y decimos "yo se", "hay Dios" o "no hay Dios"; decimos que un determinado sistema político es justo y los otros no lo son.

¿Es posible que la mente, que el "yo", no proyecte, no desee, no experimente? ¿Podemos encontrar algo que disuelva el "yo"? ¿Podemos disolver el "yo"completamente?

Vemos que todas las experiencias del "yo" son destructivas y queremos encontrar algo que lo disuelva. Creemos que hay varias maneras para disolver el "yo": identificación, creencias, etc. Pero todas ellas están al mismo nivel, ninguna es superior a la otra, porque todas ellas son igualmente poderosas para fortalecer el "ego". Y el "Yo" es una fuerza aisladora, destructiva; y queremos hallar una manera de disolverlo.

Debemos habernos dicho a nosotros mismos: "veo que el "yo" funciona todo el tiempo, y que siempre produce ansiedad, miedo, frustración, desesperación, desdicha, no sólo en mí mismo sino en cuantos me rodean.

No queremos ser parcialmente inteligentes, sino totalmente inteligentes. La mayoría de nosotros somos inteligentes en algún campo; algunos son inteligentes en los negocios y otros en su trabajo de la oficina. Las personas son inteligentes de diferentes maneras, pero no lo somos completamente.

Ser completamente inteligentes significa ser sin "yo". Cuando decimos que queremos disolver el "yo", en el momento en que decimos "quiero disolver esto" existe aún la experiencia del "yo", y así el "yo" se fortalece.

¿Cómo será posible que el "yo" no experimente? ¿Es

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