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Eloy Alfaro


Enviado por   •  29 de Enero de 2012  •  4.594 Palabras (19 Páginas)  •  1.083 Visitas

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¬¬¬Gral. José Eloy Alfaro Delgado

Padres y Familia

Fue hijo de Don Manuel Alfaro y González y de Doña Natividad Delgado López. Manuel Alfaro nació a fines de 1976 en la provincia de Rioja España. Formó parte de un grupo revolucionario de España quienes apoyaban al entonces conde de Molina e infante de España Carlos María Isidro de Borbón, el que disputaba la corona con Isabel en las guerras que terminaron llamándose “Carlistas” por su nombre.

Debido a las muchas batallas que disputó don Manuel, llegó a obtener el título de capitán, quien luego de la derrota en las guerras carlistas, fue obligado a dejar España. Viajó por varias ciudades del mundo, como Londres, Panamá, La Habana hasta que finalmente llegó a Guayaquil donde fortaleció un vínculo de amistad con otro español Manuel Antonio de Luzarraga, considerado el hombre con mayor poder económico en el Ecuador en aquella época.

Luzarraga ya con su imperio empresarial consolidado, el cual se dedicaba principalmente a la exportación de cacao, construcción de buques, los inicios de la banca brindando préstamos con interés, vio con gran perspectiva económica la producción de sombreros de paja toquilla o también llamados sombreros Panamá, ya que en esa época se puso de moda en Europa el uso del sombrero. Tal fue la confianza que se ganó Manuel Alfaro de Luzarraga que lo empleó en Montecristi donde se producían los afamados sombreros de marras.

Establecido en Montecristi, Manuel empezó a hacer dinero con la producción de dichos sombreros, entonces conoció a la joven Natividad Delgado, quien venía de una prestante familia manabita, de la cual se enamoró y se establecieron en unión libre.

Luego de algunos años, Don Manuel Alfaro decidió independizarse de Luzarraga para crear su propio negocio de sombreros y dedicarse a su familia. Entonces tuvieron ocho hijos, Tomasa, Ildefonso, José Luis, Manuel, Eloy, Manuel (el primero había fallecido), Medardo y Marcos.

Infancia y adolescencia

Eloy Alfaro nació en Montecristi provincia de Manabí el 25 de julio de 1842. Desde niño demostraba su carácter de líder y luchador. Siendo castigado con frecuencia por su padre debido a su actitud rebelde, contrarrestaba la emoción que tenía cuando llegaba la hora de clases impartidas por un tutor francés contratado por su padre llamado Monsieur Bacherel.

A la edad de 13 años fue llevado a Perú por su padre temiendo por las represalias ya que días anteriores había hecho huir a pedradas a José Pinto, un jefe político de esa época. Allí esperaba llevar la producción de los afamados sombreros. Posteriormente fueron a Centroamérica, donde Eloy Alfaro, siendo un joven adolecente amplió sus horizontes, viendo desde otra perspectiva la vida y lo más importante que conoció a los primeros liberales amigos de su padre.

Regresó a Manabí donde vivió de cerca la caída del presidente Robles y la invasión del Perú. Un hecho que marcó en la vida de Eloy Alfaro fue ver cómo el presidente del Perú, el general Castilla, quien fue invitado directamente por el presidente del Ecuador en ese entonces García Moreno, dirigió personalmente dicha invasión. Desde ahí empezó el desprecio por los, que Eloy llamaba, curuchupas vendepatrias.

Ya llegando a edades maduras, Eloy empezó a producir su propio dinero, ayudando en el negocio de su padre, apoyando también económicamente a Manuel Albán, considerado en ese entonces como el jefe liberal de Manabí. Queriendo hacer algo por el país, fue a Lima en busca del ex presidente Urbina, a quien tenía una admiración especial ya que había dispuesto la liberación de los esclavos. Luego de dicha visita decidió formar la primera de sus revoluciones.

Política

En 1864 participó en una fracasada insurrección contra García Moreno. Más tarde en el mismo año, Alfaro organizó un pequeño grupo informal y capturaron al por entonces coronel Francisco J. Salazar, gobernador de la provincia. Se suponía que debían esperar una sublevación que habría de producirse en la capital de la república, pero Alfaro decidió adelantarse.

Ni Albán ni Urbina, sus compañeros de complot, estuvieron de acuerdo con él, y Alfaro recordaría luego sus primeras disensiones con los coidearios, pues, como lo diría él mismo, “a pesar de mi corta experiencia política, no dejé de comprender el inminente peligro que corríamos, y propuse a Albán no esperar las noticias de Quito y hacer en el acto la revolución. Albán se negó, a lo que repliqué que, si no nos pronunciábamos inmediatamente, yo saldría del país por el primer vapor que zarpara hacia el norte”.

Albán se negó, pues confiaba en la palabra empeñada por Salazar, quien había prometido pasarse de bando y sumarse a los insurrectos. Alfaro salió del país; pero no hacia el norte, como lo había pensado, sino en sentido contrario: de vuelta a Lima. Por su arrojo y audacia, y por sus convicciones liberales, allí comenzaron a llamarlo “Águila Roja”, que fue el primer apodo o sobrenombre con que lo conocieron.

Alfaro no perdió tiempo en Lima. Buscó a José María Urbina y juntos planificaron la operación que debía traer al ex-presidente de vuelta, mientras Alfaro se adelantaba para insurreccionar Manabí. Nuevo intento. Nuevo fracaso. Nueva captura y nuevo exilio. Esta vez sí al norte. A Panamá.

Exiliado en Panamá, allí emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico, contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del Istmo.

En el año de 1875, luego del asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al Ecuador y se enfrentó contra el gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de Veintemilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue nombrado coronel. Pero meses después se arrepintió y se declaró contrario a Veintemilla, que no cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883.

Venta de la Bandera

El año de 1894 marcó un nuevo repunte político para las fuerzas insurgentes del liberalismo, gracias al estallido del escándalo de "La venta de la bandera", turbio episodio internacional protagonizado por el gobierno de Luis Cordero y particularmente por su gobernador en la provincia del Guayas, el ex ­ presidente Caamaño.

La opinión pública ecuatoriana se inflamó de coraje por lo que consideraba una humillación al honor nacional, que venía a sumarse a los múltiples negociados anteriores del gobierno de "La Argolla". Fue así que, bajo la convocatoria liberal, gentes de las más diversas tendencias empezaron a formar

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