Enrique A Laguerre
Enviado por lolaa001 • 27 de Noviembre de 2012 • 408 Palabras (2 Páginas) • 544 Visitas
El escritor puertorriqueño Enrique Laguerre (1906-2005) escribió su primera novela, La Llamarada (1935), durante la década en que se acusó con mayor fuerza el hundimiento de la economía norteamericana. Posiblemente, uno de los lugares donde más impacto causó este arruinamiento del mercado fue en Puerto Rico, donde la crisis se cebó en una agricultura de monocultivos (azúcar, café y tabaco), cuyos beneficios y directrices se escapaban a los habitantes de la isla. Las centrales azucareras, en manos de empresas estadounidenses, habían absorbido las pequeñas y grandes plantaciones tradicionales y una desnutrida población de peones era explotada inmisericordemente.
En esas circunstacias, y de forma paralela a las grandes movilizaciones sindicales llevadas a cabo en Estados Unidos durante los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, se desataron huelgas y movimientos reivindicativos entre los campesinos boricuas. Pronto, la represión y el miedo pasaron a formar parte del día a día en la isla.
Por esos años, Laguerre desempeñaba labores de maestro rural y, habiendo crecido en Moca, conocía perfectamente el mundo rural puertorriqueño. Las horas libres que le dejaban su trabajo y los estudios que continuaba cursando los dedicó a escribir La Llamarada.
La obra es una descripción fidedigna de los problemas que en ese tiempo atravesaban los cultivos de caña en Puerto Rico, aunque esa situación bien puede hacerse extensiva a otras zonas del Caribe, como las islas de Cuba o Santo Domingo, incluyendo sus espejos literarios: Over, de Marrero Aristy (1939); Cañas y bueyes, de Moscoso Puello (1936); etc.
La Llamarada es la novela más sólida -en sus aspectos literario, psicológico y social- de cuantas trataron el tema de la caña de azúcar y, sin lugar a dudas, la más poética. También puede asegurarse que es la más comprometida. En ella se halla, de forma condensada, una formidable descripción de la naturaleza, la sociedad y los arquetipos de Puerto Rico que continúa conservando una apreciable validez en la actualidad. Asimismo, la sinceridad del planteamiento de la obra, unida a la exquisita ponderación y al acertado juicio en las valoraciones que se realizan sobre la realidad puertorriqueña de la época, han servido para convertirla en una referencia obligatoria de la literatura latinoamericana.
En su momento, la crítica puertorriqueña valoró adecuadamente esta publicación y su autor obtuvo su oportuna recompesa, si no en remuneración económica, sí en reconocimiento público y académico, lo cual le sirvió para continuar con éxito su dilatada carrera literaria. Esta obra se considera la piedra angular de la nueva narrativa puertorriqueña.
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