Ensayo Sobre El Mito De La Caverna

En paralelo a los sorprendentes descubrimientos científicos, durante la primera mitad del siglo XX, se gestó una de las revoluciones más hondas en el pensamiento filosófico; en el periodo más estruendoso, el de las dos guerras mundiales, cuando el mundo se derrumbo literalmente para muchos, la incertidumbre existencial cundió como una epidemia en la conciencia axiológica de la aun no vislumbrada aldea global.

El existencialismo es una corriente filosófica que responde a las necesidades existenciales, valga decir, de una civilización en plena crisis. No sólo las guerras, sino también las continuas recesiones económicas y un nuevo panorama de la posición del hombre sobre su maltrecho planeta, harían que cierta melancolía cayera sobre los hombres que vivieron aquel cruento periodo.

Como corriente filosófica se puede hablar de sus antecedentes y de su ideología, de sus exponentes y del hecho de su diversidad, no obstante aquí se quiere comprender cómo este pensamiento se inserta en lo que será la futura conciencia del hombre posmoderno, cómo el existencialismo antecede la esquizofrenia del sujeto más reciente en la sociedad occidental, en las postrimerías del siglo XX e inicios del siglo XXI. Para ello una manifestación de esta filosofía ha de funcionar como el eje rector principal: la literatura existencialista.

Tal vez la premisa clave para designar al existencialismo es la idea que Jean-Paul Sartre recalca: “la existencia precede a la esencia”. Esto en clara contraposición a las doctrinas escencialistas, como los idealismos, que se ocupaban más de indagar los elementos a priori de la existencia descuidando peligrosamente el papel mundano del hombre, el cual, cabe decir, es el único con el que en realidad tiene contacto fidedigno.

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