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Esnsayistas Como Justo Sierra, Octavio Paz Entre Otros


Enviado por   •  23 de Mayo de 2012  •  3.254 Palabras (14 Páginas)  •  919 Visitas

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Alfonso Reyes

Alfonso Reyes nació en la ciudad de Monterrey (Estado de Nuevo León) el 17 de mayo de 1889; fue hijo del General Bernardo Reyes y de doña Aurelia Ochoa de Reyes. Hizo sus primeros estudios en escuelas particulares de Monterrey, en el Liceo Francés de México, en el Colegio Civil de Nuevo León, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Derecho de México, en donde obtuvo el título de abogado el 16 de julio de 1913. En 1909 fundó, con otros escritores mexicanos, el "Ateneo de la Juventud". Allí, junto con Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos se organizaron para leer a los clásicos griegos. En 1910 publicó su primer libro "Cuestiones Estéticas". En agosto de 1912 es nombrado secretario de la Escuela Nacional de Altos Estudios, en la que profesó la cátedra de "Historia de la Lengua y Literatura Españolas", de abril a junio de 1913. El 17 de este mes fue designado segundo secretario de la Legación de México en Francia, puesto que desempeñó hasta octubre de 1914. Exiliado en España (1914-1924), después de la muerte de su padre, el general Bernardo Reyes. Se integró a la escuela de Menéndez Pidal y posteriormente en la estética de Benedetto Croce, más adelante publicó numerosos ensayos sobre la poesía del siglo de oro español, entre los que destacan: "Barroco" y "Góngora"; además, fue uno de los primeros escritores en estudiar a sor Juana Inés de la Cruz. De esa época son "Cartones de Madrid" (1917), su breve pero magistral obra, "Visión de Anáhuac" (1917), "El suicida" en 1917 y "El cazador" en (1921). En España se consagró a la Literatura y al periodismo; trabajó en el Centro de Estudios Históricos de Madrid bajo la dirección de don Ramón Menéndez Pidal. En 1919 fue nombrado secretario de la comisión mexicana "Francisco del Paso y Troncoso", también en este año efectuó la prosificación del poema del Mío Cid, y en junio de 1920, fue nombrado segundo

secretario de la Legación de México en España. A partir de entonceshasta febrero de 1939, en que regresó definitivamente a México, ocupó diversos cargos en el servicio diplomático; Encargado de

Negocios en España (1922-1924), Ministro en Francia (1924-1927), Embajador en Argentina (1927-1930 y 1936-1937) y en Brasil (1930-1936). En abril de 1939 fue presidente de la Casa de España en México, que después se convirtió en El Colegio de México, Fue miembro de número de la Academia Mexicana correspondiente de la Española, y catedrático fundador del Colegio Nacional. En 1945 obtuvo el Premio Nacional de Literatura en México. De 1924 a 1939 se convirtió en una figura esencial del continente hispánico, como lo atestigua el propio Borges. Entre sus ensayos de esos años se cuentan "Cuestiones gongorinas" (1927), "Simpatías y diferencias" (ensayos, 1921-1926), "Homilía por la cultura" (1938), "Capítulos de literatura española" (1939 y 1945) y "Letras de la Nueva España" (1948). Maestro del lenguaje, de 1939 a 1950 llegó a la cumbre de su madurez intelectual y escribió una larga serie de libros sobre temas clásicos, como "La antigua retórica" y "Última Tule" en 1942, "El deslinde" (1944), "La crítica en la Edad Ateniense" (1945), "Junta de sombras" (1949). También escribió temas muy variados tales como: "Tentativas y Orientaciones" (1944), "Norte y Sur" (1945), "La X en la frente" y "Marginalia", en 1952. Entre sus traducciones se encuentra parte de "La Iliada" de Homero, en 1951. Su trabajo con el mundo clásico no se limita al de la erudición, es más bien una reinvención de metáforas poéticas y hasta políticas que definen nuevas perspectivas para articular la realidad de México, como su "Discurso por Virgilio" (1931). En "Ifigenia cruel" (1924), poema dramático en el estilo del teatro clásico, el mito contado por Eurípides se reinventa, y se transforma en una reflexión sobre la identidad y el pasado, una alegoría de su propia vida personal y también de la del México surgido de su propia Revolución. Fallece este insigne poeta mexicano en el año de 1959.

Justo Sierra Méndez

Justo Sierra Méndez nació en el puerto de Campeche, estado de Campeche, el 26 de enero de 1848. Fue hijo del abogado yucateco don Justo Sierra O'Reilly, (1814 - 1861), eminente jurisconsulto, novelista, historiador y escritor, y de doña Concepción Méndez. Principió sus estudios en la ciudad de Mérida, estado de Yucatán y los terminó en México a donde se trasladó su familia a la muerte de su padre, en el Liceo franco-mexicano, y más tarde en el Colegio de San Ildefonso, donde realizó brillantes estudios y se reveló su vocación literaria. Se recibió de abogado en 1871. Publicó sus primeros ensayos literarios a partir de 1868, y poco después entró en la vida pública. Probó suerte en el drama con su obra "Piedad" y en la novela con "El ángel del provenir".

Fue varias veces diputado al Congreso de la Unión, y magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Se da a conocer en 1868 con "Playera" y las "Conversaciones del domingo" que aparecen en El Monitor Republicano. Ocupó durante algunos años la cátedra de Historia en la Escuela Nacional Preparatoria, para la que escribió un libro de texto bien conocido. Fue uno d los directores de la Revista Nacional de letras y Ciencias (1889-1890) y colaboró en las principales publicaciones periódicas de su tiempo. Ejerció una influencia muy grande en los medios intelectuales y una vez muerto Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893), fue el maestro que orientó a las nuevas generaciones. En la antigua Secretaría de Justicia e Instrucción Pública y Bellas Artes (1905) fue nombrado titular de ella, cargo que desempeñó hasta 1911, cuando fue designado Ministro Plenipotenciario de España. A él se debió el establecimiento del primer sistema de educación pública en México, y la reorganización de la Universidad Nacional (1910). Dirigió la publicación de México, su evolución social (1900 -1902) y de la Antología del Centenario (1910). Presidió la Academia Mexicana correspondiente de la española desde 1919. Murió en Madrid el 13 de septiembre de 1912. Su cadáver fue traído a México y sepultado con grandes honores públicos. En el primer centenario de su nacimiento la Universidad le declaró Maestro de América y sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres. La obra de Justo Sierra es una de las más ricas y caudalosas de su tiempo. Registra las manifestaciones espirituales y culturales más significativas de la época de grandes cambios que le tocó vivir.

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