Francisco De Toledo
Enviado por sandracurioso • 19 de Agosto de 2012 • 2.015 Palabras (9 Páginas) • 507 Visitas
Francisco de Toledo, conde de Oropesa (1516-1582), administrador colonial español, virrey del Perú (1569-1581). Nacido en Oropesa (Castellón), era hijo del conde de Oropesa, de quien heredó el título. A los 15 años de edad entró al servicio del rey español Carlos I (emperador Carlos V). Tras combatir en las guerras mantenidas por la Monarquía Hispánica en Europa y el norte de África, el hijo y sucesor de Carlos I, Felipe II, le nombró virrey del Perú en 1568 con el fin de consolidar los derechos y privilegios reales frente a los encomenderos y poner término a las sublevaciones de los indios. Tomó posesión del cargo en noviembre de 1569, sustituyendo al virrey interino Lope García de Castro. Inició su gobierno llevando a cabo una visita al virreinato, gracias a la cual pudo conseguir información sobre la demografía del territorio y la organización administrativa incaica. El virrey Toledo es considerado el organizador del virreinato peruano, ya que estableció las bases de lo que sería el sistema colonial en el Perú, especialmente a través de las llamadas Ordenanzas del virrey Toledo, redactadas por los juristas Juan de Matienzo y Juan Polo de Ondegardo.
Durante su mandato, centralizó los aspectos esenciales de la administración colonial, reguló la encomienda y la mita, convirtiendo a esta última en una forma de garantizar mano de obra barata para distintas actividades, especialmente para el desarrollo de la actividad minera en Potosí y en Huancavelica (cuya ciudad fue fundada a instancias suyas en agosto de 1570 con el nombre de Villarrica de Oropesa). Asimismo, ordenó a la población indígena en un sistema de pueblos de indios bajo un patrón español que recibieron el nombre de reducciones.
También tuvo lugar durante su gobierno la implantación en el Perú del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, así como la fundación de una serie de ciudades tales como Córdoba de la Nueva Andalucía (actual Córdoba, en Argentina), fundada por Jerónimo Luis de Cabrera en julio de 1573; Tarija (hoy en Bolivia), erigida en junio de 1574; y Cochabamba (asimismo en la actual Bolivia), fundada en el mismo año. En 1572 puso fin a la resistencia inca en Vilcabamba y ordenó la destrucción del lugar y la captura de Túpac Amaru, quien fue degollado en la ciudad del Cuzco ante miles de indios. La muerte del inca generó la desaprobación del propio rey Felipe II, quien señaló la necesidad de desagraviar a los indios. Más tarde, Toledo luchó contra las actividades de piratas ingleses tales como Francis Drake. Finalizado su mandato en 1581, y sustituido por Martín Enríquez de Almansa, regresó a España donde falleció en 1582 en la localidad toledana de Escalona.
José Fernando de Abascal
José Fernando de Abascal y Sousa (* Oviedo, 3 de junio de 1743 - † Madrid, 31 de julio de 1821), noble, militar y político español, Mariscal de Campo, trigésimo quinto virrey del Perú (1806-1816) y primer Marqués de la Concordia Española del Perú.
[editar] Carrera administrativa
Ingresó en la Orden de Santiago, en 1795, y en la de Carlos III. En 1796, tomó parte en la defensa de La Habana frente a los ingleses. Tres años después, fue nombrado comandante general e intendente de Nueva Galicia (en el actual México), y, en 1804, virrey del Río de la Plata. No llegó a tomar posesión del cargo, ya que fue nombrado virrey del Perú en el mismo año, cargo que no desempeñó hasta 1806, debido a que en su viaje a Lima fue apresado por los ingleses.
Gobernante enérgico, creó numerosas escuelas-taller e inauguró la primera Escuela de Medicina de América, dotada de los mismos adelantos que sus homólogas europeas. Con el pintor José del Pozo creó la Real Escuela de Pintura de Lima. Aprovechando la confusión política reinante en España, se adelantó a las Cortes de Cádiz y abolió la Inquisición en su virreinato.
Al estallar la revolución de Buenos Aires (25 de mayo de 1810), incorporó provisoriamente al virreinato del Perú las provincias de Córdoba, Potosí, La Paz y Charcas.
[editar] Abascal y las revueltas independentistas
En 1808, Napoleón Bonaparte, Emperador de Francia, envió tropas francesas a invadir España y se apoderó del Gobierno, ocupando casi todo el territorio español. Al rey Carlos IV y a su hijo Fernando los obligó a trasladarse a la ciudad francesa de Bayona y les forzó a abdicar, designando para gobernar España a su hermano José Bonaparte. El pueblo español no aceptó al rey intruso y combatió la dominación francesa. La insurrección popular se inició el 2 de mayo de 1808 con la del pueblo de Madrid.
Como consecuencia de lo ocurrido en España, los pueblos de América en los años de 1809 y 1810 también formaron Juntas de Gobierno integradas por criollos que asumieron el gobierno en nombre de Fernando VII. Estas Juntas surgieron en La Paz, Chuquisaca (hoy Sucre), Quito, Buenos Aires, Caracas, Bogotá, y Santiago de Chile. Al enterarse Abascal de la situación de España a fines de 1808, reunió al Cabildo de Lima y dispuso que el Virreinato jurase lealtad a Fernando VII como Rey de España en noviembre de ese año, rechazando en simultáneo las pretensiones francesas y el proyecto de formar en Lima una "Junta de Gobierno" dominada por los criollos.
En ausencia de su soberano legítimo (Fernando VII), el pueblo español sostuvo que el poder volvía al pueblo y formó Juntas de Gobierno en diversas ciudades, terminando por constituirse una Junta Suprema Central para que gobernara en nombre de Fernando VII. Esta Junta se radicó en Cádiz y a inicios de 1809 fue sustituida por un Consejo de Regencia de España e Indias que convocó a los pueblos del imperio español a la reunión de unas Cortes (las llamadas Cortes de Cádiz, que se instaló en la misma ciudad el 24 de septiembre de 1810 y dio, entre otras disposiciones, la Constitución de 1812, de gran trascendencia en España y América, jurada el 19 de marzo de 1812, día de San José. Esta se considera como la primera Constitución en cuya discusión participaron cuarenta y nueve diputados americanos, artículo por artículo.
Mientras tanto, Abascal se mostró desconfiado de las Juntas de Gobierno surgidas en el resto de Sudamérica, más aún al conocer que éstas habían depuesto a las autoridades peninsulares
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