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Fray Diego


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2013  •  2.813 Palabras (12 Páginas)  •  318 Visitas

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Conquista de Yucatán La Conquista de Yucatán fue la campaña realizada por el Imperio español en América contra los últimos estados mayas en los territorios septentrionales y centrales de la península de Yucatán, y que también involucraron parte de Guatemala. Este episodio de la conquista y colonización hispánica en América, se inició en 1527 y el control sobre la mayor parte de Yucatán se completó en 1546. La conquista de los mayas finalizó en 1697, cuando los españoles tomaron Tayasal, en lo que ahora es Petén (Guatemala).

La motivación personal de los conquistadores era el interés en conseguir oro y plata. Puesto que las tierras mayas eran pobres en estos recursos, fueron atraídos a otros lugares de Nueva España y a Perú, llevados por informes prometedores de mayores recompensas. Más tarde, hacia 1520, con las perspectivas de las nuevas concesiones de tierras y de la facilidad de obtención de mano de obra, comenzaron los primeros esfuerzos por establecerse en Yucatán.

Después de que el dominio español sobre la región finalmente fuera establecido, el maya, tanto en la fase colonial de Nueva España como bajo el nuevo estado mexicano independiente, siguió siendo un pueblo rebelde. El descontento de los mayas de Yucatán entró en erupción más adelante, en una rebelión abierta durante la última mitad del siglo XIX, en la llamada Guerra de Castas, que duró 50 años, en los cuales el sureste de la península era un estado prácticamente independiente llamado Chan Santa Cruz. Las escaramuzas continuaron de forma intermitente manteniéndose vigente el estado bélico en la región hasta 1901, en que tropas federales recapturaron los últimos reductos de los mayas rebeldes.

ray Diego de Landa y la Fe del Invasor

1.INTRODUCCION

La Conquista de los territorios hallados por los conquistadores, significó para las naciones de Europa el comienzo de un enorme y casi ilimitado proceso de acumulación de riquezas, también, se puede decir que con esta comienza el proceso de mundialización.

Para los pueblos autóctonos de las tierras sometidas a coloniaje, significó por otra parte, el avasallamiento en el mejor de los casos, y el exterminio total de sus civilizaciones. Cada vez que nos asomamos al pasado precolombino hacemos arqueología, para los pueblos victoriosos de Occidente hacemos historia.

Durante siglos de recuperación histórica, con profunda ironía, las fuentes para recoger la memoria de los pueblos autóctonos de América, se habrá de recurrir siempre a las relaciones escritas por los invasores, en muchos casos, miembros del clero, misioneros encargados de esparcir el evangelio del Invasor, se pueden citar muchos casos, como el de Durán, Sahagún, Olmos, Zumárraga, detestan las culturas halladas, son destruidos templos, bibliotecas y todo testimonio original de dichos pueblos, al final, solo nos quedan sus testimonios, carentes de objetividad y llenos de su propia visión de mundo, ajena a los pueblos sometidos.

Queremos referirnos al caso de Fray Diego de Landa, y su obra misionera como obispo en Yucatán, de las cuales dejó su “Relación de las Cosas de Yucatán” redactadas en 1560. Este personaje es particularmente importante por su protagonismo en los hechos de Maní, donde destruye cientos de códices y documentos que clandestinamente las comunidades mayas guardaban.

¿Por qué relatar y revolver estos hechos? Porque estos relatos a pesar de su somnolienta presencia en la conciencia del hombre americano contemporáneo, explica también la actitud de las oligarquías criollas posteriores, de las fases de saqueo mercantil y periférico de las naciones emergentes, y en buena medida, el intento todavía pendiente por restituir de autenticidad la religiosidad de los pueblos mestizos americanos.

Desde el punto de vista de los pueblos sometidos, el cristianismo representa la religión del invasor, el triunfo de este y su conquista representa el triunfo de Dios y la muerte de los dioses autóctonos, este triunfo es total, sus implicaciones son genocidas. La destrucción de vidas es incalculable, y la destrucción de sus obras también, hoy día no queda más de 6 códices, esparcidos en algunas bibliotecas europeas. Para las civilizaciones exterminadas no hay restitución posible.

Fray Diego de Landa nace en 1524, y llega a Yucatán en 1549 y en 1572, después de haber ocupado algunos cargos subalternos, ocupa el Obispado de Yucatán. Sobre su obra evangelizadora escribe uno de los suyos, el obispo fray Francisco de Toral: “He dicho esto, para que V.M –dirigiéndose al rey Felipe II – sepa que en lugar de doctrina, los indios han tenido estos miserables tormentos, y en lugar de les dar a conocer a Dios les han hecho desesperar (….) Lo que es peor, que quieren sustentar, que, sin tormentos, no se puede predicar la ley de Dios”. En 1562, es descubierto un adoratorio clandestino, en que los mayas proseguían sus cultos, Fray Diego de Landa, decomisa todos los escritos encontrados, y son incinerados por órdenes suyas.

2.La Fe del Invasor

Puede parecer un tanto escandaloso, indicar que el Cristianismo para América representa un componente más del proceso de destrucción de los pueblos autóctonos, en vista que durante el proceso de hibridación cultural resultante, se puede decir que amplios sectores de los americanos actuales son creyentes.

Destinatarios o no del Cristianismo, lo cierto es que la experiencia religiosa de los pueblos americanos es periférica, secundaria y poco relevante para los centros eclesiásticos de Occidente, la influencia del cristianismo americano hacia fuera es prácticamente inexistente. Y en cinco siglos su desarrollo concéntrico y hacia adentro, ha tenido que transformarse continuamente en la voz de los que no tienen voz a manera de reinvención en Monseñor Romero, en Camilo Torres, y muchos otros miembros de esa Iglesia que consintió el genocidio en primer lugar, y que ahora debe afirmarse al lado de los oligarcas criollos, o a la liberación de los pueblos mestizos.

Y no se puede negar, que en la experiencia cristiana reciente, a partir de la segunda mitad del Siglo XX, los aportes fundamentales de la Teología de la Liberación, ofrecen al menos varios elementos para un replanteamiento de fe y de la espiritualidad:

1.Una Iglesia concreta y de carne y hueso

2.La liberación como realización del reino de los cielos en la tierra

3.La retribución a los pueblos sometidos y humillados de la tierra

4.El Jubileo y el perdón de la Deuda

Pero para llegar a estos vórtices, no se pueden hacer rodeos, ni se puede obviar, que esta iglesia siempre

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