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Historia De Costa Rica


Enviado por   •  13 de Abril de 2013  •  1.527 Palabras (7 Páginas)  •  667 Visitas

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Mucho se ha escrito en torno a los orígenes de la democracia costarricense. En la actualidad, esta se confunde con el ejercicio de prácticas electorales, cada cuatro años, para designar a las autoridades de los poderes ejecutivo y legislativo así como en las municipalidades. Partimos que la democracia es más que eso, por lo cual en principio puede concluirse que el sistema democrático costarricense es restringido e insuficiente para satisfacer los requerimientos reales de participación política.

En el presente artículo analizaremos el subsistema electoral como parte del sistema político, en el período 1859-1870. Dicho período ha sido poco estudiado, por lo cual el proceso en él desarrollado es prácticamente desconocido. De ahí que esta década sea identificada casi exclusivamente por la influencia en las esferas de poder político de los generales Lorenzo Salazar y Máximo Blanco. Esta reducción tan fuerte del proceso histórico desarrollado en dicho período limita la comprensión de una diversidad de aspectos que contribuyeron al desarrollo posterior del sistema político costarricense, y específicamente del sistema electoral. Entre estos aspectos están la apertura del régimen de ciudadanía, en 1859, al eliminarse los requisitos que impedían a muchos costarricenses ser ciudadanos y electores, es decir, el primero y segundo grados del proceso electoral (las mujeres tuvieron derecho al voto hasta 1949). Igualmente debe mencionarse el proceso que condujo al surgimiento del sistema de partidos en Costa Rica, que se manifestó con fuerza en el período que estudiaremos y se consolidó en la década de los ochentas y noventas del siglo XlX.

A. GOLPE DE ESTADO Y AMPLIACIÓN DE LA CIUDADANÍA

Con el golpe de Estado al presidente Juan Rafael Mora Porras (1849-1859), se vislumbraron cambios en las luchas políticas en Costa Rica. Valga señalar que por entonces el Estado Costarricense había alcanzado un grado importante de consolidación, gracias fundamentalmente a la resolución temprana de los conflictos localistas y a la obtención de una base económica fuerte con la producción y exportación del café. Dicho Estado asumió inicialmente una forma oligárquico-patrimonial, donde pequeños grupos competían por su control a través de la vía electoral o la militar. El primer caso posibilitó el desarrollo de una amplia cultura electoral dentro de un sector de la población, caracterizada por la práctica constante y estable del sufragio. Sin embargo, el recurso armado estuvo presente en no pocas ocasiones aun cuando, salvo la caída de Francisco Morazán (1842), su ejercicio correspondió a pocos actores. De hecho, elecciones y golpes de estado convivieron en una unión forzada y poco convencional, siendo este un rasgo de la vida política costarricense durante las primeras cinco décadas de vida independiente.

La situación inmediata al golpe a Mora, en 1859, se caracterizó, ante todo, por un estado de tensión. En efecto, los movimientos de Juan Rafael Mora en Estados Unidos y Centro América, el apoyo otorgado a este por algunos gobiernos (como Nicaragua y El Salvador), las diversas rebeliones armadas dentro de su territorio y la desconfianza hacia los que, por oportunismo, se adhirieron a Montealegre una vez consumado el golpe, contribuyó a generar esa situación. La Gaceta Oficial manifestó con preocupación, pocos días antes de la invasión de Mora, que

“Tal estado de cosas, mantiene al país en constante espectación y alarma, enjendra la desconfianza, paraliza las transacciones y arruina la agricultura.”[i]

Esta situación obligó, desde un inicio, a dar muestras de apertura y tolerancia, que convencieran a amplios sectores de la población sobre las ventajas del nuevo régimen. Sin embargo, alrededor del presidente provisional, José María Montealegre,[ii] existían múltiples intereses. La columna vertebral del apoyo que recibió se situaba en el sentimiento antimorista. Los conflictos financieros, los resentimientos de algunos militares, las envidias, los favores no concedidos, la represión a las libertades y la perpetuación en el poder fueron las causas que motivaron el golpe[iii], dentro del cual los diversos actores pretendían obtener ventajas personales. No debe extrañar que la mayoría de los altos funcionarios del anterior gobierno dieran su apoyo al nuevo, renegando de todo lo que habían apoyado con supuesta vehemencia.

A Mora sólo lo acompañaron sus más cercanos amigos y colaboradores. Quienes disfrutaron las mieles del poder en el gobierno de éste, no tuvieron el valor o el deseo de defenderlo. De hecho se acomodaron a las nuevas circunstancias y a ellas supieron sacarle provecho, demostrando así el carácter inestable y muy transitorio de las facciones. Así, por ejemplo, en los momentos inmediatos al golpe contra Mora los golpistas establecieron contacto

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