Isabel Allende

Todo comienza con el agradecimiento de Isabel Allende por ser invitada a un congreso en el que la misma va a intercambiar ideas sobra la literatura. Isabel tiene una gran pasión por las palabras, para ella no solo son palabras, son: expresiones buenas, malas, son dulces, amargas, tristes, alegres, son mágicas. En algún momento ella nos menciona que su trabajo era ser periodista, pero que le apasionaba tanto el trabajo que para ella no era un trabajo, era tan simple algo que le apasionaba hacer. Para ese entonces en su país Chile, estaba pasando por un estatus social en el que literalmente se les prohibía leer libros en particulares (sus ejemplares por ejemplo), fue tan duro eso para ella que término mudándose de país junto a su mejor amigo. Fue en España donde una casa editora adquirió su ejemplar para reproducirlo y fue explotado de manera positiva. Sus libros se esparcieron por todo el mundo, llegando a su país natal chile, de manera “ilegal”, la gente pasaba los libros dentro de bolsas de alimento, entre la ropa, le sacaban la portada para poderlo entrar, le sacaban copia, tan así que fueron miles, los emails que la misma recibió por el mismo, tan así que un famoso político con un puesto grande, le advirtió que era buena su novela, y que siguiera escribiendo pero que por favor “no escribiera nada en contra al estatus político y social del mismo”. Es de ahí que la misma señala cómo es posible que un político no le tenga miedo a robar, a dejar sin comer a alguien, a hacer trabajos deshonestos, pero que si le tenga miedo a una novela, a las palabras, por eso Allende defiendo que las palabras son como magia. Las palabras tienen algo sobrenatural capaz de cambiar la imagen de pensar de alguien, de hacer historia, y también de cambiar un país. Finalmente Isabel nos habla como fueron surgiendo sus próximas novelas, y cómo fue que todo fue cayendo en su lugar sin dejar de expresar que las palabras tienen magia.

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