Jose Maria ArguedaD
Enviado por nietzsche • 8 de Noviembre de 2012 • 5.252 Palabras (22 Páginas) • 556 Visitas
INTRODUCCION
Arguedas es el escritor de los encuentros y desencuentros de todas las razas, de todas las lenguas y de todas las patrias del Perú. Pero no es un testigo pasivo, no se limita a fotografiar y a describir, toma partido.”, (Gustavo Gutiérrez, Entre las Calandrias)
José María Arguedas, es sin duda el máximo exponente del Indigenismo, jamás antes la nacionalidad y el alma indígena habían sido representadas con tanta autenticidad.
Nacido en el corazón de la región andina, Andahuaylas, una de las zonas más pobres y olvidadas de nuestro Perú, producto del encuentro de dos culturas diferentes, generando en su alma un conflicto profundo entre su amor a la cultura indígena que deseaba se mantuviera en su estado puro y su deseo de redimir al indio de las condiciones paupérrimas en que vivía.
Sus obras son el resultado de sus experiencias entre dos mundos opuestos inspirándose en la diversidad cultural, para tratar de cambiar el Perú a través de la literatura. Ese Perú que a cuatro décadas de su fallecimiento, sigue siendo una sociedad hipócrita, violenta, que discrimina y margina, y donde aún no entendemos que todos somos iguales, que somos peruanos con un mismo pasado histórico del cual debemos sentirnos orgullosos.
Arguedas, fue pues producto de una época y de las circunstancias familiares, culturales, sociales y políticas que lo rodearon, pero es también resultado de la actitud de una parte de la intelectualidad peruana que no supo reconocer en ese momento la verdadera dimensión de su obra. De alguna manera se sintió más despreciado e incomprendido que amado lo que tal vez lo llevo a su decisión final de suicidarse.
“Vamos todos a la búsqueda de una Sociedad más Justa y Fraterna”
JOSE MARIA ARGUEDAS ALTAMIRANO
I. VIDA
José María Arguedas Altamirano, nació en Andahuaylas el 18 de enero de 1911 Sus padres fueron don Víctor Manuel Arguedas Arellano, abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y doña Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas. Quien fallecerá producto de Cólicos Hepáticos, dejando a nuestro autor de dos años y medio de edad, pasando entonces a vivir a la casa de su abuela paterna doña Teresa Arellano.
En 1915, su padre al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de Lucanas (departamento de Ayacucho), se trasladó a dicha sede, donde en 1917 se casó en segundas nupcias con una rica hacendada de San Juan de Lucanas, doña Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco, entonces la familia se trasladó a Puquio y Luego a San Juan de Lucanas, siendo este viaje para José María, todo un acontecimiento y el cual recordaría siempre. Al año siguiente, el y su hermano Arístides, continuaron sus estudios en San Juan de Lucanas, viviendo en la casa de la madrastra. En 1919, Arístides fue enviado a estudiar a Lima y José María continuó viviendo con la madrastra.
Al poco tiempo el padre fue cesado como juez por razones políticas y hubo de trabajar como abogado itinerante, dejando a su hijo al cuidado de la madrastra y el hijo de ésta Pablo Pacheco, quienes le daban tratamiento de sirviente, mandándolo a a convivir con los criados de la hacienda, de la cual solo lo recogían a la llegada de su padre
En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la opresión del hermanastro. Se refugiaron en la hacienda Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas, donde vivieron dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y aprendiendo sus costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en peregrinaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, conociendo así más de 200 pueblos. Pasaron por Huamanga, Cuzco y Abancay. En esta última ciudad ingresó como interno en el Colegio Miguel Grau de los Padres Mercedarios, cursando el quinto y sexto grado de primaria, entre 1924 y 1925, mientras su padre continuaba su vida itinerante y su hermano Arístides seguía su educación en Lima.
En 1926, junto con su hermano Arístides empezó sus estudios secundarios en el colegio San Luis Gonzaga de Ica, en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta entonces su infancia, pues hasta entonces había visitado la costa solo de manera esporádica. Cursó allí hasta el segundo año de secundaria y sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos, tanto de parte de sus profesores como de los mismos alumnos. Se enamoró intensamente de una muchacha iqueña llamada Pompeya, a quien le dedicó unos acrósticos, pero ella lo rechazó diciéndole que no quería tener amores con serranos. Él se vengó llegando a ser el primero de la clase en todos los cursos, derrumbando así la creencia de la incapacidad intelectual del hombre andino.
En 1928 reanudó su vida trashumante otra vez en la sierra, siempre junto a su padre. Vivió entre Pampas y Huancayo; en esta última ciudad cursó el tercero de secundaria, en el colegio Santa Isabel. Fue allí donde se inició formalmente como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha; se dice también que por entonces escribió una novela de 600 páginas, que tiempo después le arrebataría la policía, pero de la que no ha quedado huella alguna.
Cursó sus dos últimos años de secundaria (1929-1930) en el Colegio Nuestra Señora de La Merced, de Lima, casi sin asistir a clases pues viajaba con frecuencia a Yauyos para estar al lado de su padre, que se hallaba agobiado por la estrechez económica. Aprobó los exámenes finales, terminando así sus estudios escolares prácticamente estudiando sin maestro.
En 1931, ya con 20 años de edad, se estableció permanentemente en Lima e ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para estudiar Literatura. Allí, contra lo que esperaba, fue recibido con cordialidad y respeto por sus condiscípulos, entre los que se contaban los futuros filósofos Luis Felipe Alarco y Carlos Cueto Fernandini, y los poetas Emilio Adolfo Westphalen y Luis Fabio Xammar. A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año siguiente, se vio forzado a ganarse la vida entrando a trabajar como auxiliar en la Administración Central de Correos de Lima. Era apenas un puesto de portapliegos, pero los 180 soles mensuales de sueldo aliviaron sus necesidades económicas a lo largo de cinco años
En 1933 publicó su primer cuento, «Warma kuyay», publicado en la revista Signo. En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires y que inauguró una nueva época en la historia del indigenismo literario. En 1936 fundó con Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del Pino y otros, la revista
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