Leonora Carrington

Leonora: Alquimista de sueños y realidades.

Elena Poniatowska nos presenta en su libro “Leonora”, ganador del Premio Biblioteca Breve 2011 de la editorial Seix Barral, el relato biográfico de la artista inglesa Leonora Carrington. La estructura se divide en cincuenta y seis capítulos titulados, por lo general, con una sola palabra, nombre o frase que nos introduce al mismo. Por las características mismas de la vida de Leonora Carrington, así como la habilidad escritora de Poniatowska, a lo largo del relato, el lector suele sentir que lee una novela nacida de la inventiva de la autora, siendo en realidad una biografía.

Está escrito en tercera persona. El lector puede llegar a sentirse inmerso en la narrativa del discurso de tal manera que se convierte en espectador directo, haciendo que la barrera espacio-tiempo se destruya y se establezca una conexión directa con la protagonista.

La autora evita sistemáticamente datos superfluos y descripciones precisas de los lugares, entornos o personas ajenas a la atención de Leonora. Lo que importa en esta obra es la vida y la forma de pensar de la pintora. Sus ideas y sentimientos son expuestos al lector como si fuese ella misma quien las extenuara. Ella nació con un designio y, tal vez, con un destino por el que lucho siempre: la libertad de ser ella misma.

Leonora nació el 6 de abril de 1917 en Lancashire, Inglaterra, en el seno de una acaudalada familia dedicada a la industria textil. Desde su infancia tuvo a sus pies todas las ventajas y privilegios sociales de la alta alcurnia, propiciados por su padre Harold Carrington que, sin embargo, ella rechazó, cuestionó y negó desde su niñez.

Acostumbrada a romper las costumbres, Leonora accedió al mundo escolar de principios del siglo XX con el pie izquierdo. Nunca pudo adaptarse al sistema escolar presente en aquella época y, mucho menos, al secular. Su espíritu libertario chocaba contra todas las pretensiones religiosas que pretendían imponerle, por lo tanto, fue expulsada varias veces.

Su familia por fin comprendió que su misión en esta vida estaba enfocada hacia las artes. El apoyo que recibió por parte de su familia nunca fue suficiente, aunque para Leonora era hasta innecesario. Maurie, su madre, siempre procuró estar atenta de la vida de su hija. Quien nunca pudo comprender el ímpetu de libertad, cual yegua despotricada, fue el padre de Leonora ya que la desheredó por no seguir y cumplir con su estilo de vida.

En París conoce a Max Ernst quien pasa a ser parte fundamental de su vida. Con él vive un amor de magnitudes inauditas. Gracias a esta relación comienza a conocer a todos los grandes artistas surrealistas de la época: André Breton, Luis Buñuel, Pablo Picasso, Marcel Duchamp, entre muchos otros más. Este grupo de artistas la llegan a considerar como la excelencia de arte surrealista y la personificación de cómo debe de ser la mujer, a pesar de ello, Leonora nunca se auto-nombra como surrealista, pues pretende que su obra sea igual de libre que ella.

El romance que vive con Max la lleva a descubrir sus verdaderas habilidades como artista, pues él le enseña a experimentar el mundo con otra perspectiva, sintiendo la inspiración constante de la naturaleza. Le transmite una forma de ver las cosas que la rodean con distintos ojos y, de esta manera, poder transformar el mundo sobre el lienzo.

La autora del libro logra narrar los acontecimientos funestos de la Segunda Guerra Mundial de una forma sublime. Leonora durante este tiempo vive con Max Ernst en una pequeña casa con viñedo en el pueblo de Saint-Martin d’Ardéche. Max, de origen alemán es detenido y mandado a un Campo de Concentración Nazi, ya que los extranjeros alemanes no eran bien vistos en Europa y, mucho menos, si ellos eran artistas tan polémicos como él.

Esto le causó a Leonora una crisis existencial tan fuerte que, después de diversas cuitas, termino siendo hospitalizada en el Manicomio de los doctores Morales. Ahí se encuentra aislada de toda la realidad y es sujeta al tratamiento del Cardiozol, una técnica psiquiátrica de terapia de choque y

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