Literatura.La niña de plástico.

Universidad Autónoma de Nuevo León

Preparatoria 23

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Unidad de aprendizaje: Literatura        

         Nombre de la actividad: Integradora

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Alumno: _____________________________________________

                Apellido paterno                       Apellido materno                                  Nombre

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Matrícula: ________________                     Grupo: 336

Semestre 3

Nombre del maestro: Yereiri Getsemaní Garza

Santa Catarina, Nuevo León a  19 de Agosto  2016

La niña de plástico.

Esta es la historia de la niña de plástico. En realidad este no era su nombre, pero en sus adentros se llamaba así misma de esa manera, porque su interior era imposible de ablandar pero no si se encontraba con el fuego de un alma poderosa. Entonces, su plástico se fundirá dejando solo a una niña.

Tenía ojos inocentes, pero el alma podrida. En realidad no era como las demás niñas, porque los demás de su clase permanecían embotellados, pero la niña de plástico no tenía una botella propia y por eso no pertenecía a su clase o una fila de botellas, pertenecía a Ningún Lugar. 

En Ningún Lugar no existía el Sol o La luna, no existía el anochecer o el amanecer, para sus ojos todo era tan borroso que era imposible saber en dónde se encontraba. Caminaba sin rumbo porque en Ningún Lugar tampoco existían direcciones, ni siquiera tenía un nombre, un vecino o voz. No se encontraban más casas, así que ningún autobús podía dejarla a casa, siempre debía caminar ciega y tambaleante, sin ayuda y sin nadie que estuviese dispuesto a ayudar a una niña extraña.

La niña de plástico sólo era una niña de plástico. A pesar de ser hermosa, nadie se fijaba en ella porque era demasiado ciega para que alguien la quisiera. Para ser amada debías ver a los ojos a quién te besa, deberías sentir la calidez de un par de manos rodearte, pero ella tampoco tenía tacto. No había nada excepcional tanto en su interior como en el exterior, ¿cómo iba a ser especial de alguna manera si ni ella misma era capaz de verse?

Era una espectadora del mundo borroso, donde sólo veía pasar figuras y susurros de "te amo" de chico a chica, seguía órdenes y a dónde la guiaban era a donde ella iba.

Lo único visible e inalcanzable para ella era el cielo, le gustaba la forma en que a veces era morado o azul, una gama de colores y nubes vivas que le hablaban cuando quería escuchar voces reales. Porque, los "te amo" de los demás parecían voces falsas, sólo las nubes eran reales para ella. Entre más lejos estuviese su fantasía de vivir entre colores y besar estrellas, más claro se podían ver para aquellos ojos ciegos.

Podía pasar horas hablando con las nubes, quienes siempre sabían que decirle.

“Sólo nos necesitas a nosotras, siempre estaremos sobre ti”, le decían.

Ella no conocía de palabras de amor reales, pero como eran los únicos que le dirigían la palabra es por eso que creía que la autoridad les daba derecho de tener su cariño. Era ingenua, muy ingenua.

A pesar de todo esto, la niña de plástico jamás pidió ser curada. Le gustaba vivir en su cuarto número uno y número final de Ningún Lugar, a veces lloraba porque no era capaz de ver el mundo como los demás, a veces se lastimaba hasta hacer sangrar sus ojos, pero en el fondo sabía que ella jamás sería una embotellada.

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