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Lo Aprendi Cortando Un Arbol


Enviado por   •  5 de Febrero de 2014  •  619 Palabras (3 Páginas)  •  277 Visitas

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Yo tenía más o menos veinte años, por supuesto vivía con mis padres y a decir verdad, yo era el tipo de joven que no tenía ningún plan en la vida que fuera más lejos de los próximos dos fines de semana. Recuerdo que justo era un sábado y mi plan era salir a almorzar y luego al cine con mi entonces novia… mi sabio padre tenía otros planes para mí.

En nuestro patio, muy bien cuidado por mi madre debo agregar, había un árbol de izote que, no me pregunten como, tenía un tronco de por lo menos un metro de diámetro y una altura de unos tres metros. El dichoso y sobre alimentado izote no era más deseado en el patio de mi madre así que mi versión del principio de los años dos mil fue encargado con la titánica tarea de cortar el izote.

Me levante temprano, cosa que para mí significaba las nueve de la mañana, para cumplir con la faena.

Como en ese entonces no existía ni Wikipedia, ni Youtube y Google no era lo que es ahora, para mi ayuda no tenía más que mi lógica, un par de guantes y un corbo; ¡pero por Dios era estudiante ingeniería y llevaba matemática tres con el ingeniero Escapini!.. ¡Tengo que poder cortar un pobre árbol de izote fácilmente!.. ¡Si Neto Mena! (sarcasmo)

Inicié cortando las ramas superiores tratando de prever esfuerzos adicionales en el futuro; todo iba bien y según lo planeado. Luego llegue al tronco, con los guantes puestos y mi súper corbo comencé a cortar el tronco… esta tarea me tomo no la hora proyectada si no que tres horas y una llaga en el pulgar de color amarillento por la fricción con el guante.

A pesar de las heridas, cansancio, dolor de hombros y demás, esto ya era personal; un árbol no me iba a vencer ¡Jamás! mi honor y el de mi familia estaba en juego. Soy Neto Mena hijo de Neto Mena primogénito de la camada, ¡rendirse no era una opción!

Almorcé, limpié mi herida y me dedique a sacar el muñón que había quedado. En el camino me di cuenta porque el izote sirve para evitar erosión de la tierra, ese bendito árbol tiene una maraña increíble de raíces rojas y delgadas pero fuertes como ella solas, que van profundo y en todas direcciones, estas están por debajo del tronco por lo que hay que cavar mucho para llegar a ellas, cortarlas y por fin desprender el tronco de la tierra. Para no alargar el cuento, me tomo cuatro horas sacar el muñón… ni que fuera un árbol sequoia, yo sé, pero bueno, ¡salió al fin!

El recuento era: siete horas de trabajo duro, una llaga muy dolorosa y creo que infectada, dolor de cuerpo, cero energías, una novia enojada, un premio de mi padre y lo más importante, un sentimiento de satisfacción grandísimo.

Parece historia de “Los Años Maravillosos”, pero también hay buenos padres en la vida real ¿saben?

Para todos hay cosas que aprendemos con consejos o viendo a otros, pero también hay cosas que aprendemos necesariamente viviendo. Ahora veo atrás

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