Los pinzones de las islas Galápagos
Enviado por imguibana • 9 de Junio de 2014 • 2.815 Palabras (12 Páginas) • 418 Visitas
Los pinzones de las islas Galápagos son un símbolo de la evolución de las especies. Ligados a la revolucionaria figura de Charles Darwin, aparecen en todo libro de texto y artículo divulgativo como una imagen histórica, una reliquia centenaria perteneciente al pasado de la Biología Evolutiva. Pero no son solo historia. En las últimas décadas, estas aves han protagonizado rápidos eventos de evolución a tiempo real, archivados en varios estudios científicos, sobre los que nos pondremos (brevemente) al día a lo largo de esta entrada.
A mil kilómetros del Cabo de San Lorenzo, en Ecuador, inmerso en el profundo azul del Océano Pacífico, se levanta un escenario volcánico de belleza sin igual, un templo natural salvaguardado en buena medida de la profanación humana y un lugar dónde la naturaleza, con su hermosa y cruenta prosa, nos muestra algunas de sus más fascinantes cartas. Sobre el infinito ponto se elevan las islas Galápagos, archipiélago indomable que constituye hoy uno de los Parques Nacionales y Reservas Marinas más importantes del mundo.
Su fama se debe en gran parte al importantísimo aporte que supusieron para revolucionar toda una rama del árbol de la Ciencia, la Biología. Charles Darwin, famoso naturalista, en su largo peregrinaje a bordo del HMS Beagle, arribó a estas islas el 15 de septiembre de 1835. Maravillado por la extraordinaria biodiversidad de estas islas, recolectó numerosos especímenes y tomó valiosas notas, que en un futuro resultarían apoyos fundamentales para levantar lo que sería el futuro marco teórico que explicaría el origen de las especies, del hombre y de la complejidad biológica. Aunque si en algo pudo haberse equivocado, es que la Selección Natural, puede ser mucho más poderosa de lo que nunca hubo imaginado.
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Las Galápagos son un basto archipiélago volcánico de todavía rugiente actividad. Las tierras emergidas más antiguas han sido datadas en 3 – 6 millones de años de edad. Lo cual se contradice con los estudios moleculares, que indican que ciertas especies endémicas de estas islas se originaron mucho antes. ¿Cómo esto es posible? ¿Han errado los eficaces métodos de datación? ¿Quizás los estudios moleculares? En realidad, ambas afirmaciones podrían ser ciertas. Recientemente se han descubierto islas sumergidas aún más antiguas, de 5 a 11 millones de años de edad. Y según las sospechas de algunos geólogos, en esta zona del Pacífico las islas volcánicas han estado emergiendo y hundiéndose, como mínimo, desde los últimos 15 – 20 millones de años (Ref. 21).
En cualquier caso las modernas Galápagos son un oscuro laberinto. Encontramos 233 cuerpos emergidos (entre islas, islotes y rocas) de los cuales tan solo 18 superan el kilómetro cuadrado (Ref. 15). Y también son un lugar con un clima hostil e impredecible. Si bien las temperaturas están amortiguadas por el océano (oscilan entre 16º y 28º C), las precipitaciones son traicioneras como la religión. A nivel del mar oscilan endemoniadamente, intercalándose años donde la sequedad es tolerable (entre 300 y 600 mm anuales) con otros años secos como la mojama (con menos o mucho menos de 200 mm anuales) (Ref. 13).
Mapa del archipiélago de las Galápagos con las principales islas. Crédito: Instituto Nacional de las Galápagos. Ecuador
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Aún así la vida ha conseguido prosperar y adaptarse a estas islas. ¿Quién no ha oído hablar de sus pesadas tortugas terrestres, de sus iguanas torrándose al Sol o de sus alcatraces de llamativas patas? Y en medio de esta fauna única, encontramos a los pinzones de Darwin. Mas no son verdaderos pinzones. Los pinzones que encontramos en nuestras tierras del Viejo Mundo pertenecen a la familia Fringillidae, a la cuál también pertenecen nuestros canarios, caverneras (= jilgueros) o verderones (nombres que seguro sonarán a los aficionados de las aves, y pertenecientes a avecillas comunes de nuestras tierras ibéricas) y concretamente al género Fringilla.
Los pinzones de Darwin también son fringílidos, pero pertenecientes a una rama distinta a la del linaje de los pinzones del Viejo Mundo. Hoy se sabe que comprenden 15 especies divididas en 4 géneros (Geospiza, Camarhynchus, Cactornis y Certhidea), donde 14 son endémicas a las islas Galápagos y una se halla en la isla del Coco, adyacente a las pacíficas costas de Sudamérica. Y los estudios moleculares han demostrado que todos forman un único linaje, una rama independiente y exclusiva de la familia de los fringílidos, cuyos parientes más cercanos residen, como era de esperar, en Sudamérica, desde Venezuela hasta Bolivia, incluyendo Ecuador (Ref. 19).
Radiación y diversidad de los pinzones de las islas Galápagos. Crédito: Belmont Secondary
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Pero hace más de un siglo, el primer acercamiento de la ciencia a estas aves fueron las recolecciones realizadas por Charles Darwin, mas al contrario de lo que se cuenta habitualmente, no supusieron una inspiración inmediata. Los animales fueron llevados a Inglaterra, donde fueron identificados por el ornitólogo británico John Gould, quien las separó de los pinzones del Viejo Mundo. Recordemos que en esa época siquiera disponían de las mínimas bases de la genética. Y aún así, Gould las consideró aves exclusivas de aquel archipiélago. No solo eso, sino que realizando una acertada predicción, las reconoció como semejantes a otras aves de las adyacentes tierras de Sudamérica (Ref. 24). Pero Darwin no solo estimó ambos datos: “El más curioso hecho es la perfecta gradación en el tamaño del pico en las diferentes especies de Geospiza, desde tan grande como el del picogordo hasta el del pinzón, y (si Mr. Gould tiene razón al incluir este subgrupo, Certhidea, en el grupo principal) hasta la de la curruca” (Ref. 2). Solo el mero estudio de estas aves supuso un importante volumen de datos que fué incorporado al enciclopédico almacén de pruebas que Charles Darwin acumuló para demostrar que, sin ninguna duda, las especies cambiaban y se originaban a lo largo del tiempo, en un proceso que hoy conocemos como evolución.
Izquierda. Pinzones de Darwin. Derecha. Aves que encontramos en la Península Ibérica y hemisferio norte en general
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Geospiza rostris y la multifacética Selección Natural.
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Izquierda. Rosemary Grant. Derecha. Peter R. Grant. Crédito: Explore Evolution. University of Nebraska
Desde hace más de un siglo, los pinzones de Darwin son considerados descendientes de un único linaje de aves, que alcanzó estas islas desde el cercano continente americano y que, con el paso del tiempo, modificaron sus cuerpos y modo de vida para ocupar los numerosos nichos ecológicos
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