Oyama Masutatsu
Enviado por motta_chile • 16 de Octubre de 2014 • Tesis • 1.428 Palabras (6 Páginas) • 178 Visitas
Nació en el 12 de julio de 1923 en Wa-Ryong-Ri Yong-chi-Myon Chul Na Do, Corea del Sur. Su nombre de nacimiento Choi Young-Eui (최영의), pero cuando emigró a Japón adopto el nombre japonés Oyama Masutatsu (大山 倍達), que es una transliteración de 'Baedal' (倍達). 'Baedal' fue un antiguo reino coreano conocido en Japón en aquellos tiempos como "Antiguo Choseon". 'Masutatsu' también puede pronunciarse 'baitatsu' en Japonés.
Fuè enviado a Manchuria para vivir en la granja de su hermana, debido a su rebeldìa y a las continuas peleas con su padre, quien era considerado como líder de su comunidad, pero quien bebìa mucho y golpeaba a su madre. A los 9 años empezó a estudiar una expresión sureña del arte marcial chino del chuan fa (el camino del puño o kempo, en japonès) o kung fu / wu shu. A la edad de 12 años volvió a Corea donde continuó su entrenamiento en artes marciales chinas. Más adelante viajó al Japón, a la ciudad de Tokio para convertirse en piloto, lo que no logró. Durante este tiempo empezó su instrucción en Boxeo occidental, lucha olímpica y Judo. Un día tras observar a unos estudiantes que estaban entrenando Karate, se interesó y fue a entrenar en este dojo, era la clase del maestro Gichin Funakoshi en la Universidad de Takushoku, donde él aprendió el estilo Shotokan de karate. Oyama, considerò al maestro Funakoshi, como la persona que le enseño la diferencia entre ser un peleador y llegar a ser un guerrero del Budo.
Su progreso en su entrenamiento fue muy impresionante, a los 17 años él era ya un Segundo Dan, y a los 20 obtuvo el Cuarto Dan. Durante este tiempo se interesó seriamente en el Judo, alcanzando tambièn el grado de Cuarto Dan. En este tiempo entró el Dai Nihon Butokukai, una academia de entrenamiento para el Ejército Imperial Japonés, que se especializaba en la guerra anti-guerrilla, el espionaje, el combate cuerpo a cuerpo, y con armas de fuego. Oyama estuvo 2 años en esta organización dentro del grupo de Nagano que se disolvió con la llegada de los paìses aliados al Japòn, al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
Posteriormente continuó su entrenamiento bajo la dirección de So Nei Chu, quien también era un ciudadano Coreano (de la misma provincia de Oyama) radicado en Japón, el cual era experto en el estilo Goju Ryu y discípulo del fundador del estilo en Japòn, el maestro Chōjun Miyagi. Fue él quien incentivó a Oyama a emprender su retiro a las montañas para fortalecer sus habilidades técnicas y templar su espíritu. Fue acompañado por uno de sus propios estudiantes, pero después de seis meses de aislamiento, el estudiante huyó secretamente durante la noche. Oyama tuvo que continuar solo su vigoroso entrenamiento que llegó a ser aún más duro debido a la soledad. Fue en esos momentos que sintió deseos irresistibles de abandonar su entrenamiento y regresar a la civilización. Al saber esto el Maestro So Nei Chu le envío una carta a Sosai Oyama diciéndole que se afeitara una de sus cejas para suprimir su urgencia por regresar, debido a que esto le provocarìa mucha vergüenza (dentro de la cultura oriental), y por supuesto que a Oyama no le gustaría que nadie lo viera bajo esas condiciones. Esto, junto con otras conmovedoras palabras lo convencieron para continuar con su entrenamiento, decidido a llegar a ser el más poderoso karateka en Japón, finalizò su entrenamiento después que 18 meses en las montañas.
Unos meses más tarde en 1947, después de volver a la civilización, probó sus habilidades en la división de Karate en el primer Campeonato Nacional de Artes Marciales, del Japòn en la categoría sin peso; torneo del cual salió campeón. Sin embargo, él sentía aùn un gran vacío en su vida debido a que no había completado los 3 años de aislamiento en las montañas. Bajo estas circunstancias decidió dedicar su vida completamente al karate, fue así como comenzó otra vez su aislamiento de la sociedad, esta vez escogió la montaña de Kiyozumi localizada en la Prefectura de Chiba. Él escogió este sitio por su ambiente y su paisaje, los cuales producían un levantamiento espiritual.
Desde entonces su entrenamiento llego a ser extremadamente riguroso, 12 horas al día, siete días a la semana, no dejaba días de descanso. Su entrenamiento consistía
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