PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO INFANTIL

“El amor es la fuerza más humilde, pero más poderosa que existe en el mundo”

Gandhi.

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO INFANTIL

HISTORIA DE VIDA DE:

JULIAN ALEJANDRO TILAN CUXIN

POR:

Carla Alejandra Góngora Vela

No me gusta que me regañen

Me pone de mal humor y me molesto muy rápido

En medio de grandes árboles frutales y a orillas de la sierrita de la Ruta Puuc se encuentra enclavada la vivienda de Alejandro, el tupido follaje de los árboles de la región y pequeños arbustos cubren gran parte de su vivienda, una vivienda donde la modernidad y el bienestar social pasaron de largo. La vista del imponente cerro atrae la mirada de propios y extraños pero para ellos es un cerro, un simple cerro y nada más.

La casita de paja de Alejandro se encuentra a punto de derrumbarse y por si fuera poco su vivienda apenas es una de las tres que se encuentran alojadas en un pequeño espacio que tiene que compartir con sus tres hermanas y su abuelita, aunque lo de vivienda es casi una ilusión, si consideramos que cada una apenas tiene dimensiones de tres por tres.

Alejandro siempre fue un niño vivaracho y travieso como cualquier niño de su edad, a los dos años edad ya caminaba con facilidad y sorteaba grandes rocas de laja que obstruían su paso hacia la calle. Su abuela siempre estaba al cuidado de él ya que su madre tenía que lavar ropa y su padre cargar huacales en la central de abastos de la población de Oxkutzcab, un sitio cien por ciento frutícola.

Sus hermanas dicen que Alejandro aprendió a hablar con facilidad y podía comunicarse para pedir o más bien para exigir lo que creía él que le pertenecía, una situación normal si consideramos que la egocentricidad es característica común para su edad.

A los tres años Alejandro empezó a presentar cuadros constantes de resfriados lo que desencadenó en asma, enfermedad que vino a desbalancear un poco más su precaria economía familiar, ya que los continuos viajes al hospital parecían no tener fin.

La edad de Alejandro no le permitía comprender sus problemas de salud pero sabía que no era como todos los niños de su barrio.

A los 3 años Alejandro ingresa al kínder, un periodo donde desarrolla todas sus habilidades motoras y psicomotrices, se da cuenta de que el mundo que lo rodea tiene determinadas características y cualidades, comprende que existen otras formas de relacionarse, de jugar y sobre todo de reglas que tiene que cumplir para poder desenvolverse en sociedad. Aprende que existen niños y niñas y que cada uno desempeña un rol diferente.

A la edad de seis años y con las competencias propias de su edad su madre decide inscribirlo en la escuela estatal Jacinto Canek, una escuela según su abuela para ricos, debido a que la mayoría de los niños que allá asisten son hijos de profesionistas, la madre está consciente de ello y por eso insiste en que él asista allá por la exigencia de los profesores y porque además su hermanas estarían al pendiente de él.

El primer año de primaria fue un gran reto, a un lado quedaban los juegos y ahora tenía que hacer frente al desarrollo de habilidades concretas donde la inteligencia, el análisis y la reflexión eran necesarios para llegar a resultados concretos.

Conforme pasaban los meses Alejandro fue adquiriendo las habilidades de lecto-escritura, actividad que logro con el apoyo de sus hermanas que hacían a veces de tutoras debido a los compromisos de sus padres. El avance educativo no fue óptimo pero adquirió lo básico para ser promovido al siguiente curso.

A los siete años

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