Ramón Castilla
Enviado por rousmery96 • 15 de Julio de 2012 • Informe • 1.162 Palabras (5 Páginas) • 505 Visitas
Biografía
En 1855, Ramón Castilla, ordenó el destierro del padre de Gonzáles Prada, hecho que obligó a la familia a trasladarse a Valparaíso, Chile, en un exilio involuntario de dos años. Regresan al Perú en 1857, Manuel González Prada ingresa al Seminario de Santo Toribio, luego lo abandonaría para inscribirse en el Convictorio de San Carlos (Universidad de San Marcos, donde iniciaría estudios de Derecho y Humanidades los cuales no terminaría.
Otra de sus rebeldías fue adoptar una peculiar ortografía fonética inspirada en los principios de Andrés Bello. Sin estudios disciplinados, pero de amplia y profunda cultura (dejó una biblioteca de tres mil volúmenes cuidadosamente leídos), durante ocho años vivió recluido en su hacienda de Mala dedicado a los trabajos del campo y a investigaciones químicas para fabricar almidón industrial, para luego dedicarse muy activamente al periodismo en publicaciones para algunos diarios de Lima, como por ejemplo El Comercio, diario del que fue expulsado ó en efímeras revistas cuales Los Parias o La Lucha. De ahí pasó a la política, en la cual se mostró librepensador, anarquista, feminista y profundamente antiespañol. Su postura hipercrítica en el terreno de las ideas y de la literatura le granjeó no pocos enemigos y le metió en variopintas polémicas periodísticas, en las que, a la manera de uno de sus modelos, Ernest Renan, nunca se defendió y siempre atacó.
Viajó por toda Europa (1891-1898) y en París tuvo un curioso lance con Paul Verlaine a causa del honor mancillado de una señora, insultada en plena calle por el poeta simbolista, que andaba por entonces borracho perdido. Fundó y fue el alma del Círculo Literario, que poco después pasó a constituirse en el partido político Unión Nacional. Desde sus tribunas lanzó flamígeras proclamas nacionalistas, por las cuales mereció el calificativo, por parte de su propio panegirista Rufino Blanco Fombona, de "gallardo animal de presa". Era un enemigo de todo lo viejo y decadente en ideas y literatura y un gran partidario de la europeización del Perú.
Su primer discurso célebre fue leído en El Ateneo de Lima, (1886). Famoso es también su discurso del Politeama en el año 1888, donde proclamó: "¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!", convocando a la lucha por el cambio social, contra las malas ideas y los malos hábitos, contra leyes y constituciones ajenas a la realidad peruana, contra la herencia colonial, contra los profetas que anunciaban el fracaso definitivo de América Latina. Cabe acotar que todos estos discursos no eran dados por el mismo González Prada, sino por otras personas ya que el mismo don Manuel tenía voz de tiple y que, de haberlos pronunciado, les hubiera quitado a sus palabras toda la fuerza de su protesta.
Convertido en la voz del nuevo Perú, que debía surgir de la derrota de la Guerra del Pacífico, denunció los males que el país arrastraba por siglos, entre ellos la indiferencia por la condición infrahumana del indígena; su prédica, hecha en un estilo implacable y cientificista con raíces positivistas (fue un gran divulgador del pensamiento de Auguste Comte, si bien luego se volvió hacia lo que más detestaba éste, el anarquismo), fue creciendo en intensidad y radicalismo, como lo demuestran sus obras.
Al volver de un viaje por Europa (1898), empezó a divulgar las ideas anarquistas que había descubierto en Barcelona, y fue identificándose cada vez más con los movimientos obreros anarcosindicalistas. Como prosista, González Prada es recordado principalmente por Pájinas libres (1894), que le valió los honores de una excomunión, y Horas de lucha (1908), ensayos donde muestra una creciente radicalización
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